domingo, 11 de junio de 2017

HECHOS AISLADOS E INMIGRACIÓN.


 (Nos engañan. No es políticamente correcto decir la verdad.)





HECHOS AISLADOS E INMIGRACIÓN.

El responsable de la Inteligencia española asegura que no existe relación entre terrorismo e inmigración y que la situación de ataques continuos que vive Europa “no es tan grave como parece”. ¿De verdad?

Este miércoles el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, ha asegurado que hay que “quitarse de la cabeza” la vinculación entre la inmigración y el yihadismo. Según el responsable de los servicios secretos españoles la situación “no es tan grave como parece a primera vista, y hay soluciones”. Y ha pretendido tranquilizar a la sociedad alegando que el presupuesto de los servicios de inteligencia ha aumentado en los recientemente aprobados y que su prioridad es la lucha contra el terrorismo.

Desde que comenzaron los ataques islamistas contra Europa, con la muerte de doce personas en el ataque a Charlie Hebdo y una tienda kosher en París en Enero de 2015, las autoridades europeas han mantenido dos líneas argumentales que se repiten en todos los casos de atentado islamista. La primera de éstas es el recurrente “hecho aislado para referirse a los atentados cometidos por terroristas islámicos en países occidentales. 

 La segunda consiste en insistir en el mensaje de que la política migratoria de puertas abiertas dictada desde la Unión Europea, y aceptada sumisamente por la mayoría de los gobiernos europeos, no tiene nada que ver con estos asesinatos.

Pero, como viene publicando La Gaceta desde que comenzó la crisis de los refugiados, los hechos desmienten las palabras del responsable de nuestros servicios secretos. Es más, las dos líneas argumentales, la de los hechos aislados y la del blanqueamiento de la entrada de inmigrantes y refugiados en Euopa, quedarían apartadas de la realidad.

No pueden ser hechos aislados cuando la cronología de los atentados demuestran que cada vez son más consecutivos y más letales. Tampoco cuando los terroristas islámicos han asesinado a una persona cada tres días de media en países occidentales desde el año 2015.

 El número de asesinatos asciende ya a 332 víctimas contando los ocho muertos del último atentado de londres el pasado sábado. Todo esto sin contar con los miles de heridos de diversa consideración causados por los ataques islamistas contra occidente.

Si los hechos aislados quedan desmentidos con estos datos, la idea defendida por Sanz Roldán de que se debe romper cualquier idea de vinculación entre inmigración y yihadismo también queda anulada por la realidad de los hechos.

Como ya publicó este diario al comienzo de la crisis de los refugiados, en los inicios de la oleada de atentados que padece Europa desde 2015, ISIS estaba introduciendo a terroristas con pasaportes falsos sustraídos de las comisarías de los territorios que ocupaba en sus campañas armadas en diversas zonas de Siria. Unos pasaportes que, al ser originales y no falsificados, son de muy difícil identificación.

También ha quedado clara la estrecha relación entre los atentados terroristas y la condición de refugiados que tenían muchos de sus autores. De hecho, es muy difícil mantener el argumento defendido por Sanz Roldán, después de saber que la policía alemana creó de manera secreta un cuerpo de policías para investigar la vinculación de los refugiados que eran acogidos en su país con el terrorismo islámico. El problema es que ese grupo no actuaba antes de la entrada del terrorista potencial en Alemania, con el consiguiente riesgo de atentado antes de ser localizado. 

Tras el atentado del 13 de noviembre de 2015 contra la sala de fiestas Bataclán, la zona de bares de su entorno y el Estadio de Saint Denis, que acabó con 130 muertos y 300 heridos, supimos que uno de los terroristas que participó había entrado como refugiado. Es más, se tenía su seguimiento controlado desde que llegó a Europa a través de Grecia. Y está claro que no se radicalizó tras su llegada sino que vino con la intención de atentar ya que desde su entrada en Francia hasta el atentado no había transcurrido ni un mes. Además, la policía investigó a otros dos participantes en aquel brutal atentado por su posible estatus de refugiado.

En marzo de 2016 Bruselas era azotada por dos atentados coordinados que acabaron con la vida de 32 personas en el aeropuerto y el metro. El organizador del atentado había sido uno de los participantes en los atentados contra el Bataclan, Salah Abdeslam. Junto a él habían participado otros dos terroristas islámicos que habían llegado a Europa como refugiados. Eran Sofiane Ayari y Naim Al Hamed, que entraron en Europa tras llegar a la isla de Leros el 20 de septiembre de 2015. Dese allí se habían trasladado al puerto de El Pireo y fueron recibidos por Abdeslam el 3 de octubre de 2015 en la ciudad alemana de Ulm. 

En Alemania, que tiene uno de los gobiernos más empeñado en que Europa siga con la acogida masiva de refugiados, la Policía tuvo que reconocer, en septiembre de 2016, que varios refugiados habían sido detenidos por haber organizado células terroristas tras llegar al país.
Fue el mismo cuerpo policial que, tras los ataques masivos de musulmanes sobre mujeres alemanas en varias ciudadaes del país durante la nochevieja de 2015, ocultó la información de la procedencia de los agresores durante cuatro días. 

Y solamente lo hizo público cuando la presión de las víctimas y el trabajo de los medios de comunicación dejaron en evidencia los errores de las políticas migratorias de Merkel.

Ahora vemos cómo Sanz Roldán, el responsable de los servicios secretos españoles, se suma a la propuesta de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) que en diciembre de 2016 pedía que se ocultase la nacionalidad de los terroristas. Una solicitud que hacía este organismo de la ONU en respuesta al concejal del Ayuntamiento de Madrid, Pércival Manglano, y explicaba que “es peligroso e injusto vincular comisión de delitos a si alguien es o no refugiado; generaliza, estigmatiza y provoca miedo. 

 ACNUR pide a quienes ostentan cargos de responsabilidad especial prudencia con sus mensajes en este sentido". Usar el argumento del miedo para ocultar la realidad del terrorismo islámico que tiene como objetivo atemorizar a todo un continente no deja de ser una ironía.

(La Gaceta)

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