lunes, 10 de julio de 2017

UTOPÍAS FUERTES Y DÉBILES.











UTOPÍAS FUERTES Y DÉBILES.

Dice K. Popper, en su libro ‘En busca de un mundo mejor’: ‘El comunismo marxista no es más que la muestra más terrible de todos los intentos por instaurar el cielo en la tierra’.

¿Significa esto que debemos rechazar las utopías? Depende de lo que entendamos por ‘utopía’. Si entendemos algo así como la ‘realización del espíritu absoluto’, siguiendo la senda de Hegel, Marx, Lukács, Adorno, Horkheimer y otros, la respuesta es negativa. Esta idea está vinculada- entre otras cosas- a la noción de libertad verdadera que elimina las contradicciones, frente a libertades ilusorias, como, por ejemplo, la que ofrece el infierno capitalista. Desde la derecha, por seguir con el tópico, F. Fukuyama habla del ‘Fin de la Historia’. De eso se trata. Se realiza la utopía demócrata liberal y ya hemos llegado al final. Ya tenemos el cielo en la tierra.

 Los experimentos emancipatorios han sido catastróficos. Sin embargo, sigue habiendo gente que adora a Lenin y a Fidel Castro y suspira por un ‘hombre nuevo’ que elimine de cuajo esta sociedad capitalista monstruosa.

 Veamos otras aproximaciones de ‘utopía’ menos absolutas. El diccionario de la RAE dice: ‘Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación’.

Aquí hay una distinción que hacer. Por una parte, los que consideran este proyecto irrealizable y, por otra, los que lo ven- a pesar de las dificultades- realizable. Y, por encima de todo, deseable. Tan deseable que, cuando se consiga, alcanzaremos la felicidad total. De ahí que sus apologetas estén dispuestos a pasar por encima de todo para conseguir una sociedad feliz que supondrá el fin de nuestras miserias.

Antes de seguir, pongamos un ejemplo. La revolución en Camboya, dirigida por Pol Pot, pretendía conseguir la igualdad, la justicia y la felicidad completa. Esto en teoría. En la práctica, la reeducación revolucionaria e igualitaria, eliminó- físicamente- a unos dos millones y medio de camboyanos de un total de seis. Con la mejor de las intenciones. Y ya sabemos que las ‘buenas intenciones’ son un monopolio de la izquierda. La derecha ni tiene, ni puede tener, buenas intenciones.

Pero, pasemos de Camboya y otros ejemplos que no nos afectan, porque están muy lejos. Hablar de Camboya es no entender nada, dicen ‘nuestros’ utópicos. La izquierda utópica realmente existente no quiere camboyas. Quiere sociedades libres, justas, igualitarias, con derechos universales y gratuitos. Sin multinacionales, ni ejércitos opresores. Ni la CIA y otras organizaciones que matan y torturan en nombre del capital.

Esta es la utopía de la izquierda post-camboyana. Probablemente Pablo Iglesias es un conocido representante, aunque no el único. Hay que echar a ‘la casta’ para que se pongan ellos. El ejército español es militarista (dijo el alcalde podemita de Zaragoza) y esto es intolerable. No en vano el ex Jemad y ex general Rodriguez, ahora en Podemos, ha dicho que nada de bombas contra los terroristas islámicos. Diálogo y más diálogo. La Iglesia Católica da asco y debe encerrarse en casa. Salario social, comedores sociales, viviendas vacías que serán expropiadas- gratis- para los ‘sin techo’. Luz y agua gratis. Hay que subir los impuestos a los más ricos. Que paguen. Probablemente, la utopía no camboyana es algo así.

Debemos tener claro que la utopía auténtica, de izquierdas, es la utopía igualitaria. Y esto no se podrá conseguir con el capitalismo inhumano que genera ricos y pobres. Usted todavía no se ha dado cuenta porque está alienado, pero esto es así de claro. ¿Qué modo de producción utilizaremos? Misterio.

¿Recuerda el atentado a las Torres Gemelas de 11 de septiembre de 2001? Pues vea como responde un hombre culto, inteligente y de izquierdas, como Dario Fo. Y Premio Nobel de Literatura. ‘Más allá de la identidad concreta de los autores de la masacre, esta violencia es hija legítima de la cultura de la violencia, el hambre y la explotación inhumana… Los grandes especuladores chapotean alegremente en una economía que mata cada año a decenas de millones de personas con la miseria. ¿Qué son en comparación los 20.000 muertos de Nueva York?".

Recuérdelo, este es el verdadero camino de la utopía de izquierdas, democrática y progresista. Nos lo explica con claridad un hombre que no se deja engañar por las falsas luces del neoliberalismo que nos invade. ‘’La economía neoliberal mata a más gente que todos los ejércitos del mundo juntos", dijo en La Tuerka, Público TV, el economista y ambientalista chileno Max Neef. Más claro, agua.

O como dijo el economista- amigo de Podemos- Vicenc Navarro: ‘El neoliberalismo mata y pone enfermas a las clases populares’. Y luego, como es sabido, dado que carecen de protección sanitaria, termina matándolas.

Si usted es progresista puede que no quede impresionado por estas palabras del Papa, en Religión Digital: ‘Vivimos bajo una economía que mata".El Papa Francisco más allá del Neoliberalismo’. ¿Qué más necesita usted para darse cuenta de que vive en la más repugnante inmoralidad si defiende la economía de mercado?

Johan Norberg (en su libro ‘En defensa del capitalismo global’) dice que la creciente prosperidad del planeta se debe al capitalismo. Un estudio acerca de la política comercial de 117 países entre 1970 y 1989 demuestra que con políticas librecambistas el crecimiento era entre tres y seis veces superior al de los Estados proteccionistas’. Y Xavier Sala nos dice que la historia nos da ejemplos de la superioridad de las economías de libre mercado sobre las economías planificadas. Es el caso de Alemania Federal frente a la llamada República Democrática Alemana, o el de Corea del Sur, con una renta catorce veces superior a la de Corea del Norte. O Hong Kong, Singapur, Taiwán y un largo etcétera.

¿Utopías? Sí, pero utopías débiles. Como mejorar el sistema de enseñanza, asistencia integral a las personas realmente desvalidas, disminuir la corrupción, fomentar la lectura, el arte, la ciencia y los valores democráticos. Y un largo etcétera con los pies en la tierra.

Sebastián Urbina.

 (Publicado en El Mundo/Baleares/7/7/2017.)

2 comentarios:

Arcoiris dijo...

Según el Dr. Laurence J. Peter, también los partidos políticos son organizaciones altamente jerarquizadas, en las que se asciende por méritos (Y, en ocasiones, a través de elecciones llamadas “primarias”, que conducen al mismo fin). Eso quiere decir que estamos condenados, más tarde o más temprano, a estar dirigidos por unos gobernantes incompetentes. Como le decía al Dr. Peter uno de sus oyentes: “(…) No sé si el mundo está gobernado por hombres inteligentes que nos están engañando o por imbéciles que no se recatan de serlo”. Todo esto viene a cuento por que me pregunto si ya hemos alcanzado ese nivel de incompetencia o aún nos esperan peores tiempos.

Sebastián Urbina dijo...

El futuro no está escrito.