(La mentira es revolucionaria, siempre que vaya a favor de sus intereses.
Este es el lema del partido socialista obrero antiespañol.
Los socialistas decentes no tienen el poder.)
MENTIR Y MENTIR.
La democracia española, como todas, ha tenido
episodios oscuros: terrorismo de Estado, financiación ilegal, manos pringadas
en la caja, manipulación informativa... Pero la ocupación del poder por parte
de Sánchez ha traído dos novedades que degradan nuestra vida pública de una
manera lacerante.
La primera es que
está gobernando tras haber sido goleado en dos elecciones consecutivas,
una impostura que no se admitiría en ninguna de las grandes democracias
clásicas ni se había consentido hasta ahora en España. La segunda es que el sanchecismo está convirtiendo la mentira en una
práctica normal y aceptada en la vida pública, una carcoma moral en el
corazón del sistema.
En el discurso de su
triunfante moción de censura, a finales del mes pasado, Sánchez prometió desde
la tribuna del Congreso «garantizar la independencia de RTVE».
Más tarde, en la entrevista de cámara que le hicieron en la Moncloa los
periodistas Ana Blanco y Sergio Martín, remarcó su compromiso de que RTVE
«no esté al albur de ningún Gobierno y ningún partido».
Sánchez mintió a los españoles sin
inmutarse, porque días después anunció un decreto para tomar de inmediato RTVE
y someterla a la ideología que preconizan el PSOE y sus socios. Lo hizo
además de la manera más sectaria, excluyendo por completo a la formación más
votada y entregando a Podemos, un partido comunista con solo 45 diputados, la
capacidad de elegir al presidente de RTVE. Lo que siguió ronda el sainete.
Sánchez e Iglesias
barajaron situar al frente de la compañía a periodistas muy menores y
totalmente ajenos al mundo audiovisual. Solo el «no» del
PNV lo ha impedido (por ahora). RTVE es un gigante con 6.400 empleados, mil
millones de presupuesto (345 de subvención estatal), siete cadenas televisivas,
cinco radios, platós, orquesta, web y un archivo que es la memoria de este
país.
¿Cuál es ahora el
criterio único para elegir a su presidente? Que posea una agresiva ideología de
izquierdas, lo que ha llevado a Sánchez e Iglesias a buscar en
pequeños medios digitales que se distinguen por su fogosidad dogmática. Jamás
se había intentado un asalto tan burdo de la cadena que es el rostro de España
en el mundo y un elemento clave de su vertebración. Es ocioso decir que un
abuso así con la BBC provocaría la caída del premier británico que osase a
asaltarla.
Mentir y mentir.
Ábalos proclamaba en enero que jamás aceptarían el voto de los separatistas
para investir a Sánchez. Mintió. Sánchez anunció en su investidura que
expulsado Rajoy del poder convocaría elecciones. Mintió. Acto
seguido se desdijo y ahora pretende agotar la legislatura, pues necesita el
poder para hacerse propaganda. Sánchez prometió apoyar al PP frente a los
separatistas y ser un firme bastión de la unidad de España. También mintió.
Traicionó a Rajoy,
aliándose con los independentistas pese a que acababa de firmar una declaración
conjunta contra ellos en la Moncloa; y sin haber
recibido nada a cambio, ha empezado a hacer concesiones a los nacionalistas,
porque les debe el poder.
¿Trump? ¿»Fake news»? Un pipiolillo.
Luis Ventoso/ABC
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