(El socialismo sanchista es despreciable y debería ser despreciado por los españoles de bien.
Este tipejo trata de tú a tú (como si se tratara de dos Estados) a Torra, un golpista. Ya está todo dicho. El que no lo entienda es tan despreciable como Sánchez y Torra.
PD. El hundimiento de este miserable partido sanchista sería un alivio para España. Algo parecido al hundimiento de un PP marianista.)
SÁNCHEZ NOS HUMILLA.
Supongo -estoy seguro- que la
inmensa mayoría de los españoles sentimos ayer una mezcla de desazón, vergüenza
ajena y enojo al ver al presidente de nuestro país recibiendo en La Moncloa con
gran afabilidad a un mandatario que portaba en su solapa el lazo amarillo.
No se trata de un adorno inocuo. Denigra
a más de la mitad de los catalanes y simboliza la solidaridad con los golpistas
que en octubre se alzaron contra nuestra democracia y nuestro país.
Después
charlaron dos horas y media. Sánchez, que le debe su presidencia al partido de
Torra, le ofreció una comisión bilateral de igual a igual, otorgando así a
Cataluña rango implícito de Estado, y también revisar los fallos del TC que
suspendieron leyes catalanas inconstitucionales (lo cual supone una salvajada
jurídica: el Ejecutivo revirtiendo los fallos del máximo tribunal del país, al
que dejaría así sin autoridad alguna). Después Sánchez se dio un paseíllo
por los jardines monclovitas con aquel al que hace solo dos meses comparaba con
Le Pen. Acto seguido, la vicepresidenta Calvo y Torra valoraron el encuentro.
Calvo
lo consideró «francamente útil». Además, con pésimo estilo y nula lealtad
constitucionalista, en lugar de criticar a los separatistas cargó contra Rajoy:
«A él le hicieron dos referéndum y nosotros en un mes y dos días hemos recibido
al president Torra y hemos hablado durante dos horas y media con él. Este es el
sitio», se jactó, alardeando de su entreguismo ante los sediciosos.
Pero Torra,
que no quiso hacer sus declaraciones en Moncloa, sino en la embajada catalana
en Madrid, cantó La Traviatta y soltó la verdad: contó que transmitió a Sánchez que no renuncia a la autodeterminación y
a buscar la independencia como sea. Resumen: la nueva operación de
márketing sanchicista se salda con que el Gobierno se compromete a ir
erosionando el Estado a cambio de nada (o de algo, lo único que a él le
importa: que Torra no le decomise la llave de La Moncloa).
En esta España de la posverdad televisiva (léase de la
tergiversación sectaria de la realidad) la lectura que se venderá del encuentro
será la siguiente: Sánchez dialoga, no como el retrógrado de Mariano, y ya ha
logrado apaciguar a los separatistas. Por eso se agradece enormemente la
explicación sencilla y nítida que a la misma hora de ayer ofreció Albert Rivera
en el Foro ABC.
En su discurso en el hermoso comedor del Casino de
Madrid, y en sus respuestas posteriores al jefe de política del periódico, Juan
Fernández-Miranda, Rivera explicó que
«la legislatura está agotada» y que padecemos «el Gobierno más débil de la
historia, entregado a Torra, Urkullu y Bildu». También recalcó que
«Sánchez es capaz de cualquier cosa por ser presidente unos meses y va a
permitir que el separatismo se rearme».
Por
último, recordó una abrumadora realidad siempre olvidada: España lleva 40 años
cediendo ante el nacionalismo y lo único que se logra dando privilegios al
separatismo «es agravar la situación, porque el nacionalismo es insaciable».
Rivera dijo la simple verdad de lo que está pasando.
La que no escucharán en televisión.
(Luis Ventoso/ABC)
SÁNCHEZ VENDE ESPAÑA POR UNA BOTELLA DE RATAFÍA.
Euforia en Moncloa tras la reunión de Pedro Sánchez con el racista
Torra. "El señor Torra no es más que un racista al frente de
la presidencia de la Generalidad. De ahí que nosotros dijésemos, y yo en
particular, que el señor Torra no es ni más ni menos que el Le Pen de la
política española", aseguraba Sánchez el pasado 21 de mayo, a diez días de
convertirse en presidente del Gobierno con el voto a favor del grupo del Le
Pen español, entre otros.
De entonces acá, el
racista se ha convertido en todo un presidente, según la cuenta
de Twitter "La Moncloa", que después del encuentro emitía
un trino en catalán cuya traducción es la siguiente: "Más de dos horas de
reunión, cordial y correcta, entre los dos presidentes. Este es un primer paso.
Ahora hay que recorrer el camino juntos". En la foto adjunta aparecen
Sánchez, Torra, el jefe de protocolo de la Generalidad y dos fotógrafos, por lo
que los presidentes deben de ser Sánchez y Torra.
Que Torra sea el presidente de la Generalidad no se lo cree ni él, razón
por la que ha emprendido su valoración del encuentro con Sánchez con la gaita
recurrente de que el presidente de la Generalidad es Puigdemont y sólo
Puigdemont. Sánchez, en cambio, sí que se cree presidente. Vive donde el
presidente, como un presidente, y hace cosas de presidente. Por ejemplo, no da
ruedas de prensa. Prefiere el antedicho Twitter. A través de su cuenta
"Pedro Sánchez", no confundir con "La Moncloa", ha
evacuado una reflexión presidencial
en catalán.
Traducción: "Una crisis política requiere una solución
política. Esta reunión es un punto de arranque constructivo para la
normalización de las relaciones". Tal texto es el pie de
foto de una imagen cenital de Torra y Sánchez subiendo unas escaleras.
De las declaraciones de Torra y la vicepresidenta Carmen Calvo
cabría deducir que el encuentro ha sido un fracaso absoluto. La autodeterminación no cabe en la
Constitución, sostiene
Calvo; la autodeterminación es el único camino, refuta Torra. O sea, lo
mismo que en las reuniones de Rajoy con Mas y Puigdemont. Pues no.
Resulta que Sánchez y Torra se han caído más que bien y su
segunda cita (la primera fue en los Juegos Mediterráneos de Tarragona) alumbra
grandes oportunidades al decir de unos y otros.
El mismo racista que amenaza con
querellas a quienes le llamen racista ha salido entusiasmado de una reunión con
uno que le llamó racista. A su vez, el que llamó racista al racista
le atribuye su misma condición presidencial al tipo que además de racista ha
insultado al Jefe del Estado. ¿Raro? Y más allá. El ambiente está tan
distendido que Calvo ha subrayado que "Estado" y
"Generalitat" negocian la presencia del primero en terreno del
segundo para las fotos del primer aniversario de los atentados de las Ramblas y
Cambrils. Inquirido Torra al respecto ha dicho que sí, pero que el Rey no está invitado.
El secretario del fugado
Puigdemont se ha vuelto a Barcelona más feliz que una perdiz.
Sánchez, el otro "presidente", le ha enseñado todos los aposentos y
rincones ocultos del complejo Moncloa. Torra le ha regalado una frasca de
ratafía, un libro sobre el Valle de Arán y otro con mapas de Cataluña, para que
no se pierda. Sánchez a su vez le ha
regalado España, a tenor del entusiasmo mostrado por el "president"
tras la "cumbre bilateral". ¿Dos presidentes?
(Pablo Planas/ld.)
Los desprecios de la Generalitat que tolera el
Gobierno.
Todavía no se ha
cumplido un mes de la toma de posesión de los ministros del Gobierno de Pedro Sánchez (7
de junio) y el desprecio desde el secesionismo institucional instaurado en la
Generalitat de Cataluña hacia el «diálogo» y la mano tendida mostrados por el
Ejecutivo no ha cejado ni un solo día. A cada declaración de intenciones desde
La Moncloa, el independentismo no solo mantiene el pulso al Estado de Derecho,
sino que aumenta el reto con la restauración de algunas políticas afectadas por
la aplicación del artículo 155 de la Constitución. La Generalitat, en manos de
Quim Torra, no acepta que el Gobierno no quiera «hablar» de llevar a cabo un
referéndum de autodeterminación.
Diplocat, reabierto tras cerrarlo el
Gobierno.
Una de las primeras
medidas que adoptó el gobierno catalán de Torra ha sido la de restablecer el Diplocat -organismo dedicado a la diplomacia
internacional a favor de la secesión- y lo ha hecho argumentando que el
Gobierno ,mientras duró la aplicación del 155, no había dado carpetazo legal al
ente. Para la portavoz de la Generalitat, Elsa Artadi, el Diplocat ha hecho
«una tarea excelente» y, por lo tanto, se le dará «continuidad». Este organismo
se centró en difundir, durante los meses previos al 1 de octubre de 2017 (1-O),
«las bondades» de la secesión catalana y, entre otras tareas, trajo a Cataluña
«observadores internacionales» a favor de la causa secesionista para
divulgarla, después, en el extranjero.
Meritxell Serret, delegada de la
Generalitat ante la UE
En la línea de
mantener «la internacionalización» de la independencia, la Generalitat nombró
la semana pasada a Meritxell Serret nueva
delegada autonómica ante la Unión Europea. Serret estará al frente de una de
las dos delegaciones que el Gobierno mantuvo durante la aplicación del 155 (en
Bruselas y en Madrid), pese a que se fugó de la Justicia española -reclamada
por el Tribunal
Supremo- y está acusada de desobediencia y malversación de
caudales públicos. Serret mantiene la libertad de movimientos -ya que no ha
sido condenada- y utilizará estar en rebeldía para intentar desprestigiar a
España en los foros internacionales en los que tenga cabida. La Generalitat,
además, ha reabierto seis «embajadas» y espera tener operativas, en unos meses,
más de las que ya tenía antes del 155.
Menoscabo al Rey, declaraciones, carta y
dejar la FPdGI
Tras el cambio de
inquilino en La Moncloa, el secesionismo institucional ha reforzado sus
críticas en el Jefe del Estado, el Rey Felipe VI. Con la inauguración de los
Juegos Mediterráneos (Tarragona) como excusa, o un acto en Gerona de la
Fundación Princesa de Girona, desde el gobierno catalán, Junts per Catalunya
(JpC) y ERC se ha acusado al Rey de ser cómplice de las cargas policiales
que la Policía Nacional y la Guardia Civil efectuaron
el 1-O para cumplir con las resoluciones judiciales. En esta línea, Torra,
Carles Puigdemont y Artur Mas exigieron a Felipe VI, por carta, que pidiera
disculpas por su defensa (el 3 de octubre) del Estado de Derecho y la
Constitución. Torra, como protesta, ha dejado la vicepresidencia de honor de la
Fundación Princesa de Girona (FPdGI).
TV3, apoyo mediático, aportación extra de
20,4 millones de euros
Mantener a salvo
TV3, televisión que los grupos independentistas consideran una perla a
proteger. No en vano, los grupos de la oposición han criticado reiteradamente
el sesgo político de sus informativos y reportajes de producción propia. Tras
recuperar la Generalitat, Torra ha inyectado una partida extra de 20,4 millones
de euros para la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales(CCMA).
Un ejemplo del uso partidista de TV3 se dio hace unos días con la emisión de un
documental de la factoría Jaume Roures, en defensa de la actuación de Jordi
Sànchez y Jordi Cuixart el 20 de septiembre, durante el acoso a la comitiva
judicial en la Consejería de Economía. Los Jordis están acusados de rebelión y
en prisión preventiva.
Restitución y depuración: Mascarell,
Molons, López...
Aunque la
restitución de todo el gobierno catalán previo al 155 ha
sido imposible (algunos de los consejeros están en la cárcel, otros están
fugados y algunos cargos intermedios han decidido no repetir), sí se han
resituado varios altos cargos que, según las instrucciones judiciales en
marcha, han formado parte, presuntamente, de la dirección en el intento de
subvertir el orden constitucional en los meses de septiembre y octubre de 2017.
Este sería el caso de Antoni Molons -que fue secretario de Difusión y Atención
Ciudadana de la Generalitat, y está imputado por malversación y desobediencia
en el Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona-
y, tras el 155, ha sido nombrado secretario de Comunicación de la Generalitat.
Otro ejemplo es el de Ferran Mascarell, a quien se le ha restituido como delegado
de la Generalitat en Madrid. Por contra, se ha depurado al jefe de los Mossos
d’Esquadra que asumió el cargo tras la destitución de Josep Lluís Trapero.
Ferran López, quien era el segundo de Trapero hasta octubre de 2017, y quien ha
sido destituido por Miquel Buch, nuevo consejero de Interior.
Torra, Rufián y otros: Unilateralidad,
«otro 1-O», «secuestrados»...
Los líderes de la
Generalitat han dicho una y otra vez que no descartan de nuevo la
«unilateralidad» para conseguir su objetivo: la independencia de Cataluña. Y
para ello, como han confesado entre otros Torra, Artadi y Pere Aragonès,
vicepresidente autonómico y consejero de Economía y Hacienda, «habrá otros 1-O»
y, entonces, auguran, el secesionismo deberá imponerse. Siguiendo el estilo
impulsado durante el mandato de Mas y potenciado por Puigdemont, Torra no
pierde ocasión para intentar ridiculizar al Estado. El último caso, aunque
vendrán más, es el vivido en Washington D. C. (EE.UU.) donde la delegación
autonómica -encabezada por Torra- se retiró de un acto mientras el embajador
español en EE.UU., Pedro Morenés, defendía la Constitución y la modernidad de
España. Otro ejemplo de tensión dialéctica por parte del secesionismo han sido
las intervenciones de Gabriel
Rufián (ERC) en el Congreso. La semana pasada pidió a Sánchez
«diálogo» mientras consideraba «secuestrados» a los presos preventivos y
«hooligan» al ministro Josep Borrell.
(Daniel Tercero/ABC/10/7/2018.)
(Frente al entreguismo, la traición y la
desvergüenza,
combate a los que quieren destruir España.
(Frente al entreguismo, la traición y la
desvergüenza,
combate a los que quieren destruir España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario