miércoles, 23 de diciembre de 2020

GLOBALISMO VS SOBERANÍA NACIONAL

 

Globalismo vs soberanía nacional

Cristina Losada: ‘El nacionalismo es la guerra’‘Hoy prefieren hablar, por ejemplo, de recuperación de la soberanía nacional. Han incorporado el lenguaje de la democracia, pese a que el nacionalismo, por su propia tendencia excluyente, colisiona con el pluralismo de la democracia’.

 

Estoy de acuerdo, pero matizaré sus palabras. El proceso de construcción europea tuvo, entre sus motivos principales, evitar los enfrentamientos bélicos de antaño. Y para este loable objetivo es buena idea desinflar los nacionalismos.

 

Por esto, es escandaloso que, en España, la mayoría de políticos, periodistas, escritores y similares, simpatizan con los nacionalistas catalanes y vascos. Lo hicieron los populares. Ahora, más con el socialista Sánchez. Los miman- igual que el comunista Iglesias- porque necesita sus apoyos parlamentarios para gobernar. ¿No habíamos quedado en que los nacionalistas son un grave peligro para la convivencia democrática?

 

Los socialistas sanchistas- carentes de dignidad- quieren otra ración de ‘encaje’ para los nacionalistas antiespañoles. Darles más competencias y pasta. Pero estos comportamientos chocan frontalmente con las opiniones que los propios socialistas- y otros muchos políticos y periodistas tienen de Marine Le Pen. ¿Acaso Le Pen es nacionalista y los separatistas vascos y catalanes no lo son? ¡Y son socios del gobierno social comunista de Sánchez/Iglesias! ¡Qué indecencia!

 

Luego está la cuestión de la construcción europea y globalismo versus soberanía nacional. En mi opinión, hay una crisis, no tanto en la construcción europea como en el tipo concreto de construcción europea. ¿Por qué?

 

Los miles de burócratas- que cuestan una millonada- de Bruselas, organizados en diversas instituciones, están suplantando, aunque sea en parte, a los políticos democráticamente elegidos en los diferentes países europeos. Y esto plantea un problema de legitimidad. Aparte de la superinflación de regulaciones comunitarias.

 

No deseo que se recupere soberanía nacional para encerrarse cada uno en su país. Si esto fuera posible, que no lo es. Me parece mejor que la construcción europea actual, un expreso y real proyecto de fomento e intensificación las relaciones económicas, culturales, y de todo tipo, entre los ciudadanos de los diferentes países.

 

¿Cuál es la diferencia entre lo que digo y la construcción europea actual? Primero, que las decisiones políticas estarían directamente avaladas por los votos de los ciudadanos de los respectivos países. En segundo lugar, que este proceso- aunque probablemente más lento- sería, también, más profundo, porque no sería un proceso ordenado desde ‘arriba’, por las burocracias bruselenses sino un proceso desarrollado- principalmente- por los ciudadanos de los diferentes países europeos. Tercero, las instituciones y organismos se crearían, solamente cuando las relaciones de los ciudadanos europeos exigieran- para su mayor fluidez y garantía- tales instituciones y organismos.

 

Resumiendo, mucho más protagonismo ciudadano- que debería fomentarse desde las instituciones- y menos protagonismo político-burocrático comunitario. Una construcción ‘desde abajo’, con el apoyo expreso de los ‘de arriba’. Protagonismo ciudadano que no consiste en sustituir a los políticos, sino que las relaciones entre los ciudadanos europeos se vean mucho más facilitadas y fomentadas.

 

Pero sin un compromiso firme de los líderes políticos europeos, en el sentido indicado, la nueva construcción/integración europea- desde ‘abajo’- no funcionaría adecuadamente.

 

Los sistemas de enseñanza de los diferentes países europeos deberían reforzar este programa de fomento de las relaciones entre los ciudadanos europeos. Con el objetivo de ir intensificando la integración. Es decir, fomentar lo que tenemos en común: ser europeos. Algo parecido- no igual- a los intentos fallidos de fomentar las muchas cosas que los españoles tenemos en común. Intento fallido por el fracaso de PP/PSOE, la deslealtad de los nacionalistas antiespañoles, y la comprensión de estas deslealtades, por los mayoritarios medios de difusión progresistas. Y, a veces, apoyo directo.

 

Resumiendo, los burócratas bruselenses no deberían diluir la soberanía nacional de países que se han forjado a lo largo de siglos. Pero la idea no es volver a un pasado indeseable, vinculado a guerras mundiales. La idea es construir la integración europea, de otro modo. La soberanía nacional no debería desaparecer por las decisiones de unos políticos. Los ciudadanos tienen que decidir, paso a paso, qué dirección quieren tomar. Y a qué velocidad. Ahora no es así. Porque los políticos de la UE tienen demasiado protagonismo. También ideológico. Imponiendo, prácticamente, un consenso progre, LGTBI, pacifismo, ecologismo, feminismo, multiculturalismo, relativismo…

 

Una cuestión de gran importancia, además del terrorismo yihadista, es la inmigración. Aunque no basta hablar de ‘inmigración. Hay que concretar. ¿Tiene sentido hablar de inmigración ‘regular’ e inmigración ‘irregular’? Si todo es igual, ¿para qué fronteras? Hay una estúpida y suicida carrera para ver quién es ‘más bueno’. ¿Por qué no invitamos, a los inmigrantes africanos a que vayan -gratis- a los hoteles de Canarias, como ahora sucede? Mientras tanto, el gobierno social comunista envía ilegalmente, inmigrantes irregulares de Canarias a diversas ciudades españolas peninsulares.

 

El gobierno de España es una fuente de desinformación con el Covid y la inmigración’. Reporteros sin fronteras. (14/12/2020.)

 

Según la ética de la convicción (Max Weber), solamente debemos regirnos por principios morales, con independencia de las circunstancias y consecuencias previsibles. Los progres se apuntan al ‘buenismo’, que es irresponsable y peligroso. Pero lo usan para mostrar- falsamente- que son moralmente superiores. Mienten. Los pocos medios de comunicación responsables que quedan, deberían denunciar este suicida progresismo de salón, que supone la aplicación del ‘Fiat iustitia et pereat mundus’.

 

 Que ni siquiera es justicia. Porque no es lo mismo ser buena persona, que ser idiota ‘buenista’. Creen que bastan sus ‘buenas intenciones’, mientras se despreocupan de las peligrosas y previsibles consecuencias de la masiva inmigración incontrolada. ¿No hay límites? Entre los que vengan de otros países africanos y Marruecos, en los próximos años, vendrán cientos de miles de ilegales y este gobierno social comunista no hará nada. Dudo que el PP hiciera algo. ¡Una bomba de relojería! Suponiendo que no se infiltren terroristas.

 

La antropóloga Maryon McDonald, escribe: ‘es cada vez más difícil criticar a la UE sin ser considerado un lunático de extrema derecha, fascista, racista o nacionalista’.

 

O sea, no te atrevas a criticar el consenso progre y socialdemócrata. ¡Facha!

 

PD. El Parlamento Europeo se niega a poner un belén porque "puede resultar ofensivo". (ld/19/12/2020.)



(MallorcaDiario/23/12/2020.)

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