jueves, 3 de diciembre de 2020

LIBERALISMO


Liberalismo, desde el XIX hasta hoy

La tarde de hoy jueves, 3 de diciembre, tendré el honor de pronunciar (D.m.) una conferencia sobre el Círculo Mallorquín como plataforma del segundo liberalismo en Mallorca (básicamente, hablaré de su fundación y de sus comienzos, en la segunda mitad del XIX, indagando sobre su ideología a través de la biografía de sus primeros presidentes).

No soy historiador y partía de una ignorancia casi absoluta, pero creo no haber regateado esfuerzos y haberme podido asesorar por los mejores: el mismo Román Piña Homs que me encargó la conferencia, incluyendo su título, Isabel Moll Blanes, Luisa Cotoner Cerdó, o Jaume Munar Arrom, quizás la persona que más sabe sobre la historia del Círculo. Las piezas han ido encajando providencialmente, hasta poder afirmar la tesis de partida: que el Círculo fue el lugar de encuentro de las principales figuras del liberalismo de la época.

Casualmente, o no, la semana pasada también presenté la nueva edición de mi ensayo “Dios nos hizo libres. Apología del cristianismo y el liberalismo” en un encuentro virtual organizado por el Centro Diego de Covarrubias y el Instituto Juan de Mariana. Luego tuve la alegría de ver a Iván Espinosa de los Monteros agradecer al Covarrubias la publicación de cuatro “joyas”, entre la que se encontraba mi modesto trabajo, junto a especialistas del nivel de Axel Kaiser, Hermann Tertsch y Carlos Rodríguez Braun.

De nuevo, me siento un total ignorante a su lado, pero sí creo que por mi formación tengo cierta facilidad para recopilar información sobre un asunto y luego resumirla y organizarla de modo que sea rápidamente accesible para cualquiera. Eso es lo que hacía en Zeltia y PharmaMar sobre asuntos jurídicos y luego económicos y hasta científicos, y eso es lo que hago también cuando redacto una demanda o un recurso: tanto los ejecutivos como los jueces tienen mucho trabajo y sólo quieren los hechos, los razonamientos y las conclusiones de modo claro y conciso. Y lo mismo se aplica a los lectores de hoy. Sin olvidar que hay cuestiones que precisan un desarrollo; por eso hablamos de un libro (breve) y no de un tuit. La metodología es siempre la misma: averiguar el estado de la cuestión, o sea, localizar a las personas que más recientemente han investigado el asunto y sus últimos trabajos. Somos enanos a hombros de gigantes: partimos del trabajo ya realizado por nuestros predecesores.

Sucede que el liberalismo está de máxima actualidad (y el cristianismo también; ambos están íntimamente relacionados, aunque no puedo desarrollarlo ahora; pueden comprar el libro en Unión Editorial), y esta visión histórica -aunque todavía superficial- que me he visto obligado a adquirir gracias a Román es fundamental para contemplar con perspectiva lo que sucede.

En el siglo XIX el debate fundamental era entre liberales moderados, que defendían reformas pero con orden, y los progresistas, que deseaban avanzar más rápido por la senda de la libertad, sin importarles un cierto rupturismo, más o menos pronunciado.

Pero hoy nos encontramos con unos supuestos progresistas que son partidarios del cambio de la sociedad, de las costumbres, pero no precisamente avanzando por ese camino de la libertad, sino al contrario, por lo que Hayek denominó camino de servidumbre.

Como vengo comentando últimamente, no hemos sido capaces de alcanzar todavía una auténtica democracia liberal, pese a que teóricamente ése es nuestro sistema político. No hay verdadera separación de poderes, ni representación política, ni se respetan muchos derechos y libertades individuales. Desgraciadamente, el rumbo que llevamos es a peor.

No sólo en España, sino globalmente, aunque en España a gran velocidad, está en entredicho la libertad de expresión, con la dictadura de lo políticamente correcto (que no es más que la dictadura de estas ideas pseudoprogresistas), que últimamente incluso se está elevando a rango de ley, o ahora la libertad educativa, con la Ley Celaá, que dará otra vuelta de tuerka al adoctrinamiento en los dogmas progresistas, o, en fin, en la libertad económica, con los impuestos y normativas asfixiantes.

Estos regresistas hasta quieren reducir la población global, cuyo incremento siempre había sido signo de progreso.

El liberalismo es más necesario que nunca, porque no todo cambio aumenta nuestra libertad.

Tengan cuidado, porque nos intentan llevar engañados en sentido contrario. Por Navidad ya les hablaré del cristianismo.

 

(MJallorcaDiario/3/12/2020.)



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