Vox, amenaza para la democracia
Tienen razón. VOX es una amenaza para la democracia. Debemos precisar: hay democracia, de la que hablamos usted y yo, y democracia, en cursiva, que es de la que hablan ellos. Claro, hablando es difícil transmitir la cursiva, pero aquí estoy yo para aclarárselo. Como decía San Ignacio, debemos intentar interpretar las sentencias del prójimo del modo que le sea más favorable. Y así, con la cursiva, no mienten como bellacos.
De modo que VOX amenaza la democracia. ¿Y qué es esta democracia en cursiva? Pues hay que interpretarlo a la luz de sus obras: es desgastar la división de poderes, la Constitución y todas las convenciones, con el fin de acaparar todo el poder. O sea, convertir la democracia en democracia. Controlar el CGPJ y el TC, domesticando al Poder Judicial e interpretando la Constitución de modo alternativo. Poner de Fiscal General a tu ministra de Justicia. Llevar a la directora general de la Guardia Civil a dar mítines. Repartir sin control el dinero prestado. Se hacen una idea.
El otro día Stanley Payne recordaba en la Tercera de ABC, comentando el libro de Roberto Villa “1917. El estado catalán y el Soviet español”, que ya en ese año, lejos de intentar democratizar el país, la izquierda y sus aliados separatistas lograron desestabilizar “el sistema político bipartidista que por casi medio siglo había presidido la mayor época de paz y progreso conocida en su convulsa historia contemporánea”, la Restauración, que ahora sabemos que “estaba acercando a España al umbral de la democracia política”.
Sabemos también que la Segunda República se impuso en 1931 de modo ilegal, sin respetar el resultado de aquellas elecciones ¡municipales!; que en 1934 la izquierda, con sus aliados separatistas, se alzó en armas para impedir gobernar a los vencedores de las elecciones de 1933; y que en 1936 el proceso electoral distó de poder ser considerado democrático, aunque sí democrático, como ha demostrado el mismo Roberto Villa junto con Manuel Álvarez Tardío en su libro “1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular”.
De modo que podemos afirmar que la izquierda lleva ya más de un siglo intentando traernos la democracia. Cuánta amabilidad, y qué perseverancia. Destruyeron la Restauración, impusieron una Segunda República que enseguida condujeron hacia la Guerra Civil (ahí están los discursos abogando por ella de Largo Caballero, el Lenin español, presidente del PSOE) y ahora van deshaciendo la Transición.
“Democracia o fascismo”, dice Pablo Iglesias, y de nuevo dice la verdad, si transcribimos correctamente las cursivas. Democracia ya hemos visto lo que es, la soviética básicamente. ¿Y el fascismo?
Dice Francisco Cambronero que “el fascismo no viene. El fascismo murió en 1945. Murió militarmente, pero también ideológica, moral, política y socialmente. Después de 1945 no ha habido un Gramsci fascista, ni una Escuela de Frankfurt fascista, ni un postmodernismo fascista, ni un Foro de Sao Paulo fascista, ni un Grupo de Puebla fascista. Después de 1945 no ha habido ni siquiera un país fascista dedicado a fomentar el fascismo por el mundo. Lo que sí ha habido es un crecimiento del socialismo. No solo un socialismo político, sino sobre todo ideológico y moral. La mentalidad woke, la ideología de género, el Gran Reseteo, el Calentamiento Global Acojonante, etc. La mayor victoria de los socialistas es hacer creer que el Socialismo es moralmente bueno. Lo están consiguiendo.”
El fascismo no viene, pero viene el fascismo, que es todo aquello que se opone al socialismo. En otra gran Tercera de ABC, José Luis Feito reflexionaba con acierto sobre el nacionalsocialismo y el comunismo como variantes del socialismo, y concluía que regímenes como el chino son más similares al nacionalsocialismo, porque controlan el mercado interviniéndolo, al contrario que el comunismo, que directamente elimina la propiedad privada y el mercado. Por cierto, en China el gasto público supuso en 2019 el 34,12% del PIB. En España, el 42,1%. Bajo este prisma, ¿es España más socialista que China? Ahí dejo la duda.
En fin, acudo a la web de Vox por si acaso y veo, entre sus 100 medidas urgentes:
“11. Reforma del sistema electoral para que valga lo mismo el voto de todos los españoles y los Diputados respondan ante los electores y no tanto ante los partidos políticos. Una parte de los Diputados serán elegidos en distrito único nacional.”
“93. Reforma del Poder judicial para una independencia real del poder político. La totalidad de los miembros del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial serán elegidos por concurso de méritos por y entre quienes son parte de la comunidad de la Justicia. Supresión del Tribunal Constitucional, sus funciones las asumirá una sala sexta del Tribunal Supremo.”
Separación de poderes y representación. Definitivamente estos fascistas son una grave amenaza para la democracia. Los demás, que no llevan estas propuestas o no las han cumplido cuando han podido, son una grave amenaza para la democracia.
(MallorcaDiario/29/4/2021.)
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