El árbitro de los pactos
Una de las especialidades del menguante Pedro Sánchez, aparte de mentir más que el bueno de Pinocho, es recetar a los demás lo que tienen que hacer. El tipo se cree el árbitro de los pactos y el guardián de nuestra democracia. Cosa que estamos comprobando tras las elecciones que perdió en Castilla y León. Porque, aunque últimamente sólo oigan hablar de Vox, el PSOE ha perdido en la Comunidad más grande de Europa 7 Procuradores en Cortes y la friolera de 118.000 votos respecto a las autonómicas de hace tres años.
Alguien que dijo en precampaña electoral que no dormiría por las
noches pactando con Podemos, y que se abrazó desvergonzadamente a Pablo
Iglesias 24 horas después de las elecciones generales, no debería tener
ante el pueblo español excesiva credibilidad. Si a eso sumamos que se
apoya en los comunistas, Bildu y ERC para aprobar sus Decretos-leyes,
podemos afinar mejor un fiel retrato del personaje. Porque, por mucho
que maree Zapatero, Sánchez no compadrea con los herederos de ETA debido
a su arrepentimiento, ni tras una condena de la violencia. Como tampoco
indultó a los presos del Procés para solucionar la crisis catalana, o
por su desistimiento de sus ansias secesionistas. Viendo que unos siguen
homenajeando a etarras y los otros amenazan con repetir, resulta
evidente que sólo trata de conservar su sillón.
El resultado de
Castilla y León será un gran examen para el futuro de España. El
complicado final del sanchismo, que se atisba en el horizonte, exigirá
antes o después un entendimiento entre los dos partidos de la derecha.
Y, a partir de esos acuerdos de gobierno, comenzaremos a ver cómo son capaces de llevarlo a cabo. Dejándose de retórica, salidas de tono y miradas por el retrovisor, y bajando a la arena de la colaboración leal y la gestión eficaz de los asuntos públicos.
Para el PP de Casado esta situación constituirá una indudable prueba de fuego. Tras meses de durísimas críticas a Abascal, siguiendo los dictados de algunos de sus barones y de la numerosa prensa de izquierdas que condiciona siempre la política popular, el dubitativo líder del PP va a tener que demostrar si tiene madera de líder nacional. Finalizada la etapa de las mayorías absolutas, gobernar requiere necesariamente pactar. Y aquí tiene una oportunidad clara para demostrar sus recursos, pues la política no consiste sólo en criticar.
Quien también se la juega es, indudablemente, Vox. Que hasta ahora ha vivido de lo fácil, aunque se le acaba de abrir la puerta para abandonar su eterna adolescencia entrando, por fin, en la edad adulta. Igual que le sucedió a Podemos hace escasamente tres años. Pasar de las musas al teatro exige un ejercicio de madurez que testará su capacidad para ser un partido de gobierno.
Veremos por dónde nos salen. Porque, pese a algunas estrambóticas
alianzas europeas, que despistan a muchos analistas sólo
superficialmente informados, la formación y capacidad de sus dirigentes
es muy superior a la de otros partidos minoritarios. Sólo escuchen
hablar un rato a la brillante Macarena Olona.
A pesar del ruido
mediático, y de llamadas apocalípticas contra la ultraderecha y a favor
de la formación de un frente antifascista, no olviden ustedes dos cosas
importantes: la primera, que Vox no es más que una escisión del PP,
cuyos votantes son -en gran medida- centroderechistas desencantados del
rajoyismo; y la segunda que, a pesar de algunos desafortunados
exabruptos, una cosa es predicar y la otra dar trigo. Y Abascal lo sabe.
Por ello, la sangre no llegará al río. Ponerse a gobernar es mucho más
complejo que dar mítines a tus fans entre banderas y aclamaciones y con
la vena del cuello hinchada. Que le pregunten, si no, al fracasado de
Iglesias o al trolero de Sánchez.
Les dejo tres apuntes finales: uno, que el electorado de centroderecha necesita ansiosamente una alternativa para Sánchez; dos, que cuanto más tarde el PP en conformar esa alternativa más se va a desgastar; y tres, que si Sánchez se cree de verdad lo de la “alerta antifascista”, debería apartar a los fascistas con txapela y barretina en los que se apoya y ofrecer a Casado una gran coalición.
(MallorcaDiario/21/2/2022.)
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