(No se refiere a esta señora de la teta en ristre.)
TONTAS DE TETA.
¿Podría alguien explicar a la camada de histéricas y a su lideresa, Irene Montero, que están haciendo todo lo contrario a lo que pretenden? Según consta, el objetivo a perseguir es la igualdad (profesional) de la mujer con el hombre. Esta idea es la que sustenta el chiringuito que se ha adjudicado a la hembra de Iglesias para que esté ocupada y pueda gritar en la calle, y no en casa. Toda persona con dos dedos de frente entiende que esa igualdad por la que llevan luchando mujeres muy valiosas durante siglos es una igualdad intelectual, que busca equipararse con el hombre en el desarrollo de actividades o trabajos en los que predomine el uso de la inteligencia. ¿A qué vienen estos espectáculos grotescos y lamentables sobre los órganos sexuales femeninos? ¿Volvemos a las cavernas o qué? No entienden nada. Son como animales primitivos que se mueven por unos instintos que ponen de manifiesto una profunda amargura, seguramente heredada de esas madres a las que, con pésimo gusto, han intentado homenajear en ese bochornoso espectáculo de la tal Rigoberta.
Dice la canción que (los hombres) tienen miedo de nuestras tetas, pero ¿qué dicen estas desquiciadas? Y la ministra, germen de tan execrada confusión, las jalea diciendo que han creado un himno feminista. Podría dar hasta risa, si no fuera una intolerable vuelta atrás en los conceptos por los que se lleva luchando años y años, con el esfuerzo de mujeres inteligentísimas, que han hecho que yo misma, mujer, pueda expresarme libremente en este artículo. Es esto lo que me lleva a exponer públicamente mi profundo pesar por este nuevo episodio. Esas mujeres jóvenes demuestran una atroz incultura, una confusión de ideas perversa, y encima se creen con el derecho de abanderarnos a las demás. Ni en sueños me identifico con ninguno de sus mensajes, por no hablar de esas coreografías grotescas, en las que parece que están todas más que pasaditas de la raya. Lo que da miedo de verdad a los hombres son las mujeres como ellas, pues su capacidad de razonar debe ir pareja a su capacidad de parecer gatas en celo.
Para más inri, y demostrando desde el inicio que son víctimas de una confusión ideológica digna de lástima, la cantante empieza el espectáculo velada. Los conceptos asociados a esta imagen son tan evidentes que sobra exponerlos. Viéndolas, una se pregunta si todas las mujeres están listas para alcanzar esa deseada igualdad. Una igualdad que, en mi caso, está más que conseguida, porque jamás he visto en ningún ámbito de mi vida que se me haya hecho ninguna diferenciación negativa por ser mujer, más bien todo lo contrario. Profesionalmente, y he tocado muchos palos, ni una sola vez he visto que mi condición sexual fuera un lastre. El problemita creo que está mal enfocado, nenas. Tomaros un tranquilizante y poneros a leer un poco de la historia reciente. A partir de ahí, volvemos a hablar.
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