En comparación a sus países vecinos, España sufre un endémico exceso de paro.
Esa lacra perenne atiende a dos razones: la picaresca de la economía sumergida y una legislación laboral demasiado encorsetada, heredera de la regulación franquista.
Podemos firmaría encantado el «Fuero del Trabajo» de Franco de 1938, muy proteccionista de los derechos de los trabajadores, «contrario al capitalismo liberal» y que se proponía «poner la riqueza al servicio del pueblo español».
Una normativa tan envarada acaba casando mal con el dinamismo de las economías abiertas, por lo que al final provoca más paro.
Si el Reino Unido presenta una tasa de desempleo del 4,1 % y la nuestra es del 14% no se debe a que los británicos sean más laboriosos que nosotros –que lo son menos–, o más inteligentes.
Simplemente ellos cuentan con unas leyes laborales pensadas para hacerle la vida sencilla a las empresas, con el consiguiente reflejo positivo en el empleo.
(Luis Ventoso/ElDebate/4/2/2022.)
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