Feministas, las ucranianas
Si conociera el decoro, Montero celebraría este 8-M cuadrándose ante las patriotas que han empuñado el fusil para frenar a los tanques de Putin.
(Isabel San Sebastián/ABC/8/3/2022.)
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Marlaska se gastó 58.000 euros en un día para iluminar de morado feminista las sedes policiales.
(Roberto Pérez/ABC.)
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LA HUELGA FEMINISTA DE LOS ESTUDIANTES COMUNISTAS.
Cada 8 de marzo, coincidiendo con el Día de la Mujer, los estudiantes
de instituto y universidad hacen un día de huelga. El lema de este año
del Sindicato de Estudiantes, aunque siempre es más o menos igual, es
"contra la violencia machista, la LGTBIfobia y el fascismo". Del hermano
gemelo totalitario del fascismo, el comunismo, ni una palabra. No es de
extrañar porque entonces deberían convocar la huelga contra sí mismos.
El Sindicato de Estudiantes, una secta marxista-trotskista, pone la semilla del sectarismo y el fanatismo en los jóvenes con la complicidad de las autoridades educativas, que no se quieren meter en líos, los profesores, que miran hacia otro lado sin hacer crítica a esta adulteración de la educación, y, por supuesto, la mayor parte de los estudiantes que se apuntan a un día de vacaciones ya fuese en nombre de Voldemort. Los "comités" del Sindicato de Estudiantes, que suelen ser los estudiantes que menos estudian, van clase por clase a promocionar la "luchar contra el fascismo" mientras silencian su colaboración con el comunismo. Así se crea un estado ideológico de izquierdas desde la infancia hasta el doctorado.
Del comunismo se han olvidado porque tendrían que poner luz al totalitarismo y la homofobia de izquierdas, del Che Guevara a Evo Morales pasando por Stalin y Putin. El método soviético para "curar" a los homosexuales consistía en trasplantar los testículos de un heterosexual a un homosexual. Salvador Allende recogió la "cura" en su tesis doctoral (además de la eugenesia consistente en esterilizar a los discapacitados que defendían los "expertos"). La homosexualidad era considerada por la virtuosa "nueva masculinidad" comunista como un vicio burgués.
De Reinaldo Arenas, que acusó explícitamente a Fidel Castro de su suicidio por la persecución de los comunistas cubanos a los gays, a Jaime Gil de Biedma y Pier Paolo Pasolini, que fueron rechazados en su afiliación al Partido Comunista, el modelo soviético consistía en considerar la homosexualidad una degeneración capitalista. En la China de Mao Zedong eran enviados los homosexuales a campos de reeducación porque el peor genocida de todos los tiempos los consideraba enfermos mentales.
(Santiago Navajas/LD/8/3/2022.)
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De qué va realmente el ritual del 8-M
Mi mujer, mi hermana, mi madre o mis compañeras de trabajo se chotearían si les dijese que Irene Montero, Ione Belarra y Carmen Calvo van a liberarlas
No me refiero al “volver a casa sola y borracha”, sino a lo que se ha convertido el feminismo ministerial en el último decenio. Ya sé que es un sustantivo con tantos adjetivos como militantes, pero hay uno que se aferra a las instituciones, al dinero público, al cargo, que es una auténtica estafa.
Sacar las contradicciones y miserias de ese feminismo pijo de ministerio chulísimo no es ser machista ni patriarcal, “machirulo” o “señoro”, sino exigir que no utilicen el dinero público para la ingeniería social. Tampoco es negar la violencia o la discriminación. Es que uno está harto de su supremacismo moral, de la soberbia de su mesianismo político, de que nos abronquen desde su púlpito, de su violencia gestual y verbal, y que encima hurten de mi bolsillo el dinero para insultarme.
El feminismo ha sido la lucha por la igualdad ante la ley en cualquier circunstancia y lugar. Lo que hace ahora este feminismo ministerial es otra cosa. No pueden escudarse en el ejemplo de la mujer discriminada por su maternidad o sexo. Hay muchas injusticias, pero para eso está el Código Penal y los tribunales. Mucho peor es el bullying en los colegios, y no hay un ministerio detrás. O el abuso laboral, y los sindicatos ni están ni se los espera.
El suicidio es la principal causa de muerte entre los 18 y los 24 años, mientras Belarra y sus empoderadas hablan del “feminicidio” de las brujas hace 400 años
Es una estafa social dedicar 500 millones de euros al año para mantener a las amigas de Irene Montero, mientras solo se dedican 100 millones a la salud mental de menores y jóvenes.
(Jorge Wilches/VozPopuli/8/3/2022.)
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EL FEMINISMO SOY YO.
La ministra de Igualdad, a falta de otras dotes que la naturaleza no ha tenido a bien otorgarle, ya no quiere ser la líder del feminismo, sino el propio feminismo. Igual que Luis XIV cuando dijo —si es que lo dijo— aquello de: “el Estado soy yo”, la Montero representa el feminismo absolutista. Fuera de su interpretación del movimiento, no hay salvación. Todo es machismo, heteropatriarcado y transfobia, escisiones feministas incluidas. Si para ello tiene que echar del rebaño por herejía a Lidia Falcón y a Lucía Etxebarría, pues lo hace.
El movimiento feminista está roto. Este año, de nuevo, se convocan dos eventos por el 8 de marzo: la macromanifestación patrocinada por el Gobierno contra el hombre, el mundo en general y por el noalaguerra —un fondo de armario siempre socorrido cuando no sabe una qué ponerse—, que cuenta con una cantidad ingente de dinero para que sea un éxito, y otra micromanifestación, feminista también, convocada contra Irene Montero.
La segunda representa el movimiento feminista, según ellas clásico, enfrentado al feminismo radical por la Ley Trans. Denuncian, entre otras cosas, la frivolidad e irresponsabilidad con que esta ley pretende tratar a los niños alejada de toda base científica —prescinde de informes psiquiátricos sobre disforia de género para proceder a administrar bloqueadores de la pubertad y prohíbe lo que llaman terapias de aversión, conversión o contracondicionamiento—, dotándolos de una autonomía casi total en lo que a sus hormonas, su corporalidad y su psique se refiere.
Se ha declarado una guerra abierta en la que el Ministerio de Igualdad, con todas sus ramificaciones LGTBI, emplea la política de acoso y derribo contra las disidentes
Además, su visión de la mujer es estrictamente biológico. No basta con sentirse o declararse mujer en el Registro Civil para serlo. Reconocen que la disforia de género es una realidad, no tan extendida como ahora se pretende, pero entienden que la autodeterminación de género borra a la mujer como tal. Este movimiento, junto a otros muchos no feministas, ha alertado también de los peligros que esta ideología supone para las propias mujeres: ya hay violadores que por haber declarado que se sienten féminas de la noche a la mañana, sin tratamiento hormonal ni cirugía, cumplen su pena en cárceles para mujeres. Por no hablar de la desvirtualización del deporte femenino o la defensa de los vientres de alquiler.
Lo que se desconoce es que esta diferencia de opiniones entre ambos movimientos no queda ahí, sino que se ha declarado una guerra abierta en la que el Ministerio de Igualdad, con todas sus ramificaciones LGTBI, emplea la política de acoso y derribo contra las disidentes. El Partido Feminista de Lidia Falcón, legendaria defensora de los derechos de la mujer en tiempos muy difíciles, fue expulsado del grupo Izquierda Unida por su oposición a la ideología de género. A Lucía Etxebarría se le otorgó el premio Ladrillo 2020 por sus declaraciones contrarias al colectivo LGTBI con el aplauso de Irene Montero que se encontraba entre el público como titular del Ministerio de Igualdad. El acto se celebró en el Ministerio de Cultura. La ideología de género es la doctrina oficial y contra ella no cabe la discrepancia. El ojo de la aguja feminista cada vez es más estrecho y, sobre todo, está más desvirtuado. En palabras de Lucía Etxebarría: “el feminismo ha sido secuestrado”. Si todo es feminismo, nada es feminismo.
Esta persecución no es un caso único en España. J. K. Rolling -autora de Harry Potter- fue acusada de transfobia -lo peor que le puede suceder a nadie ahora mismo- tras cuestionar la identidad de las mujeres trans. La escritora procedió, en su defensa, a delimitar la diferencia entre sexo y género: “Si el sexo no es real, no hay atracción hacia un mismo sexo. Si el sexo no es real, la realidad de las mujeres de forma global se elimina. Conozco y quiero a personas trans, pero borrar el concepto de sexo elimina la habilidad de muchas de discutir sus vidas de manera significativa. Decir la verdad no es odio”.
Detrás de los actuales movimientos feministas hay un cómodo victimismo con miedo a la auténtica libertad
Llegados a este punto, cabe preguntarse si este movimiento más cercano al feminismo original, entendido como la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, con el que conectamos en aspectos como los descritos muchas mujeres que no nos declaramos feministas, también secuestró en su día el feminismo. Mi opinión es que sí.
Ambas corrientes, con todas sus diferencias, perpetúan la consideración de la mujer como eterna víctima, defienden la Ley Integral de Violencia de Género que despoja al hombre de presunción de inocencia y tienden a demonizarlo en todos los ámbitos. Por supuesto, entienden el aborto como un derecho fundamental de la mujer, otorgándole poder sobre otra vida y le dan al feminismo un sentido redentor.
En España, la igualdad ante la ley entre hombres y mujeres se consiguió hace mucho tiempo. La mujer goza de todos los derechos para desarrollar su vida de forma libre y acudir a los tribunales cuando se conculca uno de ellos. Exactamente igual que los hombres, LIVG mediante. Tenemos lo que queríamos tener. ¿Existe machismo? Sí. De la misma manera que hay mil comportamientos de todo tipo que detestamos y que nos afectan a todos —hombres y mujeres—, pero eso no nos impide hacer valer nuestros derechos. Detrás de los actuales movimientos feministas hay un cómodo victimismo con miedo a la auténtica libertad que implica, por encima de todas las cosas, la responsabilidad de ser dueña de tus aciertos y tus errores.
(Carmen Álvarez Vela/La Gaceta/8/3/2022.)
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Más Madrid acusa a la medicina de machismo por estudiar más «la próstata que la menstruación»
- Loreto Arenillas, portavoz en la Comisión de la Mujer: «Necesitamos que la medicina tenga perspectiva feminista».
- (El debate/8/3/2022.)
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¡QUÉ CARADURAS!
Podemos lanzó un vídeo en diciembre de 2016 para arremeter contra el Gobierno de Mariano Rajoy debido a que la factura de la luz estaba por aquel entonces a 60 euros el megavatio/hora (MWh).
Este martes, esta misma factura se encuentra en su máximo histórico: 544,98 euros/MWh y picos de hasta 700 euros/MWh. Ahora los mismos dirigentes podemitas que participaron en este vídeo callan ante este precio abusivo, empezando por la actual ministra de Igualdad, Irene Montero.
(Gonzaga Durán/OkDiario/8/3/2022.)
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