(Cualquiera con dos dedos de frente sabe que algunas palabras, como 'facha', no llevan contenido. Son, simplemente, insultos. Una persona decente, intelectualmente hablando, si tiene alguna discrepancia política trata de aclarar qué es lo que piensa el discrepante. Y da argumentos para tratar de mostrarle que está equivocado.
Los comunistas- y asimilados- lo tiene más fácil. Gritar, insultar y alzar el puño. Y pegar. O sea, rebaños violentos que han interiorizado algunas 'verdades absolutas'. Que sólo pueden ser de izquierdas.
Son burros, pero peligrosos, porque no tienen escrúpulos. Han demonizado a los votantes de Vox. Luego pueden apalizarlos. Esta es la 'lógica' comunista y de los compañeros de viaje. Todo muy democrático.)
Iglesias eleva la tensión contra Vox: «Estoy orgulloso de los que no quieren que los fachas vuelvan».
(ABC/4/12/2018.)
(Pablo Iglesias ha alentado esta violencia. Aparte del desprecio moral que merece, debería ser sancionado con lo que digan las leyes penales.)
Quema de contenedores y actos
vandálicos en una manifestación contra VOX en Cádiz.
Han sido los vecinos los que han llamado a Emergencias
alertando de "golpes, gritos" y "quema de contenedores".
(LD/5/12/2018.)
ALERTA ANTICOMUNISTA.
Que Pablo Iglesias decrete una "alerta
antifascista" porque Vox haya obtenido 12 escaños en las elecciones
andaluzas es normal.
La querencia de este sicofante de ideas
totalitarias al lenguaje y los modos de los años treinta no es cosa ya
que maraville.
Lo que sobresalta es que la práctica totalidad de los
medios haya secundado la alerta aceptando la premisa de que Vox es un partido antidemocrático.
Una de las acusaciones que arrojan sobre Vox es que se opone a la inmigración ilegal.
Todos, partidos políticos y medios de comunicación, deberían oponerse a
ella, aunque sólo fuera porque, como su propia denominación indica, es
"ilegal". Pero, además, lo que hay detrás es el crimen organizado:
mafias que venden el pasaje a Europa y empresarios desaprensivos que
ocupan a los inmigrantes en el tráfico de copias piratas, en empleos
ocultos al fisco y a la Seguridad Social, en la prostitución y demás.
Y
esos negocios son posibles porque nuestros políticos brindan a los
inmigrantes ilegales la protección social que las mafias venden en
origen y de la que se aprovechan quienes los explotan. ¿Oponerse a que
los criminales se enriquezcan gracias a la protección social que el
Estado otorga a los inmigrantes y que se financia con nuestros impuestos
es antidemocrático? No digo que no haya argumentos para defender que
quienes logren entrar ilegalmente en España merecen ser protegidos. Pero
también los hay, y muy poderosos, en contra. Y son tan legítimos como
los otros.
También acusan a Vox de ser anticonstitucional y lo comparan, no ya
con Podemos, sino con los golpistas catalanes, pues, si éstos trataron
de volar la Constitución decretando la independencia de Cataluña, los de
Vox pretenden otro tanto liquidando las autonomías. Vox no quiere
incumplir la Constitución. Al contrario. Pretende que todos, incluidos
los independentistas catalanes, la cumplamos. Como casi todos los
partidos, además quiere reformarla. El pecado que no le perdonan es que
su propuesta, la de liquidar las autonomías, vaya en el sentido
contrario a las de los demás. Como si la España confederal que proponen
PSOE y Podemos tenga que ser más democrática que la España centralista que defiende Vox.
No obstante, el problema no es que nacionalistas, podemitas y
socialistas tachen de antidemocrático a Vox sin serlo. Lo inquietante es
que la mayoría de los medios se unan al vocerío incumpliendo su
obligación de informar. Si quieren defender la inmigración ilegal y el
Estado de las Autonomías, pueden hacerlo con los argumentos que
encuentren, que cada vez son menos. Lo que no pueden hacer es tachar de
antidemocráticas las propuestas de combatir a una y liquidar al otro
porque no lo son. Mucho más cuando encubren a la vez a comunistas
confesos, disfrazándolos de socialdemócratas, y aceptan mansamente que
Iglesias pretenda antidemocráticamente ganar en la calle y con violencia lo que perdió en las urnas.
Si la democracia española está en peligro no es por los ataques que pueda recibir desde la derecha. El peligro procede de la izquierda.
No sólo porque los comunistas jamás han sido demócratas, sino sobre
todo porque los socialistas se están dejando colonizar por aquéllos. Y
la mayoría de la prensa no denuncia ninguna de las dos cosas.
Si hay que
decretar algo, es una alerta anticomunista.
(Emilio Campmany/ld/5/12/2018.)
ALERTA ANTICOMUNISTA.
Que Pablo Iglesias decrete una "alerta antifascista" porque Vox haya obtenido 12 escaños en las elecciones andaluzas es normal.
La querencia de este sicofante de ideas totalitarias al lenguaje y los modos de los años treinta no es cosa ya que maraville.
Lo que sobresalta es que la práctica totalidad de los medios haya secundado la alerta aceptando la premisa de que Vox es un partido antidemocrático.
Una de las acusaciones que arrojan sobre Vox es que se opone a la inmigración ilegal. Todos, partidos políticos y medios de comunicación, deberían oponerse a ella, aunque sólo fuera porque, como su propia denominación indica, es "ilegal". Pero, además, lo que hay detrás es el crimen organizado: mafias que venden el pasaje a Europa y empresarios desaprensivos que ocupan a los inmigrantes en el tráfico de copias piratas, en empleos ocultos al fisco y a la Seguridad Social, en la prostitución y demás.
Y esos negocios son posibles porque nuestros políticos brindan a los inmigrantes ilegales la protección social que las mafias venden en origen y de la que se aprovechan quienes los explotan. ¿Oponerse a que los criminales se enriquezcan gracias a la protección social que el Estado otorga a los inmigrantes y que se financia con nuestros impuestos es antidemocrático? No digo que no haya argumentos para defender que quienes logren entrar ilegalmente en España merecen ser protegidos. Pero también los hay, y muy poderosos, en contra. Y son tan legítimos como los otros.
También acusan a Vox de ser anticonstitucional y lo comparan, no ya con Podemos, sino con los golpistas catalanes, pues, si éstos trataron de volar la Constitución decretando la independencia de Cataluña, los de Vox pretenden otro tanto liquidando las autonomías. Vox no quiere incumplir la Constitución. Al contrario. Pretende que todos, incluidos los independentistas catalanes, la cumplamos. Como casi todos los partidos, además quiere reformarla. El pecado que no le perdonan es que su propuesta, la de liquidar las autonomías, vaya en el sentido contrario a las de los demás. Como si la España confederal que proponen PSOE y Podemos tenga que ser más democrática que la España centralista que defiende Vox.
No obstante, el problema no es que nacionalistas, podemitas y socialistas tachen de antidemocrático a Vox sin serlo. Lo inquietante es que la mayoría de los medios se unan al vocerío incumpliendo su obligación de informar. Si quieren defender la inmigración ilegal y el Estado de las Autonomías, pueden hacerlo con los argumentos que encuentren, que cada vez son menos. Lo que no pueden hacer es tachar de antidemocráticas las propuestas de combatir a una y liquidar al otro porque no lo son. Mucho más cuando encubren a la vez a comunistas confesos, disfrazándolos de socialdemócratas, y aceptan mansamente que Iglesias pretenda antidemocráticamente ganar en la calle y con violencia lo que perdió en las urnas.
Si la democracia española está en peligro no es por los ataques que pueda recibir desde la derecha. El peligro procede de la izquierda. No sólo porque los comunistas jamás han sido demócratas, sino sobre todo porque los socialistas se están dejando colonizar por aquéllos. Y la mayoría de la prensa no denuncia ninguna de las dos cosas.
Si hay que decretar algo, es una alerta anticomunista.
(Emilio Campmany/ld/5/12/2018.)
4 comentarios:
Quizás este lumbrera, guía, líder, conductor, “Führer”, en definitiva, tema que le puedan cerrar su chiringuito. ¿Qué credibilidad merece quien postula por la libertad absoluta de expresión pero alienta las algaradas en las aulas magnas para silenciar los discursos de otros? ¿Qué respeto se le puede prestar a quien jalea a sus tontos útiles contra otro partido político y la gente que quiso votarle pero no condenará nunca sus incendios y otras tropelías y violencias ni la paliza de unos miserables fanáticos a otro solitario joven por el grave delito de reivindicar la unidad de la nación española? ¿Es una situación de disputas y enfrentamientos violentos públicos la que anhela este ricachón y profesional político? ¿Era algo parecido a éste el ambiente que había en el País antes de aquel famoso julio?
Por desgracia, el ambiente que quieren crear es muy muy peligroso. Y hay gente que no se quiere enterar.
Es que somos más buenos que el pan. De otra parte, los inmigrantes, legales o no, se pretende que compensarán los españolitos que no nacen. También, ya lo dijo Felipe, si no estoy equivocado, los problemas de la vivienda y del paro se resuelven disminuyendo la natalidad pero ¿quién pagaría, entonces, las pensiones del futuro? ¡Ah! Pues los inmigrantes, claro. Sí, seguro que habrá muchos argumentos más o menos progresistas, buenistas y económicos para justificar esta política tan, aparentemente, filantrópica. Sin embargo, el diablillo que ocasionalmente me cuchichea al oído, me ha cuestionado: ¿recibirán nuestros queridos lactantes, profesionales de la política, “mordidas” de las mafias que trafican con esta pobre gente para que no falle el invento? ¿Las reciben de los cárteles para que no se legalicen las drogas y así no se jorobe tan excelente negocio?
Que la inmigración incontrolada es un desastre lo muestra la medida de la señora Merkel.Pagar 3.000 euros a cada inmigrante si se marcha con la condición de no volver.
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