La crisis aguda del socialismo francés
La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.
Los partos son dolorosos y el Partido Socialista francés (PS) está viviendo uno particularmente arriesgado. La victoria de la alcaldesa de Lille, Martine Aubry, por solo 42 votos sobre 134.784 papeletas válidas, ha sumido al partido refundado por François Mitterrand en la peor crisis de su historia. El PS está partido por la mitad, con dos bandos irreconciliables que acabaron cru- zándose acusaciones de fraude en una noche deplorable en la que se elegía a la primera secretaria del partido.
La otra candidata, la exaspirante a la presidencia de la Re- pública Ségolène Royal se ha encontrado, al menos por el momento, con que su camino ha sido truncado por maniobras de aparato y por alianzas contra natura de todos contra ella.
Por eso tiene mérito que, apoyada en la aspiración de libertad que emana de los casi 200.000 militantes, haya sido capaz de derrotar dos veces a sus contrincantes ante la sorpresa general. Primero, cuando su moción obtuvo el 29% antes del congreso de Reims, y, después, en la primera vuelta para elegir la dirección, en la que sacó el 43%, nueve puntos más que Aubry, que no logró sumar más que la mitad de los votos del alcalde de París, Bertrand Delanoë, que se había unido a ella.
Royal dio en la campaña presidencial una sensación de falta de preparación y utiliza un lenguaje que bordea el misticismo, alejado de la tradición socialista, pero ha demostrado una determinación y una constancia dignas de elogio. Y ahora, rodeada de un equipo más competente, ha entendido, sobre todo, que el PS debe cambiar y renovarse para afrontar los retos de la sociedad francesa y para practicar una oposición creíble a la política de Nicolas Sarkozy, sin limitarse, como hace ahora sin ningún éxito, a decir a todo que no.
Su contrincante, Aubry, también habla de cambio y renovación, pero su candidatura agrupa a todos los viejos elefantes que han llevado al partido a la situación de miseria en que se debate.
Es muy posible que el martes el Consejo Nacional del partido convalide los resultados y se proclame la victoria de Aubry por pocos votos de diferencia. Eso ya es una dificultad añadida para revitalizar el partido. Pero, en cualquier caso, lo ocurrido en estas dos semanas de luchas por el poder y de descalificaciones mutuas dejará huella. Porque estamos asistiendo a la mejor definición de una crisis: lo viejo se resiste a morir y lo nuevo no acaba de nacer. Pero el cambio y la renovación del socialismo francés son inevitables.(ElPeriódico)
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
Si pasa esto con sus amigos, imaginemos lo que hacen con sus enemigos.
1 comentario:
la derecha no se pelea, se reparte el pastel... mientras haya pastel.
Publicar un comentario