NO HAY PEOR SORDO....
(Libertad Digital) Aún se siguen produciendo reacciones ante el reportaje publicado por The Economist, en el que se critica la agresiva política lingüística de la Generalidad, y muy pocas son favorables al Gobierno presidido por José Montilla. De hecho, varios corresponsales extranjeros afincados en Barcelona han defendido a su compañero del semanario británico y consideran exagerada las quejas de esta comunidad.
Carod Rovira alegó que el reportaje de la publicación inglesa se debió a que estos periodistas "viven y beben del clima político y mediático que se respira en la capital del Estado". Sin embargo, con la opinión de periodistas de varios países que trabajan en Cataluña quedan desmontados los escasos argumentos del vicepresidente de la Generalidad.
En este sentido, el corresponsal de BBC Radio, Alex Simpson, cree que "el nacionalismo está lastrando el crecimiento del país". Este periodista, catalanoparlante, cree que esta política lingüística oculta otros problemas como "los precios de la vivienda" o los "problemas sociales" en Cataluña". Por su parte, Gudrun Greunke, que ha trabajado en Der Spiegel y en Reuters, dijo que fue "una reacción fuera de lugar". "The Economist no inventa las historias. Verifica mucho todo aquello que publica y hay que pensárselo mucho antes de plantarles cara". Incluso se preguntó "para qué sirven" las embajadas catalanas. "No entiendo por qué ha de derrocharse el dinero que cuesta la embajada de un pueblo que ya está representado", sentenció
Para la periodista de la BBC, Gabriela Ramos, el problema estriba en "la politización de la lengua catalana" y el uso que hacen de ella los dirigentes políticos de esta comunidad. De éstos dijo que "tienen una importante cuota de poder y una influencia demasiado grande". Igualmente desde el prestigioso semanario estadounidense Newsweek, Eva Wishocka, aseguró que "exageran todo lo que tenga que ver con el nacionalismo". Añadió además que Cataluña tiene su responsabilidad en el desconocimiento de esta comunidad por lo que no se puede achacar todo a Madrid.
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