Sábado, 07-02-09
Si Emilio Pérez Touriño tuviera tan sólo la cuarta parte del desparpajo y de las dotes escénicas de su colega Rubalcaba, no negaría yo que su grotesca estratagema de la seguridad para ocultar los detalles de sus dispendios millonarios pudiera colar de nuevo. Porque si bien es verdad que los políticos nos toman a veces por idiotas, también lo es que otras tantas veces nos comportamos los ciudadanos como tales, como perfectos idiotas. Y aceptamos pulpo como animal de compañía.
Baste recordar que la excusa de la seguridad ya fue usada con éxito por Rubalcaba para justificar la casa gratis total de Mesquida en un complejo de la Guardia Civil. Y coló, bien que coló. Ahí sigue Mesquida, disfrutando de la infinita generosidad de los contribuyentes españoles, ahorrándose un pastón de alquiler al mes en el centro de Madrid y usurpando una casa a los correspondientes miembros de la Guardia Civil. Bajo la ridícula explicación de que él y sólo él entre los ex-altos cargos de Interior de España necesita una casa dentro de un complejo policial para garantizar su seguridad. Y sale más barato, además, remató Rubalcaba, exultante con su propia representación.
Sin que Touriño tuviera necesidad de abrir la boca, eso no es lo suyo, como comprobó el periodista de ABC en la rueda de prensa de Santiago, sus compañeros del Partido Socialista ya colaron el coche de los 480.000 euros. Por seguridad, como la casa-chollo de Mesquida. Por seguridad, el presidente de una región española necesita un blindaje más caro que Obama, el hombre más poderoso y quizá más amenazado del mundo. Y de nuevo aceptamos pulpo como animal de compañía.
Y por seguridad, atacan de nuevo desde la mansión presidencial gallega, no se pueden dar detalles de los arreglos millonarios de las dependencias de Touriño. No vaya a ser que quieran hacer un reportaje los del Arquitectural Digest y comiencen a acosarle los decoradores de medio mundo con otras propuestas dignas de su exquisito gusto. Los lujos de Touriño son Top Secret. Por seguridad, compréndalo, y acepten de nuevo al pulpo como animal de compañía, que ya están acostumbrados.(Edurne Uriarte)
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