(En mi casa no entra una Coca-Cola hasta que ésta no pida disculpas a las víctimas.)
REALPOLITIK
Bye bye, chispa de la vida
En Atlanta,
en donde Coca-Cola tiene su sede, a nadie que esté en su sano juicio, se le
ocurriría, conocido que un actor de un spot suyo es simpatizante de Al Qaeda,
pedirle disculpas a éste, ponerse farruco con las víctimas del 11-S y decir que
de retirada nada.
Pocas empresas gozan de mejor reputación
que Coca-Cola, líder de
ventas a nivel mundial e inventora de ese pagano Arias Cañete vestido de rojo que
visita miles de hogares en Navidad, dejando regalos e ilusión a los más
pequeños de la casa. La presencia de Coca-Cola (vale, puede que sea Pepsi, pero todos lo llaman
Coca-Cola) en las estanterías de los supermercados es, se pongan como se pongan
los antiamericanos más cerrados de mente, signo de prosperidad y libertad, que
ambos conceptos van indefectiblemente de la mano. Como lo es la apertura de
establecimientos de McDonalds
ó Telepizza.
Pues bien, en España la reputación de la
marca cayó en el MERCO,
medidor de reputación empresarial, en el último año la friolera de 49 puestos. Sin duda, el batacazo tiene mucho que
ver con el ERE de la embotelladora The
Coca Cola Company. Pero no sólo.
Y es que la gestión de la comunicación
de la empresa por parte de directivos como Marcos de Quinto, presidente de Coca-Cola España, parece
haber sido ideada por la competencia. Atrás queda su enfrentamiento con sectores
católicos españoles o sus posicionamientos políticos durante las acampadas del 15-M.
Verán, resulta que Coca-Cola había
lanzado una campaña publicitaria que incluía un anuncio en el que un hijo le
cuenta a su padre que se ha hecho del Atleti. Imagino que lo habrán visto. Pues
bien, resulta que el actor que hace el papel de padre pertenece al mundo abertzale, cosa que Coca-Cola no tenía por qué saber hasta el momento en que Daniel
Portero, presidente de
Dignidad y Justicia, lo pone en su conocimiento al tiempo que pide la retirada
del spot.
Coca-Cola, en la línea que caracteriza históricamente a la marca
y según relató Portero, se apresuró a pedir perdón por si hubiera herido
alguna sensibilidad y el dichoso anuncio no volvió a verse en las pantallas.
Hasta aquí, todo normal y la cosa pasó
sin pena ni gloria.
Pero
llegó Marcos de Quinto, quien parece empeñado en arruinar la reputación de su
marca, al menos ante un sector de la sociedad española. Vía Twitter,
afirmó que ni disculpas ni retirada. Que
la campaña había terminado y punto. Por su parte, el responsable de
comunicación de la zona norte, declaró respetar “todas las ideas” y afirmó
haber pedido disculpas ¡al actor!
Se pueden imaginar cómo ha sentado esta
reacción gratuita entre quienes han visto caer asesinados por bombas o tiros en
la nuca a los suyos. Y
entre quienes creemos que las víctimas del terrorismo son el referente de
nuestra sociedad.
Está por ver qué consecuencias sobre la
marca tendrá falta de sensibilidad, casi de humanidad, que han demostrado los
directivos españoles. En Atlanta,
en donde Coca-Cola tiene su sede, a nadie que esté en su sano juicio, se le
ocurriría, conocido que un actor de un spot suyo es simpatizante de Al Qaeda, pedirle disculpas a éste,
ponerse farruco con las víctimas del 11-S y decir que de retirada nada.
Hacerlo provocaría, para solaz de Pepsi-Cola, una caída en ventas
histórica del producto. Cosas de una sociedad sana.
(Almudena Negro/La Gaceta)
2 comentarios:
Pues no tenía ni idea, y eso que soy hiperfan de cocacola, pero me has dejado de piedra. Me uno atuboicot. Gracias. Unabrzo
Estoy con vosotros.
Me paso a la Pepsi, o al refresco ese de Carrefour que se le parece mucho.
Pero para los asesinos, y sus amigos NO SALDRA NI UN CENTIMO DE MI BOLSILLO
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