viernes, 5 de febrero de 2021

TRUMP TENÍA RAZÓN

 

Joe Biden, presidente de EEUU | Cordon Press
 
 
Joe Biden, presidente de EEUU | Cordon Press

 (O sea, la gran mayoría de los medios de comunicación/manipulación, informaban mal, o mentían.)


La revista 'Time' desvela el complot que dio la victoria a Biden: 

"Trump tenía razón''

Elena Berberana

El reportaje narra que personas poderosas, activistas y corporaciones urdieron el plan en la sombra para cambiar las leyes electorales.

 

(LD/5/2/2021.) 

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Increíble el descaro: Un artículo del medio pro-Biden, ‘Time’, reconoce, jactándose de ello, la manipulación y conspiración organizada contra Trump para revertir los resultados electorales

Trump y la Nueva Atlántida

Llevo años denunciando  la tendencia de las actuales democracias a  convertirse en aquella sociedad de pesadilla que predijo Tocqueville como posible:   “Un poder inmenso y tutelar que se asemejaría a la autoridad paterna si, como ella, tuviera por objeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, por el contrario, solo persigue  fijarlos irrevocablemente en la infancia. Este poder quiere que los ciudadanos gocen, con tal de que no piensen sino en gozar;  se esfuerza con gusto en hacerlos felices, pero en esa tarea quiere ser el único agente y juez exclusivo (…) Siempre he pensado que esta clase de servidumbre, reglamentada, benigna y apacible, podría combinarse mejor  de lo que se piensa comúnmente con algunas formas exteriores de la libertad (…) Si semejante gobierno llegara a implantarse, no sólo oprimiría a los hombres, sino que a la larga los despojaría de los principales atributos de la humanidad”.

Viene esto al caso del fraude electoral  en Usa, el suceso más importante ocurrido en el mundo recientemente, denunciado acertadamente por Trump. Cualquier observador medianamente agudo ha percibido el fraude desde fuera, aun sin entender los detalles, pero ahora lo están reconociendo sus propios autores. Y vanagloriándose de el porque lo han hecho ¡para defender la democracia! A escala menor lo tenemos aquí con leyes totalitarias  como las de memoria histórica, que atacan las libertades más elementales y se imponen ¡en defensa de la democracia y contra un régimen que ya no existe! Y casi nadie protesta ni siquiera se da por enterado en esta democracia de pandereta que es España desde hace mucho. Y que está repitiendo los mismos errores que llevaron a la guerra civil, como he expuesto en mis dos libros recientes sobre la república y sobre el Frente Popular. La democracia consistiría, en breve, en que manden ellos. 

Y las elecciones useñas son tan importantes porque revelan una crisis profunda de la  democracia en su dinámica actual y en el país más emblemático de ella: el poder “inmenso y tutelar”,  incontrolable, de una pequeña oligarquía riquísima que a su vez  controla los medios de comunicación y opinión, y los medios electrónicos, y aplican la técnica conductista de masas mediante la perversión del lenguaje, cambiando el sentido de los conceptos y aplicando el método del premio/castigo. Esas camarillas de delincuentes iluminados se creen con derecho a manipular a pueblos enteros, a la humanidad entera, incluso por encima de sus gobiernos, y lo hacen en nombre precisamente de la humanidad, de la felicidad, el progreso, etc. Ante nuestros ojos, los gobiernos imponen cosas leyes como las de odio, tratando de dictar, no solo nuestros actos o pensamientos, sino nuestros sentimientos personales. Y al parecer nadie quiere darse por enterado del tremendo abuso. 

Esa tendencia proviene de lo que he llamado ideología anglosajona. No es que en Anglosajonia haya una sola ideología, desde luego, pero esta es la más fuerte y persistente: la ideología de la técnica y el dinero como meta y explicación de la historia y del propio ser humano. Como dije hace unos días, Francis Bacon ya la expuso en el siglo XVII en La Nueva Atlántida: un pequeño grupo de técnicos y científicos llamado “La casa de Salomón”, dedicado a experimentar  en todos los terrenos, regiría a un estado cuya misión sería velar por la felicidad y la virtud de los ciudadanos desde las concepciones supuestamente científicas de la casa de Salomón. Esta idea explícita o implícita, es una tradición en Inglaterra y Usa, plasmada también en la masonería: una sociedad secreta y muy jerarquizada  dedicada a velar por la felicidad humana y lo que llaman libertad. Un psicólogo useño, Burroughs Skinner expuso esa Nueva Atlántida en un ensayo llamado Walden Dos.

Desde luego, estos problemas tienen implicaciones más profundas que las directamente políticas: afectan a la propia condición humana, ya expuesta simbólicamente  en los viejos mitos religiosos. Y valdrá la pena buscar esa clave.

 

(Pio Moa.)

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