Hablamos por supuesto de Torrente Ballester, no del casposo personaje de Segura, que por desgracia resultará más conocido entre nuestra juventud que el insigne escritor. Ya saben lo que entiende la progresía por elevar el nivel cultural del pueblo.
El caso es que se acaban de cumplir diez años de la muerte de el autor de ‘Los gozos y las sombras’. Quizás nadie como Torrente ha sabido retratar en prosa el ser de Galicia a lo largo de esta trilogía que se hizo popular a través de la famosa serie televisiva.
Pero resulta que en Galicia, como sucede en Vascongadas con Pío Baroja o Unamuno, muchos de los más prestigiosos representantes de la cultura que han dado esas tierras no existen para el nacionalismo dominante.
Como Cela o Valle Inclan, Torrente Ballester cometió el grave pecado de no escribir su obra en gallego. “Yo escribo en ferrolano”, decía el genial escritor y en cuanto a las ideas políticas sobre Galicia, Torrente que en su mocedad militó en el Partido Galleguista, para después de la guerra civil abrazar el falangismo crítico con el franquismo, es contundente: “Yo soy más gallego y menos nacionalista”. A diferencia de lo que sostiene el galleguismo aldeano de cortas miras, no existe incompatibilidad alguna entre lo gallego y lo hispano. Torrente reaccionaba contra ese aislacionismo reduccionista: “yo soy atlantista, desde luego, lo he sido siempre. Lo que ocurre es que ahora el atlantismo quiere reducirse a Portugal y Galicia, y el atlantismo es muy hispano, supone América del Sur”.
Sin embargo, Torrente, gallego por los cuatro costados, -lo que no le impedía ser español- no es objeto de culto como uno de los grandes de las letras gallegas, ni es empleado como icono de la cultura gallega. Al igual que Pla en Cataluña, resulta incomodo al discurso nacionalista. Como también sucede con otro insigne intelectual gallego, José María Castroviejo, pieza clave en el renacimiento de la cultura gallega y su conexión con las corrientes europeas del momento en los años anteriores a la guerra civil.
Sin embargo nunca ha sido perdonado por los nuevos gurus de la cultura gallega. Para los Susos de Toro o Rivas, es un franquista recalcitrante, y es que sus versos en gallego en la revista oficial de Falange -Jerarquía- en pleno 1939, desmontan muchos mitos. Tampoco Alvaro Cunqueiro, otro de los grandes de la cultura gallega, es valorado como debiera, si bien en menor medida, también resulta discriminado por sus ideas derechistas y su falta de compromiso nacionalista. Ambos, Cunqueiro y Castroviejo, escriben Viaje por los montes y chimeneas de Galicia, una delicia costumbrista sobre la gastronomía gallega, que es un canto de apego a la tierra.
Hoy mediocres pseudo-intelectuales gallegos, como Ferrín, parapetados detrás del nacionalismo más tronado, niegan el pan y la sal a estos literatos, que, -ellos sí- han conseguido elevar las letras gallegas a categoría universal.
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Tal vez sea esto lo que define mejor a los nacionalistas: la mediocridad sectaria.
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Publicado el 1 Octubre, 2008 |(MD)
La persecución lingüística es un hecho en Cataluña, Baleares o País Vasco. Ahora también se suma Galicia. Asociaciones como Galicia Bilingue vienen denunciando el problema, pero la pasividad, cuando no complicidad, del gobierno separatista gallego ha permitido la aparición de organizaciones privadas que, al más puro estilo siciliano, amedrentan a los ciudadanos con el fin de que se utilice exclusivamente el gallego.
Lo que no pueden lograr por vías democráticas, lo hacen mediante la persecución y el miedo.
En esta línea de acontecimientos, A Mesa pola Normalización Lingüística, una organización privada que en ningún caso puede abrir expediente de cualquier tipo, ha enviado una carta a varios establecimientos comerciales de La Coruña en la que los amenaza con abrirles un expediente por no utilizar el idioma gallego. La plataforma los acusa de evitar el empleo de la lengua vernácula en sus escaparates y rótulos, de nombrar a la ciudad con el topónimo en castellano e incluso de discriminar a sus clientes por cuestiones idiomáticas.
Los comerciantes, aunque A Mesa es una entidad privada independiente de las administraciones públicas, sienten temor cuando leen la carta debido a la terminología empleada por el remitente.
A Mesa habla en sus cartas de apertura y cierre de expedientes, un lenguaje que para los que desconocen que la plataforma por el gallego está desvinculada de la Administración resulta inquietante, por sus similitudes con la terminología judicial.
El contenido de la carta, por tanto, no implica ninguna obligación para los comerciantes que, en contra de lo que A Mesa expresa en el texto, tampoco tienen que remitir una contestación.
Los representantes de los comerciantes de la ciudad manifestaron su disconformidad con la iniciativa de A Mesa y defienden que cada comerciante tiene derecho a escoger el idioma que utiliza en su establecimiento.
“Me choca que en una democracia y en un país de libertades venga alguien a decirme lo que tengo que hacer en mi casa”, critica el presidente de los comerciantes de la Zona Obelisco, Antonio Amor.
Amor añade que Galicia es una comunidad bilingüe, por lo que los ciudadanos tienen derecho a expresarse tanto en gallego como en castellano. “Conozco comerciantes que rotulan en los dos idiomas y otros que, por el tipo de clientela que tienen, sólo lo hacen en castellano. En la calle Real los hay incluso que usan el español y el inglés. Si somos bilingües, que cada uno use el idioma que le apetezca”, declara.
El presidente de la asociación de comerciantes de la Ciudad Vieja tampoco está de acuerdo con las advertencias de A Mesa, aunque recuerda que ésta es una entidad privada y que sus mensajes son simples consejos sin repercusiones legales.
“A Mesa es una entidad privada. Para mí, aunque todavía no he visto esas cartas, es como si me da un consejo el Círculo de Lectores. Cada uno puede usar en sus comercios el idioma que quiera”, explica Adolfo López.
Antonio Amor se muestra más crítico que su homólogo del casco antiguo y habla incluso de una persecución contra los ciudadanos que utilizan el castellano. “Siempre hubo una concordia y parece que desde algunos sectores quieren romperla. Me parece algo sorprendente que ocurra esto. Se está estigmatizando a los que hablamos castellano”, lamenta.
El PP denunció ayer que A Mesa ha abierto 500 expedientes en toda Galicia y anunció que presentará una pregunta ante el Parlamento gallego en la que exigirá que la Xunta explique si conoce la existencia de las misivas y, de ser así, por qué ha permitido que éstas fueran enviadas.
“Estas misivas suponen que esta entidad está asumiendo con un afán superior competencias que no le corresponden en un tono coaccionador exigiendo que se les responda”, dijo la diputada popular Beatriz Mato.
El portavoz del PP en el Concello, Carlos Negreira, recalcó que el contenido de la carta “ni obliga, ni vincula” recoge la información de Pablo López en La Opinión de La Coruña
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Rectificación: mediocridad sectaria y violenta. A falta de argumentos, insultos y coacciones.
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Martes, 03-02-09(ABC)
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