 PALMA.- El letrado del Colegio Oficial de Médicos de Baleares (COMIB), Antoni Verd, ha dimitido este lunes de su cargo y abandona la institución por “incompatibilidad jurídica” con los planteamientos del presidente, Joan Gual, con quien había mostrado su desacuerdo, en varias ocasiones, durante las últimas semanas
La marcha de Verd, aunque esperada, no ha dejado de sorprender a numerosos colegiados, especialmente porque es uno más de los numerosos abandonos que se han producido desde que Gual ocupara la presidencia de la institución colegial; es más, es el segundo abogado que deja el COMIB y lo hace muy poco tiempo después de la polémica marcha del gerente Víctor Manuel Hernández.
La situación en el COMIB es en estos momentos más delicada que nunca, dado que el abandono de personal no ha parado desde la elección de Gual. Un vicepresidente, dos secretarios generales (Pericás y Juste), un vocal, dos abogados, un gerente, administrativos, periodistas,… El goteo es constante y la crispación interna una realidad que siempre se ha querido negar de puertas para fuera.
MARCADA POR LA POLÉMICA
Y es que, la presidencia de Joan Gual en el COMIB ha estado marcada por la polémica ya desde antes de la celebración de las elecciones y ha seguido a lo largo de su mandato, en el que los desencuentros con los trabajadores han sido constantes durante estos años.
En esta ocasión, las diferencias entre Gual y Verd han sido tan importantes, según comentan en medios colegiales, que el abogado ha optado por salir de la institución colegial, tanto porque el desencuentro es total, como por la necesidad de evitar las responsabilidades que puedan derivarse de las actuaciones colegiales
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Mi apoyo a Toni Verd. Somos amigos desde hace mucho tiempo y estoy convencido de que su actuación ha sido impecable. El Colegio de Médicos pierde a un magnífico jurista.
Sebastián Urbina.
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DIMISIÓN/ En una carta confidencial desvela la tensión interna provocada por el presidente
El abogado del Colegio de Médicos pone a Gual a los pies de los caballos |  |  |  |
| Maria Luz García | | martes, 05 de mayo de 2009 |  PALMA.- El hasta ahora abogado del Colegio Oficial de Médicos de Baleares (COMIB), Antoni Verd, ha puesto al presidente de la institución, Joan Gual, mediante una carta confidencial dirigida a todos y cada uno de los miembros de la junta directiva, a los pies de los caballos, tras desvelar la dura situación que ha vivido durante su etapa al frente de la asesoría jurídica.
La decisión de Verd, avalada por su despacho y de la que dice que es “imposible no adoptar”, viene motivada por las “progresivas y crecientes, aunque no siempre visibles, discrepancias” con Juan Gual, en lo referente a “la forma, modo, interpretación y aplicación de las cuestiones jurídicas”.
Estas discrepancias, según el letrado, han alcanzado “el nivel de incompatibilidad, lo que exige tomar esta decisión”. Y es que Verd ha "comprobado en carne propia que no se le puede contradecir, porque eso significa contrariarle; y la contrariedad significa el distanciamiento, si no la caída en desgracia. Lo que en el caso de la asesoría jurídica, que para cumplir con su cometido, necesariamente, en algún momento debe hacer objeciones de legalidad, constituye un problema insoluble”.
Entender la situación, lo que realmente está ocurriendo en el COMIB, precisa, según Antoni Verd, “traspasar las apariencias, limpiar los maquillajes y ver las cosas tal cual son; evitando se describa la realidad interesadamente, condicionado el conocimiento con la poca y sesgada información de que en general se dispone”.
TODO EL PODER EN MANOS DE GUAL
Y es que, en el acontecer diario, según relata Verd en su carta, es el presidente quien ‘de facto’ viene asumiendo “todo el poder de la institución”, dado que, aunque el pleno es el verdadero órgano de gobierno del COMIB, “en la práctica se ha convertido en un órgano de mero asentimiento de las decisiones adoptadas por la comisión permanente, donde, otra vez ‘de facto’, por vía de tensión continua y asunción fáctica de toda la actividad, tanto en lo referente a iniciativas y proyectos como a la gestión del día a día (de ahí la tensión con el ex gerente) el presidente absorbe todo el poder de la institución, de modo fáctico, evidentemente”.
Este hecho implica que “chocar con el presidente es perder toda la expectativa, todo futuro en la casa”, algo que reitera que “no es difícil”, pero que no limita a la asesoría jurídica sino a todo el personal, para lo que basta “observar el trasiego de altas y bajas” y “cualquier política de recursos humanos y no digamos ya que si se quiere que la responsabilidad social corporativa sea algo más que una bonita frase, ese continuo ir y venir de personal merecería estudio y atención”.
Y lo merecería porque provoca entre los trabajadores “la sensación de estar siempre a los pies de los caballos, pues existe la consciencia entre el personal de que el presidente nunca asume responsabilidades, las busca en sus colaboradores, quedando él siempre al margen, incólume”.
Seguidamente Verd alude a una serie de casos en los que las discrepancias con Gual han sido notorias. El primero de ellos es el relativo a la carta dirigida por el doctor Pau Ramis Bisellach a todos y cada uno de los miembros de la junta, informando de una denuncia judicial por presunto intrusismo profesional contra un médico y la empresa que lo contrató, entre cuyos administradores estaba un miembro de la comisión deontológica, cartas que fueron retenidas por el presidente, a lo que Verd, según deja claro, le señaló que “de ninguna manera debía hacer tal cosa”. Sin embargo, en el pleno “justificó su actuación diciendo que había tomado la decisión contando con el asesoramiento jurídico del señor Verd. Dijo verdad, ciertamente. Lo que no dijo fue el sentido del asesoramiento”.
Ese día el abogado, según sus propias palabras, intuyó “lo que finalmente ha pasado y comprendí que cuando discrepara y el asunto fuera importante o pudiera tener trascendencia debía protegerme, darlo por escrito y cuando fuera de mayor trascendencia pasarlo por el registro de entrada de la corporación. Así lo he hecho en dos ocasiones, pero se ha producido la crispación”.
ORDENADOR DEL EX GERENTE
El segundo de los casos hace referencia a la propuesta de auditoría informática y la intervención del ordenador del ex gerente, de la que dice que no se hizo constar en acta su informe “ni la discrepancia de forma contundente. Tampoco refiere el acta que hasta leí una parte de una sentencia del Tribunal Constitucional, ni que les advertí que podían incurrir en delito”
En ese momento, como relata en su carta Antoni Verd, “la discrepancia fue tal que el presidente en el pleno me reclamó que defendiera al COMIB… ¿Se dan cuenta de lo que esto significa? Excuso comentarlo por obvio. Recordarán que le dije que le estaba defendiendo, pues pretendía evitar que cometieran un delito”.
Estos hechos, tal y como argumenta el letrado, tuvieron su segunda parte en el último pleno, “cuando el doctor Pericás me hizo una pregunta que califiqué de insultante” y que “tenía por objeto provocarme y de la que estoy convencido, el doctor Pericás, como en el caso de la denuncia anónima que trasladó, no era más que el correveidile. Estoy convencido de que el actor intelectual de ambas boutades, para decirlo suavemente, fue otro”.
El tercer caso expuesto por Verd es el relativo al nombramiento del doctor Francisco Gracia, como secretario de la Junta Insular de Ibiza, del que el letrado presentó un informe que tampoco complació al presidente y que provocó un enfrentamiento público entre Gracia y Verd, sin que Gual interviniese.
En consecuencia, “en estas condiciones, con este ambiente de falta total de respeto, no sólo al trabajo bien hecho, sino a las personas, a su dignidad, no se puede trabajar ni un solo día más”. |
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