miércoles, 1 de marzo de 2017

LA DICTADURA POLÍTICAMENTE CORRECTA

 (Hace un par de días, en Madrid, se detuvo un autobús con el lema 'Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen'.


Un Fiscal les acusa de 'odio'. Sí, han oído bien, 'odio'.


Algo parecido sucede en el Parlamento europeo. Resulta que Marine Le Pen ha tuiteado ejecuciones del Estado Islámico. Pues bien, la 'mala' es ella. El Parlamento europeo quiere tomar severas medidas contra ella.


En la dictadura políticamente correcta que malvivimos, decir la verdad puede salir muy caro.


Me atrevo a decir que más pronto que tarde, esto estallará. No se puede castigar la verdad sin que pase nada. De hecho ya está estallando. Los avances de los llamados 'populismos' son un ejemplo del hartazgo frente a los políticos tradicionales.


No quiere decir que lo nuevo sea mejor. Lo veremos. Pero ha llegado por el hartazgo de lo actual. Es difícil soportar por más tiempo a esta clase política.


En relación a España repetiré algunos 'hartazgos'. El incumplimiento de sentencias judiciales firmes por las autoridades catalanistas sin que pase nada de nada.

El Muy Honorable Pujol (ex) sigue de rositas.

Bildu, la rama política de ETA está en las instituciones democráticas (?) gracias a PP/PSOE.

Nos machacan a impuestos y sufrimos un alto nivel de corrupción, despilfarro y enchufismo.

¿Populismos?)









Marine Le Pen lleva años denunciando que la Unión Europea está "gravemente enferma" y la última amenaza de Bruselas así lo demuestra.

 El Parlamento Europeo ha dado el primer paso para levantar la inmunidad parlamentaria de la eurodiputada para que pueda ser juzgada por tuitear imágenes de ejecuciones del Estado Islámico, una decisión que deberá ser ratificada por el pleno de la Eurocámara.

La candidata del Frente Nacional ha compartido en numerosas ocasiones los delitos de los terroristas. Unas imágenes que las élites de Bruselas han tratado de ocultar y que sólo ciertos medios se han atrevido a compartir.

 Entre ellas, la decapitación del periodista estadounidense James Foley, que le podría llegar a costar una condena de hasta tres años de prisión y una multa de hasta 75.000 euros.

(La Gaceta)

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