(CIEN AÑOS DE HONRADEZ. NI UN MINUTO MÁS.)
(No tienen vergüenza. Ahora resulta que esta sentencia, que condena a destacados socialistas (680 MILLONES), no les afecta. Debe afectar al Partido Popular.
Ahora el problema es que la gente se entere de que no tienen vergüenza. Ya sabemos que los medios de comunicación tratarán de disimular. Lo contrario de lo que pasó con el caso Gurtel (30 MILLONES).
Independencia se llama eso.)
El secretario de Organización
del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ha subrayado hoy que
la sentencia condenatoria por el caso de los ERE en Andalucía "no afecta
ni al actual Gobierno ni a la actual dirección del PSOE".
(eldiadevalladolid.com/19/11/2019.)
EL PSOE ES LO PEOR.
La sentencia de los ERE
que por fin se ha conocido este martes –justo cuando ya no podía influir
en el resultado electoral, qué casualidad– certifica que este caso es
con toda probabilidad la peor trama de corrupción que se ha visto nunca en España, con el permiso del 3%, claro.
Y lo es por varias razones: en primer lugar, por el descomunal monto de lo robado, nada más y nada menos que 855 millones de euros
–repito: 885 millones de euros–, una cantidad incomparable con ninguno
de los casos que hasta ahora se han juzgado de cualquier otro partido, y
por supuesto del PP.
Pero es que además ese dinero se robaba de los cursos de formación para los parados,
¡en la comunidad autónoma con más paro! El partido que presume de la
justicia social y de apoyar a los desfavorecidos y a los más débiles
estaba robando a los que no tenían trabajo allí donde más difícil era
encontrarlo. Como siempre, la izquierda no es más que una gran mentira.
Además, ninguna causa de corrupción ha supuesto la condena de tantos responsables políticos de tanto nivel:
dos expresidentes de Andalucía, ambos exministros y uno de ellos ex
vicepresidente del Gobierno de España; nueve exconsejeros, uno de los
cuales fue una ministra estelar de Zapatero; seis exdirectores
generales… Y esto es sólo el primer juicio de un rosario de causas que
está por llegar y en el que ya nos podemos hacer una idea de por dónde
irán las sentencias.
El PSOE y sus terminales mediáticas –por cierto, enternecedor ver el
contorsionismo de tantos azotes de la corrupción que ahora están
haciendo verdaderas filigranas para que esta enorme corrupción parezca
una minucia– están empeñados en quitarle importancia porque ninguno de
los condenados se ha enriquecido. Amén de que no es cierto que no haya
habido casos de enriquecimiento personal –ahí están las vacas que podía asar Juan Lanzas
para que nadie lo olvide–, el hecho de que la principal motivación de
la trama no fuese el lucro personal no la hace mejor, sino peor: no se
trataba de la actuación de unos chorizos que se lo llevaban a espaldas
de los responsables de las instituciones, sino de una trama orquestada
desde lo más alto de Junta de Andalucía para establecer una red clientelar que facilitase que el PSOE se eternizase en el poder.
En resumen: pura "corrupción estructural", como ha dicho este martes el socialista Ábalos… refiriéndose al PP.
Aunque Sánchez y los suyos y todo el coro periodístico que ve esto
como una pequeña incomodidad no quieran reconocerlo, la sentencia que se
ha conocido este martes certifica que, dentro de la variada gama de
corrupciones que por desgracia nos ha ofrecido España en los últimos
años, el PSOE es, literalmente, lo peor.
(Carmelo Jordá/LD/19/11/2019.)
EL MAYOR FRAUDE DE LA DEMOCRACIA.
ABC no se
equivocaba cuando al desvelar en exclusiva el fraude masivo de los ERE
lo calificó como el caso de corrupción más grave de la democracia.
Nunca
dos dirigentes políticos que llegaron a ser presidentes de un partido,
en este caso el PSOE, habían sido condenados, y nunca se había
documentado con la crudeza con que lo hace la Audiencia de Sevilla un
caso tan grosero de amiguismo, cuyo último fin era crear una red
clientelar al servicio del PSOE.
El cortijo en que el socialismo
convirtió a Andalucía durante 34 años queda retratado en una sentencia
que vuelve a demostrar la doble moral con que la izquierda mide la
gravedad de las conductas, incluso del saqueo sistemático de dinero
público.
Todo el peso de la ley. La condena de diecinueve antiguos
altos cargos del socialismo andaluz, entre ellos Manuel Chaves y José
Antonio Griñán, por el desfalco sistematizado de 680 millones de euros,
demuestra que su partido siempre mintió respecto a los ERE. Está probado
que el PSOE los diseñó como coartada de una red clientelar ideada para
perpetuar a los gobiernos socialistas en Andalucía.
Por cuantía
económica, por contumacia en el diseño de una estructura delictiva y por
la consciente permisividad de la Junta andaluza, es el caso más serio
de desfalco de las arcas públicas vivido en España. Las penas de prisión
superiores a cinco años para Griñán y otros nueve antiguos altos cargos
apuntan a que previsiblemente serán encarcelados en breve, lo que
representa un durísimo golpe emocional para el PSOE.
La evidencia es que
durante quince años se cebó un sistema organizado de corrupción,
privilegios y abusos con el dinero público que el PSOE deberá llevar
siempre en su conciencia, por más que trate de sacudirse cualquier
responsabilidad. La trama de Filesa era, en comparación, un juego
infantil.
El PSOE incurrió ayer en un ejercicio de cinismo.
Pero
su reacción no fue una sorpresa: silencio descriptible de Pedro Sánchez y
derivación de responsabilidades al socialismo andaluz. El PSOE podrá
alegar cuanto quiera, porque ni se condena al partido por financiación
ilegal ni se juzgaba un enriquecimiento ilícito de sus dos
expresidentes. Pero en nada se compadece esta reacción con el falaz
discurso que Sánchez siempre mantuvo. Si otro partido, como el PP,
incurre en conductas corruptas, bien merece una moción de censura,
aunque su presidente fuese ajeno a esas prácticas.
En cambio, si es el
PSOE, lo hace por la causa del progresismo, comprometido con los
derechos de los desempleados. Todo era una farsa, una burda mentira que
el propio PSOE se encargó de normalizar en el Parlamento con partidas
presupuestarias ad hoc para dar patente de legitimidad a un robo. El
PSOE creó una red inmoral de nepotismo, sus dos presidentes y varios
consejeros han sido condenados, se pervirtió el control de las
subvenciones, se eludieron los más básicos sistemas de supervisión, se
silenció a la Intervención del Estado, se repartieron millones a
capricho -incluso para drogas y burdeles- y la Junta de Susana Díaz se
confabuló para obstaculizar la labor judicial.
Al menos, el PSOE no
debería citar la palabra «honestidad» para proteger a los suyos.
Pedro
Sánchez no puede escurrir el bulto. Tampoco Pablo Iglesias y el resto
de una izquierda política que ayer no sabía dónde esconderse con tal de
no poner en jaque la gobernabilidad. Si Unidas Podemos tuviese un mínimo
criterio de ética pública no podría apoyar la investidura de Sánchez,
obligado, por su parte, a repensar la estrategia que presentó a la
sociedad como presunto abanderado de la ética y la regeneración. Pero es
mucho pedir.
Una vicepresidencia y varios ministerios bien valen un
escorzo de hipocresía. Contra Rajoy, Iglesias sostenía en mayo de 2018,
en referencia a la sentencia de la trama Gürtel, que no podía haber
«delincuentes a los mandos del Gobierno». Si Rajoy -estigmatizado por
una simple frase por un juez afín al PSOE- era entonces un
«delincuente», también hoy lo es Sánchez.
El doble rasero de la
izquierda y su pretendida superioridad moral son flagrantes. Da igual el
importe defraudado y que un socialista delinca, porque siempre lo hace
guiado por la buena fe. Pero los delitos de otros partidos son
intrínsecamente más graves porque se miden por criterios ideológicos y
de dogmatismo excluyente. Algo enfermizo empieza a anidar en la
izquierda si ese es el listón con el que medir un latrocinio como el de
los ERE. La democracia no puede deglutir todas sus miserias bajo el
prisma del «pensamiento único» que impone la izquierda.
Cuando los
tribunales cumplen su misión es porque la democracia responde. Pero el
PSOE, que llegó a impulsar escraches contra la juez instructora, es
responsable de una merma de la higiene democrática. Acorde con el rasero
del PSOE, la sentencia debería inhabilitar a Sánchez para gobernar.
(Edit.ABC/20/11/2019.)
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