lunes, 2 de febrero de 2009

DEMOCRACIA Y LIMITES


DEMOCRACIA Y LÍMITES.


En un tiempo de cuyo momento no quiero acordarme, un catedrático de economía, defendía (en un programa de debate) que no podemos dejar al margen a unos doscientos mil votos de la llamada izquierda abertzale, en el País Vasco. ¿Qué se quiere decir? De manera explícita o implícita, que lo que se haga según los procedimientos democráticos es bueno. Por definición. Y debe respetarse.


En primer lugar, no es aceptable que se cuenten doscientos mil votos (más o menos) como votos democráticos, al margen del contexto en que se produce la votación y de los fines que se persiguen. Es bien sabido que en el llamado País Vasco (a partir de ahora ‘Comunidad Autónoma Vasca’/CAV) no hay libertad de expresión. ¿Cómo? ¿Acaso no puede Ibarretxe decir lo que le parece? ¿Acaso no puede hablar con libertad Otegui, el hombre de paz? Por supuesto. Pero todos sabemos (los que queremos saberlo) que hay muchos otros que están amenazados. Que su libertad está seriamente amenazada. Y su vida. Curiosamente, son los críticos del nacionalismo. ¡Qué cosas!


Creo que no se me olvidarán nunca las palabras del hermano de Ignacio Uría, asesinado por ETA. Me parece que iban o salían del funeral cuando un cámara de televisión se le acercó para hacerle unas preguntas. Respondió: ‘... después de habernos arrastrado toda la vida...’. Por supuesto, estas palabras del hermano son interpretables. Pero no me cabe duda de su significado. Lo que nos decía es que su familia había callado toda su vida para no sufrir consecuencias desagradables. No se habían atrevido a decir lo que pensaban. Creyeron que así estaban a salvo. A salvo de la banda terrorista. Pero no fue suficiente. ¡Y habían estado de rodillas!


Pues bien, aún en el caso de que hubiera doscientas mil personas dispuestas a votar a Batasuna (o las siglas que convengan), no todo vale. Y no todo vale porque la democracia está ligada, fundamentalmente a un problema de límites. Dice Popper: ‘... la supervivencia del término ‘democracia’- que en griego significa ‘gobierno del pueblo’- muestra que el platonismo y la cuestión ‘¿quién debe gobernar?’ son desgraciadamente aún muy influyentes aunque, afortunadamente, en la práctica la democracia siempre ha intentado tratar la cuestión más importante de la política: la evitación el despotismo’.


¿Qué caracteriza al poder despótico? La ausencia de límites. ¿Es que no hay límites en la CAV? Tomemos la distinción de Popper entre dos tipos de gobierno: aquellos en que los gobernados pueden cambiar al gobierno sin baño de sangre, y los que sólo pueden hacerlo mediante un baño de sangre. Llamamos tiranía a este último tipo de gobierno y democracia al primero. Pero ¿es que habría un baño de sangre si el PNV fuese removido del poder?


Si en circunstancias ‘normales’, los que ‘mueven el árbol’ extorsionan, secuestran y asesinan a los críticos del nacionalismo ¿qué pasaría si los no nacionalistas gobernaran en la CAV? No me refiero a Patxi López, que via Eguiguren, (se dice) todavía mantiene conversaciones secretas con el entorno de ETA. No, estos socialistas van del brazo con los nacionalistas. Me refiero al PP y UPyD. ¿Qué pasaría si gobernaran estos dos últimos partidos? No hace falta ser el mago Merlin para aventurar que las extorsiones y coacciones aumentarían. Y tal vez, los atentados.


¿Es este el contexto que solemos denominar democracia? Yo creo que no. La patología nacionalista, amparada por los que ‘mueven el árbol’ ha criminalizado y perseguido a los que no son nacionalistas. Se dice que los socialistas vascos se han acercado a la llamada ‘izquierda abertzale’ (la vinculada a la banda terrorista) para poder gobernar. ¿Es esto normal? ¿No vivimos una maloliente mentira? ¿No se han tenido que marchar de la C.A.V. más de doscientas mil personas por miedo a ser asesinados? ¿Y es esto democracia?


Si tengo razón, vivimos una farsa. Trágica y ensangrentada, pero farsa. Dudo que las farsas terminen bien. Porque, o sigue la farsa y aumenta así la infamia y la indignidad, o no sigue. Pero, en este último caso, los beneficiarios de la actual farsa no aceptarían de buen grado dejar el poder a los llamados ‘españolistas’. No habría alternancia pacífica. ¿Es esto democracia, o tiranía?


Sebastián Urbina.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que ha dado en el clavo más sobresaliente, el miedo, aunque no es el único clavo que explica porqué la gente vota nacionalismo en la CAV (casi siempre me refiero a ella como Vascongadas, que así lo aprendí en el colegio, porque lo de País Vasco se me atraganta). También la propaganda y la educación han sido factores clave en este sentimiento victimista y de odio que buena parte de la población padece.
Los partidos no nacionalistas ni próximos a la izquierda abertzale deberían explicar muy claramente como piensan defender a su pueblo de las represalias terroristas y de las amenazas de sus propios vecinos próximos a éstos. No se le puede pedir a la gente que tenga valor sin garantizar su integridad física tras tantos años de renunciar a mucho, de tragar mucho, de mirar mucho hacia otro lado a cambio de vivir relativamente tranquilos, porque ya no son personas íntegras comprometidas con causas justas como la libertad, sólo son supervivientes... aunque no se den cuenta.

saludos

Anónimo dijo...

Gracias por eliminar mi comentario.

Eso da fe de su convicción democrática orgánica: o piensas como yo, o eres un maleducado y te filtro.

Qué pena de picapleitos

Sebastián Urbina dijo...

No creo que lo entienda. De todos modos lo hago por los demás. Para los lectores y comentaristas inteligentes y educados que son la inmensa mayoría.

El proceso no es: dado que no piensa como yo, es un grosero, luego lo filtro.

Es este otro: es un grosero, con independencia de que piense como yo, luego lo filtro.

No se haga la víctima. No cuela. Más aún, por ser anónimo deberá cuidar más las formas.