Jueves, 25-06-09
Creo que nos equivocamos cuando situamos el centro de los tabúes de la corrección política en las cuestiones morales o en las relativas a la igualdad. Existe un tabú aún más fuerte en otro terreno bien diferente. Me refiero a los impuestos y a las clases medias. O a lo que las clases medias no pueden decir y denunciar bajo el riesgo de ser descalificados como insolidarios y reaccionarios.
De ahí que el Gobierno exhiba tanta demagogia en su objetivo de subir los impuestos a quienes llama «los más ricos». Con el argumento de que los «más ricos» están obligados a pagar las consecuencias de la crisis y a ayudar a los ciudadanos más desfavorecidos. Sin que nadie se moleste en aclarar que no son los más ricos los que van a pagar el tremendo déficit público creado por Zapatero sino que lo van a hacer las clases medias. Las que pagan siempre.
Menos mal que quien sí lo explicó muy bien fue un relevante miembro de este Gobierno, Miguel Sebastián, en un artículo de hace dos años («El tipo único es más justo y eficiente», El País, 3 de noviembre de 2007). El artículo bien podría constituir un manifiesto para la revuelta de las clases medias contra los planes de subida de impuestos de Zapatero, aunque sospecho que no era esa la intención del autor. Explicaba el ahora ministro que nuestro sistema fiscal no es en realidad progresivo y que es llamativo lo poco conocidos que son los datos del IRPF. Cuando resulta que el 10% que declara recibir la renta más alta, aclaraba Sebastián, o sea, los ricos, según el Gobierno, son aquellos que ganan más de 3.250 euros brutos al mes. Y los riquísimos, el 1% que declara la renta más alta, son los que ganan más de 8.250 euros brutos al mes. En otras palabras, que la parte correspondiente a los ricos del IRPF, está casi vacía, aclaraba.
O, también en otras palabras, que el déficit de Zapatero lo pagamos usted y yo. (Edurne Uriarte/ABC)
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