POLÍTICOS Y
SINDICALISTAS PROVOCARON LA CRISIS FINANCIERA
Reproducimos
a continuación por su repercusión en las redes sociales el artículo de Luis
María Anson publicado en el diario El Mundo.
“No ha existido crisis bancaria. La doble inmersión cautelar impuesta
por Luis Ángel Rojo en su día se mostró tan eficaz que, mientras grandes Bancos
norteamericanos y europeos se tambaleaban, los españoles demostraron excelente
salud y resistieron -sobresaliente cum laude- la implacable auditoría de Oliver
Wyman y Roland Berger.
El Santander está sólidamente instalado en el top ten mundial y es, por
beneficios, el primer Banco del mundo, los chinos aparte. El BBVA triunfa en
varios continentes y está espléndidamente gestionado y la Caixa, administrada
profesionalmente con admirable rigor por Isidro Fainé, se encuentra en la
cumbre del sistema financiero.
Políticos y sindicalistas insisten,
con enternecedora procacidad, en hablar de la “crisis bancaria”. Incluso Luis de Guindos volvió a
la reiterada cantinela durante su intervención en el Congreso de los Diputados.
Políticos y sindicalistas quieren
desviar hacia los banqueros la ira popular por los estragos de la crisis.
Guindos, después de referirse a la “crisis bancaria”,
explicó que el Gobierno había inyectado en Catalunya Caixa, politizada y
sindicalizada hasta la náusea, 12.000 millones de euros, cifra descomunal pues
la entidad catalana es cinco veces más pequeña que Caja Madrid, donde la
inyección se ha quedado en 22.000 millones, mientras la Caja del Mediterráneo
puede terminar costando 15.000 millones. A las alcancías de los Bancos, claro, no llegó un euro del
maná derramado desde el Gobierno.
Por el contrario, las entidades
bancarias, a causa de la infecta gestión de ciertas Cajas, se han visto
obligadas a hacer provisiones desmesuradas. Esa es la realidad.
Políticos y sindicalistas han
utilizado las Cajas, no todas, claro, como sus cortijos particulares y desde ellas han aprobado créditos sin avales, se han beneficiado de
prebendas sin número, han enchufado a parientes, amiguetes y paniaguados… Y, para intentar salvarse del
desastre, han convertido a las Cajas en Bancos con la esperanza de confundir a
la opinión pública.
Y así,
Caja Madrid se ha enmascarado en Bankia; NCG Banco es Novacaixa Galicia;
Catalunya Banc es la integración de Caixa Tarragona, Caixa Catalunya y Caixa
Manresa; Banco de Valencia es sustancialmente Bancaja Inversiones; Banco Mare
Nostrum es la integración de Caja Murcia, Caixa Penedés y Caja Granada;
Liberbank está constituido por Grupo Cajastur, Caja de Extremadura y Caja
Cantabria; Banco Ceiss es Caja España de Inversiones…
Hace unos
días, tal vez con el propósito de fondo de arremeter contra Aznar, se han
aireado las contradicciones de Miguel Blesa, sin hacer referencia alguna, como
ha recordado Jaime González que está escribiendo una sección espléndida en ABC,
a José Antonio Moral Santín, enchufado por IU en Caja Madrid, como “mayor
baluarte de Blesa”; a los socialistas Ramón Espinar, Antonio Romero, José María
Arteta y José María de la Riva; a los sindicalistas de CCOO, Juan José Azcona,
Francisco Baquero, Pedo Bedia y Rodolfo Benito y al ugetista Gonzalo Martín.
Todos son responsables de los
despilfarros y del saqueo de Caja Madrid. Todos fueron seducidos por el
poderoso caballero Don Dinero de la sagacidad de Quevedo.
El
ventilador que políticos y sindicalistas, para eludir su responsabilidad, han
encendido sobre la basura de algunas Cajas ha resultado eficaz. Los Bancos no han sabido defenderse y un sector de la opinión
pública se ha creído lo de la crisis bancaria y se ha revuelto contra los
banqueros.
Poco a poco, sin embargo, la verdad abrirá nuevos cauces y el
ciudadano medio tendrá conciencia de que los banqueros han actuado correctamente
mientras los
políticos y sindicalistas saqueaban las Cajas provocando la crisis financiera
que todavía zarandea a España y a los pequeños y medianos empresarios. Vespasiano le dijo a Tito que el
dinero, incluso el que producían las letrinas romanas, no huele. Pecunia non
olet. Es mentira. En España sí huele y en las últimas semanas el hedor de Caja
Madrid, de Catalunya Caixa, de la Caja del Mediterráneo… apesta la vida
española”.
(Luis María Ansón/El Imparcial)
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