El Estado
insaciable.
Todos
los que nos dejamos la piel durante el zapaterato para que llegara al poder la
alternativa con mayoría absoluta, nos sentimos estafados.
La
salida de la actual recesión pasa en España, entre otras medidas, por una
reducción de los costes laborales. En consonancia con esta necesidad, nuestro
país ha experimentado en los últimos años una notable contención de los
salarios y también por ello el Partido
Popular se comprometió en su programa electoral de 2011 a bajar
un punto por año las cargas sociales.
Sin embargo, el Gobierno ha hecho
exactamente lo contrario. Su decisión de incluir en la base de cotización
conceptos correspondientes a retribuciones en especie que estaban exentos va a
provocar un incremento de las contribuciones a la Seguridad Social de
trabajadores y empresarios con efectos muy negativos. Por una parte, se
producirá una disminución de los sueldos de los asalariados que puede oscilar,
según los casos, entre un centenar y varios miles de euros al año y, por otra,
las empresas verán sus cuentas de resultados deterioradas en cuantías mucho
mayores porque su aportación es un factor cuatro veces superior a la de los
trabajadores. Como es natural, la
contratación quedará seriamente desincentivada, así como el consumo y la inversión.
La
pregunta que surge de inmediato es: ¿Cuál es la razón de tan infausta
operación, que ha sido unánimemente criticada por las organizaciones
empresariales, los sindicatos y los expertos? Pues muy sencillo, la obsesión recaudadora de un Gobierno que
sistemáticamente desde que empezó su andadura cada vez que ha debido elegir
entre rebajar de verdad el gasto de las Administraciones o esquilmar al sufrido
contribuyente, se ha inclinado por la peor opción. La cantidad máxima que podrá
rebañar extendiendo el ámbito retributivo sujeto a cotización se calcula en
unos mil millones de euros anuales, mientras que las consecuencias adversas en
la actividad económicas en general serán muy superiores.
Todos los que nos
dejamos la piel durante el zapaterato para que llegara al poder la alternativa
con mayoría absoluta, nos sentimos estafados. Tanto esfuerzo y tanto riesgo
para librarnos del dogal socialista y seguimos
empantanados en la voracidad de un Estado que nos arruina. La
única ventaja de que te engañen es que aprendes la lección y no dejas que te
vuelva a suceder. Yo, por lo menos, lo tengo claro. Y por lo que oigo y lo que
leo, no soy el único.
(Alejo Vidal Cuadras/La Gaceta)
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