Pilar no es una hija de puta, en serio. No lo es de ninguna manera. Pobre Pilar. Es una verdulera histérica. Es oportunista y mezquina, de una vulgaridad extrema.
/Salvador Sostres/.
Rahola, la huella del fanático
Amparados en esos contextos sectarios, los individuos concretos actúan del mismo modo, incapaces de reparar en su nula neutralidad a la hora de traducir la percepción de la realidad.
Rahola difundió una mentira a sabiendas que lo que decía era profundamente reaccionario, antidemocrático.
Lo peor no es que Pilar Rahola haya mentido y esparcido una sentencia falsa del Tribunal de la Haya; lo peor es su inclinación a escoger, sin más criterio intelectual que la conveniencia de sus intereses ideológicos, cualquier argumento afín a tales intereses y rechazar cualquier otro que no los confirme. Este sesgo impropio de una sociedad del conocimiento, enemigo del espíritu emancipador de la ilustración y de la objetividad científica, y contrario a la honestidad intelectual es la esencia de su nacionalismo excluyente.
Más les digo, el que haya aceptado una patraña como buena, el que la haya difundido porque convenía a sus intereses independentistas (de lo contrario se la hubiera callado) sin comprobar su veracidad le igualaría a cualquier fanático de los estadios de fútbol; pero es aún peor, difundió una mentira a sabiendas que lo que decía era profundamente reaccionario, antidemocrático. Se abrazó a la mentira sin importarle ese detalle. El que se haya convertido en la verdulera de la política por intereses mediáticos de la televisión basura, no la exime de leer lo que difunde antes de difundirlo. Y entender lo que lee. Recordémoslo:
"Declaramos que no existe en Derecho
Internacional ninguna norma que prohíba las declaraciones unilaterales
de independencia. Declaramos que cuando hay una contradicción entre la
legalidad constitucional de un Estado y la voluntad popular, prevalece
esta segunda, y declaramos que en una sociedad democrática, a diferencia
de una dictadura, no es la ley la que determina la voluntad de los
ciudadanos, sino que es esta la que crea y modifica cuando sea
necesario, la legalidad vigente".
El recurso a la descalificación de la legalidad constitucional contraponiendo democracia a dictadura, es droga dura
Sagaz como es, podría haber reparado en el primer párrafo, la existencia de un argumento ad ignorantiam,
verdadera falacia al interpretarlo interesadamente por Rahola: el que
no existiera en Derecho Internacional norma alguna que prohibiese
declaraciones unilaterales de independencia, no quiere decir que
Cataluña tenga derecho a la independencia; muy al contrario, los
estados, y España es un Estado, expresamente la excluye de su
ordenamiento constitucional y tiene instrumentos y legalidad para
impedirlo.Aún así, lo grave viene a continuación: Pilar Rahola da crédito a una sentencia falsa que pone la voluntad popular por encima de la legalidad constitucional del Estado. Todos los españoles y el Derecho intencional sabe qué es, en qué se legitima y a quienes ampara el Estado constitucional español, pero no tenemos ni idea de qué es la voluntad popular, la voluntad del pueblo, a no ser que dicha voluntad sea expresada en urnas bajo una legalidad democrática determinada. El recurso a la descalificación de la legalidad constitucional contraponiendo democracia a dictadura, es droga dura. Va a resultar que si la legalidad constitucional no se plega a cualquier mesías que asegure arrastrar tras de sí al pueblo, España es una dictadura. La insinuación ofende, ya no solo por su falta de ética, sino por menosprecio a la inteligencia.
No busca la verdad, ni la honestidad, sino la persuasión para conseguir sus objetivos
Se puede disculpar el error inicial, reprender el sesgo interesado posterior, pero nunca la maldad de pervertir conscientemente los valores democráticos en nombre de la libertad.
P.D.: Lo que ustedes quieren hacer se llama revolución. Ahí sí que la voluntad popular (la que le viene en gana a quien se levanta contra la legalidad) puede suplantar a la legalidad constitucional. A la fuerza, claro. Sólo hay dos problemas: las hay de todos los colores, y siempre provocan sangre. ¿Se da cuenta de por qué la inteligencia democrática ha instituido reglas, normas y leyes para garantizar la libertad y seguridad de todos? ¿Al día siguiente de su independencia, permitirían que alguien osara saltarse las nuevas leyes?
Despierten, la república de Ikea solo es publicidad.
(Antonio Robles/Crónica Global.)
1 comentario:
Verdulera es poco.
Grotesca, simple, fanática .... pues eso, lo que Cataluña se merece....
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