5/1/2009.
(PD).- No les duelen prendas a la hora de derrochar por darse a conocer como "miniestados". Por ello mucho de ellos están abriendo delegaciones en ciudades como Bruselas, París, Buenos Aires o Montevideo. El presupuesto de estas “embajadas” autonómicas supera los 20 millones de euros, una cifra que asciende año tras año.
Todas las comunidades autónomas han querido instalarse en Bruselas para conocer de primera mano las políticas comunitarias que les afectan, pero sólo cuatro de ellas -País Vasco, Cataluña, Galicia y Canarias- han mirado más allá de la capital belga e, incluso, tienen representación al otro lado del charco.
Si bien muchos gobiernos autonómicos tienen oficinas en Madrid que consideran representación en el exterior, sólo Bruselas concita la unanimidad de las comunidades a la hora de elegir el lugar donde ubicar una delegación de sus gobiernos, dado el interés de todos ellos por estar lo más cerca posible de las cocinas en las que se cuece la política de la Unión Europea.
Pero a algunas comunidades el interés económico y la relación con los paisanos que han emigrado les ha llevado a instalar oficinas al otro lado del Atlántico, especialmente en Latinoamérica, o en países comunitarios como Francia, Alemania o Reino Unido.
Es el caso del País Vasco, que, además de la de Madrid, dispone de otras ocho delegaciones en el exterior: Bruselas, México, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, Estados Unidos y Francia, en cuyo mantenimiento se gasta el gobierno autonómico 5,1 millones de euros. Una cifra a la que se sumarán los 1,2 millones que se dedicarán a la apertura este año de una nueva oficina en un lugar todavía no decidido, si bien se barajan tres: Canadá, Berlín o Londres.
Cataluña es la segunda comunidad con más oficinas de este tipo, en concreto cinco: Bruselas, Francia, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, todas ellas dependientes de la Secretaría de Asuntos Exteriores, órgano que este año contará con un presupuesto de 67 millones de euros. La proyección de Cataluña en el exterior y el apoyo a la comunidad catalana residente en esos países son los objetivos de estas delegaciones de la Generalitat, que proyecta otras todavía no concretadas.
Montevideo (Uruguay) y Buenos Aires (Argentina) son las ciudades que la Xunta de Galicia ha elegido para ubicar sus oficinas debido a la fuerte presencia de emigrantes gallegos en ambos países, a las que hay que añadir la Fundación Galicia-Europa que funciona en Bruselas desde 1988. No descarta la Xunta abrir más oficinas, pero de momento las de Buenos Aires, con un presupuesto de 513.783 euros para este año, y la de Montevideo (280.649) colman las aspiraciones del gobierno autonómico.
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Y lo pagamos con nuestros impuestos.
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