El nuevo marco legal que ultima la Generalitat —que blindará la inmersión lingüística que contempla el nuevo «Estatut»— convertirá al catalán en la única lengua de uso en la escuela y relegará al castellano a una tercera posición, tras el inglés
Actualizado Lunes, 27-04-09 (ABC)
Cataluña practica desde hace más de dos décadas el monolingüismo escolar. Lo hace de espaldas a la actual normativa estatal (decreto de Enseñanzas Mínimas del Gobierno 1513/2006) y desoyendo las sentencias judiciales que le han instado en reiteradas ocasiones a aumentar las horas de castellano en los colegios. Ahora, la nueva Ley Educativa (LEC) que prepara la Generalitat presidida por José Montilla, diseñada por el equipo del socialista Ernest Maragall, no sólo reforzará esta práctica sino que blindará definitivamente la inmersión y dará carta libre a los incumplimientos reiterados de la Generalitat en materia lingüística.
En Cataluña la lengua autonómica ya ha ganado definitivamente el pulso al castellano en el ámbito educativo. Asignaturas, material didáctico, circulares, libros de texto.... todo se hace e imparte en catalán, que ha pasado a ser la única lengua de uso en los colegios, tirando por tierra las pocas esperanzas que mantenían aún los defensores del bilingüismo de restablecer la presencia del castellano en el universo escolar.
Veintiséis años de campaña
Veintiséis años después de la primera orden que reguló el uso de la lengua autonómica en la enseñanza (Ley 7/1983 de Normalización Lingüística), el español ha quedado a un nivel inferior al inglés —dos horas semanales frente a las tres de lengua extranjera— y prácticamente el cien cien de las materias lectivas —excepto lengua y literatura castellana y lengua extranjera— se imparten exclusivamente en catalán, la lengua vehicular de la enseñanza. Así lo establece la Ley de Política Lingüística de 1998, que refuerza algunos preceptos de la normativa anterior. El cerco lingüístico al castellano se estrechará aún más con la nueva Ley de Educación Catalana (LEC), que blindará la inmersión que contempla el nuevo «Estatut», cuya constitucionalidad está estudiando el TC desde hace casi dos años.
Veintiséis años después de la primera orden que reguló el uso de la lengua autonómica en la enseñanza (Ley 7/1983 de Normalización Lingüística), el español ha quedado a un nivel inferior al inglés —dos horas semanales frente a las tres de lengua extranjera— y prácticamente el cien cien de las materias lectivas —excepto lengua y literatura castellana y lengua extranjera— se imparten exclusivamente en catalán, la lengua vehicular de la enseñanza. Así lo establece la Ley de Política Lingüística de 1998, que refuerza algunos preceptos de la normativa anterior. El cerco lingüístico al castellano se estrechará aún más con la nueva Ley de Educación Catalana (LEC), que blindará la inmersión que contempla el nuevo «Estatut», cuya constitucionalidad está estudiando el TC desde hace casi dos años.
Tal como avanzó este diario en su edición del pasado 5 de mayo de 2008, casi la totalidad de los colegios catalanes incumplen el decreto estatal sobre la enseñanza en castellano, que les obliga a impartir 315 horas en castellano en el primer ciclo de Educación Primaria. Eso significa que, en la práctica, la totalidad de los centros catalanes imparten sólo dos horas de castellano y no tres como establece la orden ministerial. Pese a tan flagrante y palmario incumplimiento nada parece ocurrir.
Pero al margen de este vulneración de la legalidad, la Generalitat incurre en otros incumplimientos. Varias sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y otra del Tribunal Supremo (TS) le han instado a restablecer la casilla que permite a los padres elegir el castellano como lengua de los primeros años de escolarización en el folleto de preinscripción. Hasta la fecha, la casilla sigue sin aparecer.
Además, la nueva Ley catalana establece que esos primeros años de derecho a escolarización en castellano se rebajen a sólo uno. El frente a favor del bilingüismo, cada vez más activo en Cataluña, tiene claro que sus pocas esperanzas por reequilibrar el modelo se desvanecerán totalmente cuando se apruebe la LEC.
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Es comprensible que los nacionalcatalanistas sean (además de totalitarios, o sea, herederos intelectuales del franquismo) unos mentirosos compulsivos. Llevan negando esta realidad discriminatoria varias décadas. Pero siempre sucede lo mismo. Cuando la mayoría silenciosa se retira de las cuestiones públicas, como la defensa de la libertad, el espacio es ocupado por otros. En este caso por los totalitarios catalanistas. De ahí la aparentemente cruel afirmación de que 'todo pueblo tiene el gobierno que se merece'. Si puede elegirlo.
Aclaremos una vez más que los llamados 'socialistas catalanes' son, simplemente, nacionalistas. Pero toda esta basura ideológica y su implantación antidemocrática no habría sido posible sin la colaboración, o el silencio cómplice, de unos partidos sin principios, como el socialista, y unos medios de difusión vendidos al mejor postor. Dejo el PP para el final. Salvo la época de Vidal Quadras, los populares dan pena. Porque pena dan los partidos que viven acomplejados. ¡Cómo pueden ser tan tontos! Siempre serán despreciados por los catalanistas y el rojerío, en general.
Sebastián Urbina.
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