NI SABEN LO QUE DICEN NI LES INTERESA.
No es complicado. Basta con acudir a la página web del Instituto Nacional de Estadística y echarle una ojeada a los datos de la Encuesta de Población Activa. Apenas con un par de clicks se puede desmentir la justificación de la manifestación convocada en Madrid por los sindicatos: "La Comunidad de Madrid está sufriendo más la crisis que otras".
La Comunidad de Madrid ocupa la octava posición entre las regiones de España con menor tasa de paro; es decir, aún hay nueve comunidades peor posicionadas que ella. Su tasa de desempleo es del 10,15% y la de la región con menos paro, Navarra, es del 8,12%. Apenas dos puntos porcentuales separan a Madrid de ser la comunidad con menos paro de España; ¿saben cuántos puntos separan a Extremadura? Nueve. ¿Y a Canarias? Trece. ¿Y a Andalucía? Trece y medio. Pero no, Madrid sí merece una manifestación, al contrario que el Ejecutivo socialista que ha posicionado al presidente de la comunidad autónoma con más desempleo de España en la vicepresidencia del Gobierno.
Teniendo en cuenta que la tasa de paro general de España es del 13,91%, no parece que una del 10,15% implique que se está sufriendo más la crisis que en el resto del país.
Pero, ¿qué más da? Los sindicatos de todo el orbe, incluyendo los españoles, nunca han defendido a los trabajadores, sino a sus afiliados y a sus cuadros directivos. No buscan mejorar el bienestar de todos los individuos, sino alcanzar ciertas metas políticas como convertirse en parte de un Estado cuyo tamaño no pare de acrecentarse.
La economía se la trae completamente al pairo. Sólo así puede entenderse que en medio de la crisis económica más severa que haya sufrido España en décadas, al secretario general de la UGT se le ocurra proponer la reducción de la jornada laboral a cuatro días semanales. O sólo así se comprende que repitan y prometan que el fraudulento sistema de pensiones español no está en peligro.
La realidad no les interesa en absoluto. El mundo sólo es y puede ser como ellos creen que debería ser: un mundo donde el Estado omnipotente puede solucionar todos los problemas sociales mediante un decreto redactado por los propios sindicatos.
Pero las cosas no funcionan así. Ni la Comunidad de Madrid es la más castigada por la crisis, ni las soluciones a la misma pasan por seguir sus disparatas propuestas, a saber, incrementar la rigidez del mercado laboral español y conservar una Seguridad Social quebrada y que perjudica especialmente a los trabajadores.
Y es que a ellos poco les importa la realidad. Para algo llevan años encaramados en una burocrática asociación que medra gracias a la preponderancia artificial y a las transferencias coactivas de renta que les concede el Estado. Son simples lobbys que sobreviven haciendo ruido y maltratando a todos los españoles, incluyendo a los trabajadores y excluyendo a los liberados sindicales.
Ése es todo el misterio de tamaño sectarismo e ignorancia. Anthony Downs, aplicándola a otro contexto, la denominó hace 50 años "ignorancia racional". Y lucrativa, cabría añadir.
Juan Ramón Rallo es director del Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana y autor de la bitácora Todo un Hombre de Estado.
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CORBACHO Y LAS PENSIONES SEGURAS.
En línea con la campaña oficial contra el gobernador del Banco de España, aseguró el ministro Celestino Corbacho: "el sistema de pensiones es seguro". Interesante disparate, porque el sistema de pensiones no es seguro porque ni es de pensiones ni es un seguro.
Las pensiones de la Seguridad Social no son pensiones, puesto que no se pagan gracias al rendimiento de ningún activo acumulado por los ciudadanos. La SS no puede quebrar porque está quebrada por definición, dado que carece de capital, también por definición. Las únicas pensiones dignas de tal nombre son las privadas. Las pensiones públicas se llaman muy apropiadamente "de reparto" porque el poder político reparte las cotizaciones en cada momento para pagar las pensiones de cada momento. La izquierda, asombrosamente, aplaude este sistema de usurpación del ahorro del pueblo, y lo llama "solidaridad intergeneracional". Se trata de la típica solidaridad progresista, que requiere la violación de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores. La única "seguridad" de la SS es la coacción política.
Un seguro, en cambio, es seguro, puesto que los cotizantes son propietarios de su dinero, que invertido en activos a largo plazo produce finalmente unos rendimientos en forma de pensiones, de los que sus beneficiarios son también propietarios. Una crisis económica no lo afecta crucialmente, porque esos rendimientos no dependen de unos pocos años sino de un largo período de inversión.
Pero este escenario de personas que invierten por su cuenta en un seguro, de mujeres y hombres libres dueños de su destino, es justo lo que los progresistas aborrecen. Seguro. (LD/C. Rodriguez Braun)
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La desvergüenza de los sindicatos es total. La caradura de Toxo y Méndez empieza a ser inconmensurable. Salen a la calle por el "empleo" en una marcha contra Aguirre al tiempo que vuelven a cerrar Telemadrid. Viven de los presupuestos generales del Estado. Viven muy bien. Hay cuatro millones de parados pero la culpable de todo en Esperanza Aguirre. No tienen vergüenza ni la han conocido. Sin duda, la democracia española está enferma. Si los sindicatos quieren hacer política, ¿por qué no se presentan a las elecciones? En cualquier caso, ¿por qué no hacen lo mismo con Zapatero, con TVE con Canal Sur o con TV3 que son más sectarias aún que Telemadrid? Han perdido la dignidad. (DiarioLiberal.com)
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CORBACHO Y LAS PENSIONES SEGURAS.
En línea con la campaña oficial contra el gobernador del Banco de España, aseguró el ministro Celestino Corbacho: "el sistema de pensiones es seguro". Interesante disparate, porque el sistema de pensiones no es seguro porque ni es de pensiones ni es un seguro.
Las pensiones de la Seguridad Social no son pensiones, puesto que no se pagan gracias al rendimiento de ningún activo acumulado por los ciudadanos. La SS no puede quebrar porque está quebrada por definición, dado que carece de capital, también por definición. Las únicas pensiones dignas de tal nombre son las privadas. Las pensiones públicas se llaman muy apropiadamente "de reparto" porque el poder político reparte las cotizaciones en cada momento para pagar las pensiones de cada momento. La izquierda, asombrosamente, aplaude este sistema de usurpación del ahorro del pueblo, y lo llama "solidaridad intergeneracional". Se trata de la típica solidaridad progresista, que requiere la violación de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores. La única "seguridad" de la SS es la coacción política.
Un seguro, en cambio, es seguro, puesto que los cotizantes son propietarios de su dinero, que invertido en activos a largo plazo produce finalmente unos rendimientos en forma de pensiones, de los que sus beneficiarios son también propietarios. Una crisis económica no lo afecta crucialmente, porque esos rendimientos no dependen de unos pocos años sino de un largo período de inversión.
Pero este escenario de personas que invierten por su cuenta en un seguro, de mujeres y hombres libres dueños de su destino, es justo lo que los progresistas aborrecen. Seguro. (LD/C. Rodriguez Braun)
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La desvergüenza de los sindicatos es total. La caradura de Toxo y Méndez empieza a ser inconmensurable. Salen a la calle por el "empleo" en una marcha contra Aguirre al tiempo que vuelven a cerrar Telemadrid. Viven de los presupuestos generales del Estado. Viven muy bien. Hay cuatro millones de parados pero la culpable de todo en Esperanza Aguirre. No tienen vergüenza ni la han conocido. Sin duda, la democracia española está enferma. Si los sindicatos quieren hacer política, ¿por qué no se presentan a las elecciones? En cualquier caso, ¿por qué no hacen lo mismo con Zapatero, con TVE con Canal Sur o con TV3 que son más sectarias aún que Telemadrid? Han perdido la dignidad. (DiarioLiberal.com)
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