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- Estamos asistiendo a un episodio que sería divertido si no alcanzara caracteres esperpénticos dignos de mejor causa. Como los lectores ya conocen, se trataba de proveer una vacante- de extracción autonómica- de magistrado en el Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJB). De acuerdo con los usos no reglados se practica una “ficción” que consiste en presentar una terna con tres candidatos- candidatas en este caso- colocadas por orden de forma que la que va en primer lugar es la que debe ser elegida por el Consejo General del Poder Judicial porque es la que toca de acuerdo con el reparto que hacen los partidos con representación en el Parlamento balear.
- La primera candidata es Carmen de España por el PSOE, la segunda es Felisa Vidal por el PP y la tercera Francisca Más que no se por quién iba. Ocurre, entonces, lo inesperado: que el CGPJ elige a la segunda candidata- la del PP- por una abrumadora mayoría y gracias a los votos ¡¡¡del PSOE!!!. Es decir, que estamos ante una humillación absolutamente gratuita perpetrada, para más inri, por los que habían presentado a Carmen de España. Además de esperpéntico es casi surrealista.
- No conozco a Felisa Vidal que tiene un curriculo impresionante- sin duda el más brillante de las candidatas- tampoco a Más y sí a Carmen de España por la que, aparte de sus calidades profesionales acreditadas, tengo inevitables afinidades de orden familiar y social amén de ser la mujer de este gran penalista que es Gabriel Garcías. Dicho con otras palabras: no soy neutral por razones extrajurídicas.
- Pero lo realmente esperpéntico no se produce entre las dignas candidatas sino en lo que ocurre después. Y después ocurre que el DM titula a toda plana que poco menos el PP ha “robado” al PSOE una magistratura que le correspondía, que Antich, Diéguez y compañía emiten gemidos ululantes y se rasgan las vestiduras y que, socialistas, prensa afín y otro esperpéntico vicepresidente del CGPJ- encima del PP- ejercen una recusación avant la lettre y presuponen la “contaminación” de Felisa Vidal, amén de proponer que “devuelva” su acta de flamante magistrada.
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- Lamentable espectáculo. De entrada, es lamentable que algo tan serio como es la designación de un juez para la más alta magistratura autonómica se base en una “ficción” – en definitiva en una trampa o arreglo cocinado entre bambalinas- que, cuando deja de serlo, como es este caso, provoca rasgamientos de vestiduras. Lo procedente es que todo este teatro y, en definitiva, esta farsa, se suprimiera, que nombrara el Parlamento autonómico directamente a la candidata y que el CGPJ se limitara a un control sobre la idoneidad de la nombrada y punto.
- A continuación, más lamentable aún es esta “recusación” gratuita basada en una intolerable presunción de “contaminación” que constituye un insulto a la magistrada elegida. Tal vez porque los socialistas- y plumas corifeas- creen que el ladrón es de su misma condición, son incapaces de admitir la probidad, neutralidad y el “peso de la púrpura” que cae sobre la nueva magistrada. Esto es inadmisible y un feo y antidemocrático proceder. Juan López Gaya o Miguel Massot han sido unos buenos magistrados, para entendernos, “socialistas” y a nadie se le ha ocurrido pensar que, por ello, no estaban en condiciones de juzgar a gentes del PSOE o del PP. Otro magnífico magistrado, José Zaforteza, propuesto por el PP, procesó a Gabriel Cañellas que salió indemne por prescripción avalada por el Supremo pero con un durísimo auto de sobreseimiento que todavía se recuerda.
- Es decir, que resulta inadmisible este cuestionamiento de Felisa Vidal- como lo sería de Carmen de España- y más inadmisible aún las sibilinas insinuaciones sobre una “culpa” del PP en el desaguisado perpetrado por el CGPJ. Lo que procede es que Antich y compañía se callen y asuman lo que se niegan a asumir: que los vocales de su partido son los únicos responsables de haber desautorizado a la candidata del PSOE. Han perdido porque han metido los goles en su propia meta. (Antonio Alemany/LB)
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