Publicado el 19 Septiembre, 2007|(MD)
Brice Hortefeux, ministro de Inmigración francés, denunció ante la Asamblea Nacional el “fracaso del sistema francés de integración”, que tiene su origen en “los errores del pasado, el laxismo y la irresponsabilidad” de acoger sin límite a inmigrantes “sin preocuparse por su integración”. Es decir exactamente la misma política que hasta la fecha se está siguiendo en España y que desde MD no nos cansamos también de denunciar.
Hortefeux presentó un nuevo proyecto de ley sobre el control de la inmigración, que viene a cumplir con las expectativas que las promesas electorales del presidente Nicolas Sarkozy levantaron entre una multitud de franceses que depositaron su confianza en él debido a este mensaje de dureza con la inmigración y compromiso con la seguridad, hasta el punto de que un millón de votantes de Le Pen abandonaron al líder del Front National para votar a Sarkozy.
El ministro de Inmigración reconoció que el proyecto de ley obedece a “las expectativas de la mayoría silenciosa que ve en la inmigración una amenaza para su seguridad, empleo y modo de vida”.
La reforma en principio sólo afecta al reagrupamiento familiar de inmigrantes. Se pretende exigir a los familiares de inmigrantes acreditar que tienen solvencia económica y pueden hablar francés, además de someterse a una prueba genética para determinar si realmente tienen derecho a entrar al país.
La propuesta de ley que debate la Asamblea Nacional también contempla que los mayores de 16 años familiares de indocumentados se sometan a un examen antes de salir de su país de origen para establecer que además de hablar francés comprenden la cultura nacional. Los solicitantes también deben demostrar que sus familiares en Francia ganan al menos el salario mínimo y los pueden mantener.
Si los funcionarios de migración dudan de la relación de parentesco entre dos personas, pueden ordenar que los solicitantes se sometan a una prueba de ADN para probar su vínculo biológico. Las pruebas corren a cargo del inmigrante y deben realizarse en su país de origen.
Esta reforma inicial será seguida, según anunció Brice Hortefeux, de la modificación de la Constitución para poder establecer “techos cifrados de inmigración”, es decir, cuotas.
Y mientras en España la izquierda sigue empeñada en el multiculturalismo, la banca y el capital en predicar lo magnifico que resulta para nuestra (su) economía la avalancha de inmigrantes y desde la derecha se pasa de puntillas sobre el tema, no sea que les llamen ultras. Naturalmente será el pueblo llano quien pague las consecuencias. Y a no muy tardar, si se confirman los augurios negativos sobre la marcha de nuestra economía.
2 comentarios:
Ciertas políticas buenistas, lejos de acabar con la xenofobia, la fomentan porque son un desastre. Si no se tienen en cuenta las consecuencias en todos los escenarios posibles, no sólo en una época de bonanza, y su limitación, esto acaba como el rosario de la aurora...
saludos
Sí, el 'buenismo' nos está llevando a la catástrofe.
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