(PD).- De 'la Champions' económica de la que presumía ZP se ha pasado a 'la lucha por no irse a Segunda'. El diario alemán Handelsblatt escribe un artículo sobre la crisis económica y la reunión del G-20 dedicado a España que titular: "Miedo a la liga de los pigs”. Dice en la entradilla: “El antiguo niño prodigio en materia de crecimiento amenazado por descender a segunda división”.
Dice la crónica de Anne Grüttner en este diario alemán: “En septiembre de 2007, el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, constataba con satisfacción que España había ascendido a la liga de campeones de la economía mundial. En aquel momento, su país registraba un crecimiento récord y el desempleo más bajo en su historia democrática. Zapatero creía poder activar el piloto automático en política económica. Se concentró en la ampliación del Estado social y en la modernización de la sociedad mediante una nueva ley de divorcio y cosas similares. Pero estos tiempos de oro se han acabado".
"También los demás países industrializados están en recesión, pero el gobierno de Zapatero se encuentra ante un desafío especialmente grande. En un país acostumbrado durante muchos años a beneficios demasiados rápidos y a demasiados créditos, tiene que sentar las bases para un crecimiento verdadero e independiente tras la crisis económica mundial”.
“Entretanto, el presidente tiene que hacer frente a aquellos que no ven a España entre los campeones, sino entre los pigs: la contraparte europea negativa a los países Bric de fuerte crecimiento (Brasil, Rusia, la India y China). Pigs significa Portugal, Italia, Grecia y España, países que según los críticos carecen de potencial de crecimiento sostenible. Este encasillamiento es exagerado, pues en más de un aspecto, España se defiende mejor que la media europea: gracias a una vigilancia bancaria previsora, sus bancos no se han visto tan afectados por el torbellino de la crisis financiera. En 2008, España aún creció en un 1,7 por ciento en comparación con el 0,9 por ciento de media europea. El gobierno reaccionó con gran calibre al final del boom español en el sector de la construcción, que arrastra al resto de la economía”.
“Ahora, el gobierno ante todo tiene que tomar medidas estructurales para poner en forma a la economía. En opinión del ministro de Economía y Finanzas, Pedro Solbes, el Estado ha agotado su margen de maniobra financiera. Zapatero le contradice y aún ve margen en el endeudamiento estatal, que todavía se sitúa por debajo de la media de la UE”.
“La competitividad de España sufre, ante todo, debido al aumento automático de los salarios con la inflación, independientemente del ciclo y de la productividad laboral. Al mismo tiempo, para el 60 por ciento de los trabajadores rige una protección contra el despido muy cara. Sin embargo, el 30 por ciento solo tienen contratos temporales y apenas están protegidos. El FMI y numerosos economistas no se cansan de advertir que esta segmentación debería combatirse mediante contratos fijos más flexibles y una mejor protección de los contratos temporales. Hay que admitir que una crisis económica no es el momento ideal para liberalizar el mercado laboral. El gobierno desaprovechó el mejor momento, en medio del boom. Ahora habría que amortiguar las medias correspondientes mediante una mediación estatal de empleo eficaz así como quizás mediante prestaciones sociales adicionales”.
Y concluye:
“Para convertirse en campeón de la economía mundial hace falta una agenda de reformas más ambiciosa que a la que aspira actualmente Zapatero. Es cierto que empresas españolas como Inditex, Telefónica, Iberdrola o el Banco Santander forman parte del grupo de líderes mundiales y que destacan por su gran eficacia de costes y su flexibilidad, pero la economía española aún está muy lejos de todo esto”
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