–¿Qué opinión le merece la última ley educativa, la LOMLOE?
–Francamente, me parece lamentable. No busca mejorar la calidad educativa, sino cumplir objetivos políticos. Prima la igualdad entendida de forma ideológica, en lugar de apostar por la excelencia. La ley carece de medidas reales para elevar el nivel educativo. Un político podría decir que igualdad es sinónimo de calidad, pero en mi opinión, esta norma no está pensada en beneficio de los jóvenes ni del país.
–Uno de los puntos más debatidos es que se está perdiendo la cultura del esfuerzo. ¿Está de acuerdo?
–Totalmente. Y no solo ocurre en España, también en otros países. Hay una idea, muy extendida desde la izquierda y que proviene de EE. UU. en los años 60, de que basta con colocar a los alumnos en un entorno adecuado para que aprendan. Esa teoría funcionó en contadas ocasiones, pero no es una regla. Además, pedir esfuerzo no es popular entre quienes defienden el igualitarismo, porque temen que unos se esfuercen más que otros y eso genere desigualdades. También influye una concepción errónea de lo democrático, en la que el Estado «regala» educación y el alumno solo debe recibirla. Pero sin esfuerzo no hay aprendizaje real.
( Inger Enkvist es una hispanista y pedagoga sueca, fue catedrática de español en la Universidad de Lund.hasta su jubilación en 2014.)
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