viernes, 30 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (14)

Leo (en Internet) unas declaraciones de Arcadi Espada: 'El PSOE es ya una idea inservible'.

Pues sí. De todos modos, me conformaría que así fuese. Creo que es peor. En manos de sus representantes actuales, esta idea nos está llevando por caminos de incierto y peligroso resultado.

¿Qué es una idea? En la historia del pensamiento encontramos dos grandes tendencias. Una inspirada por Platón, se entiende que la idea es equiparable a la forma y la forma es universal. Por ejemplo, que María es bella es algo concreto y contingente. En cambio, La Belleza, al margen de las concretizaciones, es una pura idea. Es una especie de paradigma perfecto. Nada de esto parece aplicable al PSOE. Sus militantes deberían estar enfermos para creer esto.

Más modernamente, Locke, Hume y muchos otros, han entendido que 'idea' quiere decir algo que existe en la mente. Es decir, un contenido mental. Pues bien, este contenido mental que muchas personas tienen y que se puede resumir (en este caso) en la afirmación 'soy socialista', es ya inservible. Cuando un cierto contenido mental es compartido por millones de personas, se vuelve socialmente importante. Pero no es necesario que algo socialmente importante esté justificado, o sea beneficioso.

En nuestro caso, los actuales dirigentes del PSOE (el 'P') tienen una idea del socialismo que produce crispación e inestabilidad. Cuando los portadores de esta idea socialista prefieren ir de la mano de independentistas que desprecian a España, y todo lo que representa, es que esta idea huele a podrido. Hay, sin embargo, otra interpretación. Que la idea no huele a podrido, sino los que ahora la representan. Pero las ideas no envejecen (no huelen a podrido) cuando se formulan muy abstractamente. Por ejemplo,'soy partidario de la dignidad de los seres humanos','soy partidario de que la justicia presida las relaciones sociales', 'soy partidario de proteger a los débiles', etcétera. Pero esto no basta. Lo que más importa son las concretizaciones de las ideas abstractas de 'libertad', 'igualdad', 'solidaridad', etcétera. Me temo que lo que es ya inservible, es la puesta en práctica de estas ideas.

PD. En estas breves notas, no hay tiempo para una cuestión de gran importancia. ¿En qué consiste esta idea? Quiero decir, tópicos aparte, de esos que tanto gustan al Presidente Rodriguez.

Sebastián Urbina.

NOTICIAS COMENTADAS (13)

Leo (El Mundo-30-9-2005), 'Acuerdo en Cataluña para aprobar un Estatut contrario a la Constitución. Maragall y Mas pactan que la Generalitat recaudará todos los impuestos y entregará una parte al Estado como sucede en el País Vasco. Aprueban que Cataluña tenga su propio sistema judicial y establecen el blindaje de éstas y otras competencias arrebatadas al Estado. Sabemos que esto es inasumible para el Gobierno, pero nos da igual, reconoció Maragall a Piqué'.

¿Será verdad? ¿No serán titulares de la prensa canallesca? ¿No se tratará de la Brunete mediática? Pero ¿queda gente tan cegata que no quiere ver lo obvio? ¿Qué se inventará, ahora, la izquierdona?

Recordaré, aunque algunos piensen que no viene a cuento, que la educación suele basarse en un proyecto 'proteccionista', o en un proyecto 'ilustrado'. El proyecto 'proteccionista' engorda los poderes del Estado para, dicen, mejor proteger a los ciudadanos. Pretenden hacerlo desde la cuna, eliminando responsabilidades educativas de los padres. El 'papá Estado' guía al ciudadano protegido. Éste es, de cada vez, menos autónomo porque tiene que elegir menos. Ya lo hace 'papá Estado' que sabe más. Así puedo ir de copas y pasarlo bien.

El otro proyecto es el proyecto ilustrado, el que se basa en la máxima 'piensa por tí mismo'. Ahora bien, para que esto no sea una engañifa, hay que preparse. Prepararse supone esfuerzo, disciplina, trabajo. Pero esto es de derechas, dicen los cretinos de la izquierdona. No exagero, ahí están la LOGSE y la ESO. Además, la verdad no existe. 'Todo vale'. ¡No destaques que podrías humillar al otro! Es el 'triunfo' de la izquierdona.

¿A qué nos lleva todo esto? A construir ciudadanos blandengues, superprotegidos, sin carácter. Ser libre cuesta. Recordemos el conocido libro de E. Fromm, 'El miedo a la libertad'. Por eso hay tanta gente que renuncia. Pero no es problema porque hay muchos mecanismos de autoengaño. Ahí tenemos uno: 'No paaaaasa nada'. Hay sectores de la población que se merecen los patéticos políticos que tenemos. Creen que son 'más progres' porque no se escandalizan por nada. Nada de lo que provenga del 'lado bueno', por supuesto. Por ejemplo, que el Conseller de la Generalitat de Cataluña, Huguet, amenazara con una guerra civil, entre comillas, si no se acepta la bazofia anticonstitucional que ahora presentan.¡No paaaasa nada! ¿Te preocupas? ¡Eres antiguo y casposo!

Algunos creerán que exagero, pero recordaré lo que dijo Javier Belzo, catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, y uno de los más grandes especialistas europeos en esta materia, 'Tenemos la juventud más frágil que ha habido nunca en España ... Los jóvenes de hoy han vivido entre algodones y no están armados psicológicamente ni éticamente contra la adversidad'.

¿Qué pensar de un sector importante de sus padres?



Sebastián Urbina.

miércoles, 28 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (12)

Leo (El Mundo-28-9-2005), 'Estamos, probablemente, ante un caso único en la Historia de España: un Gobierno que se dedica a dañar deliberadamente a una parte de la Nación, estrangulándola económicamente, reduciendo sus inversiones a niveles escandalosos y rscatando aportaciones estatales que habían sido acordadas por anteriores gobiernos. Para colmo, a este comportamiento vesánico hay que añadir un cruel sarcasmo: Baleares es la única autonomía, junto con Madrid, que aportará dineros al Fondo de suficiencia'.

Esta es una magnífica oportunidad para que, si estas manifestaciones son falsas, los representantes del 'P' (antes PSOE, pero ya no es ni español, ni obrero, ni socialista; más bien, socialnacionalista) denuncien ante la opinión pública este mezquino proceder. Si no pueden mostrar que son falsas, deberían tener vergüenza de apoyar a un Presidente que se comporta de forma tan sectaria. Esperemos que los ciudadanos de esta Comunidad tomen buena nota, y voten en consecuencia. Porque el problema no es votar entre 'buenos' y 'malos', sino entre 'malos' y 'peores'. En estos graves momentos históricos, el 'P'(los que actualmente le dirigen) representan lo peor de la tradición de la izquierda española. Debo recordar, a quien quiera escuchar, que no se deben votar siglas, sino propuestas concretas y realizaciones. Mitificar siglas (las que sean) es una muestra de infantilismo político. No prejuzgue. Juzgue, con la mente libre- en lo posible- de sectarismos, tópicos y otras enfermedades del espíritu.

Algunos se preguntan si el PSOE (el 'P') se da cuenta del lío en que nos está metiendo Zapatero. Por supuesto que sí. El pesebre tira mucho. Los Principios no cuentan. Se recitan en las grandes ocasiones, con voz atiplada, por si cuela. La desvergüenza actual no presagia nada bueno.¿Cómo es posible que alguien que se autocalifica de socialista, como Don Pascual,proponga en el Estatut que Cataluña disfrute de un sistema de concierto muy similar al vasco, lo que no es constitucional? ¿Cómo es posible que proponga la autodeterminación de Cataluña, igualmente no constitucional? ¿Cómo es posible que el Presidente Rodríguez sonría ante tales disparates? ¿Cómo es posible que Pérez Touriño, Presidente de la Xunta, proponga que Galicia tenga la categoría de Nación, lo que no es constitucional?
Recordaré, que el artículo 1.2 de la Constitución dice:'La soberanía nacional reside en el pueblo español'; el artículo 2 dice: 'La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española....'

¿Cómo estos tipejos anuncian propuestas inconstitucionales? Pues por eso.

Pero no todo huele a podrido en este 'P'. Alfonso Guerra defenderá (en el seno del 'P') la necesidad de eliminar el título de nación para Cataluña, que el Tripartito y CIU, han incluído en el proyecto de Estatut. Aunque a Guerra se le ha colado otro de sus compinches del Noroeste.

Por cierto, ¿qué han decidido nuestros sabios autonómicos? ¿Somos nación,principado o imperio?

Sebastián Urbina.

lunes, 26 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (11)

NOTICIAS COMENTADAS (11)


Leo (25-9-2005-El Mundo) las declaraciones de Pere Rotger, Presidente del Parlament y del PP de Mallorca y alcalde de Inca. ‘El PP nacional tiene que hacer una política más centrada, porque se ha quedado sin socios con los que pactar'.

¿Qué quiere decir el Sr. Rotger con hacer una política más centrada? Parece, aunque no lo explica, que hacer una política de centro. Pero ¿Qué significa hacer una política de centro? Tampoco lo explica. Sin embargo, se deduce que el PP no hace una política de centro. ¿Quién hace una política de centro? Si el argumento del Sr. Rotger, para criticar a Rajoy, es que se ha quedado sin socios, el partido más centrado es el PSOE porque tiene un mogollón de socios. Rubalcaba debe estar feliz con este tipo de declaraciones. Políticos del PP repitiendo gratis las consignas del PSOE.

O sea, que para estar centrado hay que pactar con ERC, PNV, BNG . Pero ¿Por qué pactar con grupos independentistas, que desprecian a España y la Constitución, es estar centrado? Quiero pensar que el Sr. Rotger lo sabe, pero se lo calla. ¿Por qué? ¿Será que estar centrado significa mantenerse en el poder, al precio que sea? Habría que despejar estas dudas, dado que descalifica la política que lleva a cabo Rajoy. Por cierto, Carod-Rovira y el Conseller de Comercio, Joseph Huguet han dicho que si no consiguen la reforma del Estatut, amenazan con una guerra civil contra España, entre comillas.

Estos son los socios que evitarían el aislamiento del PP y le harían estar ‘centrado’.

Añade el Sr. Rotger: ‘Cuando gobernamos juntos, a veces UM tiene que entrar en confrontación con nosotros para defender su identidad, sus siglas y su ideología. Pero eso es natural, sino seríamos el mismo partido’.

No estaría mal que nos explicase cuál es la ideología de UM y la ideología del PP. Seguramente aprenderíamos mucho. Pero lo que me parece más sorprendente es que acepte la identidad e independencia de UM pero no la acepte para su propio partido. Dice el Sr. Rotger, ‘Siempre he pensado que la mejor solución, conociendo el carácter catalán, sería tener una formación similar a Unión del Pueblo Navarro (UPN) en Cataluña, en lugar de presentarnos con las siglas del PP’.

Incomprensible. Se avergüenza de las siglas de su propio partido. Imagino que acepta la política del camaleón, pero no para UM, pero sí para el PP. Recuerdo que en Cataluña, la estrategia clara de Vidal Quadras (sin avergonzarse de nada) fue la que consiguió más votos para el PP en toda la historia de la reciente democracia. Ningún otro político pepero meapilas ha conseguido tantos votos. Molestaba tanto, que Pujol exigió a Aznar que lo inutilizara en Cataluña. Fue uno de los más graves errores de Aznar.

¿Qué haría un político como Rotger en el País Vasco? ¿Qué nombre le pondría al PP? ¿’Pido Perdón’? ¿Unión del Pueblo Vasco?

Ya sabemos que la política no es el ámbito de la moral. Pero muchos esperamos que no sea el ámbito de lo inmoral. Para que esto sea posible se requiere, entre otras cosas, la aceptación coherente de ciertos principios y líneas directrices de actuación que puedan ser, mínimamente, controlables. Decía San Agustín, ‘¿Qué son los Estados sin justicia sino una cuadrilla de ladrones?’

Me pregunto, ¿Qué son los partidos políticos sin principios? No se trata de organizar un partido político como una congregación religiosa. Se trata de que el perverso y estúpido mito del ‘hombre práctico’ no consiga que se prescinda de los principios. Se ha dicho pero lo repito. No basta con tener legitimidad de origen. Se debe tener, además, legitimidad de ejercicio. Y para eso no basta con ser un ‘astuto tendero’, por mucho que le admiren.

PD.1. Los ‘astutos tenderos’ son respetables porque son ciudadanos que arriesgan su propio dinero. Además, el que ya no crea en los mitos colectivistas, debería tener en cuenta (al menos) la insistencia de Adam Smith en que la libertad del individuo para potenciar al máximo sus propios intereses, acaba- como guiada por una mano invisible- promoviendo un fin que no formaba parte de su intención. En definitiva, el interés de la sociedad.
Desde luego, más que los planes quinquenales.

Sebastián Urbina.

jueves, 22 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (10)

NOTICIAS (10)

Leo (21-9-2005/El Mundo) que el Vaticano ordena a Cataluña que devuelva 113 obras de arte sacro a Aragón.

El Vaticano se suma a la ola de rancio españolismo y expolia a la pobre diócesis de Lérida. El fallo es definitivo e inapelable. ¡Una vergüenza! Dicen que Carod ya está tomando cartas en el asunto. Dicen que el nuevo Estatut exigirá que se devuelvan estas piezas y algunas más que pueda haber cerca de la frontera.

Desde el principio, el Obispado de Lérida se ha mostrado contrario a la devolución de las piezas artísticas (valiosas obras de arte sacro). Y es que la pela es la pela. Este Obispado, apoyado por la Generalitat, ha argumentado que tales piezas forman parte de la unidad del Museu Diocesá de Lleida y que este fondo es indivisible. ¿Les suena lo del Archivo de Salamanca?

Con este Archivo, el argumento de la unidad de archivo y que el fondo es indivisible, no funcionó. ¡No es lo mismo! En un caso nos beneficia y en otro nos perjudica. ¡Pobres víctimas! ¡Y ahora el Vaticano se ha vuelto anticatalán! ¡Deu meu! ¡Volem Papa catalá!

La otra patética noticia (que leo en la Red de Redes) dice que el Tribunal Supremo considera de ‘elemental prudencia jurídica’ que el Fiscal General, Conde Pumpido, no solicite la ilegalización de PCTV. Sin embargo, este partido ha presentado una protesta formal ante la mesa de la Cámara Vasca por el discurso de la Presidenta, señora Bilbao, por decir que ETA es el principal problema del País Vasco. En las elecciones vascas de Abril 2005, Arnaldo Otegui, portavoz de Batasuna, anuncia que se retiran de las listas electorales y que su formación pide el voto para PCTV. ¡Simples coincidencias!

Preferiría no dar mi opinión de los Magistrados del Tribunal Supremo. De todos modos, solicito que se haga una colecta para comprarles gafas nuevas.

Sebastián Urbina.

martes, 20 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (9)

Leo (16-9-2005- Extra Enseñanza-El Mundo y 20-9-2005-ABC) que BALEARES está a la cabeza del fracaso escolar. En la Comunidad de Madrid (pero por desgracia esto es extrapolable a las demás Comunidades) uno de cada cuatro escolares sufre, a diario, el acoso psicológico y físico de sus compañeros.

En primer lugar, en Baleares, tenemos dos tipos de fracaso educativo. El primero, es que el 30% no supera el período de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), lo que no le permite obtener el título correspondiente; el segundo, se refiere a los que han superado la ESO y no siguen estudiando. Dicho de otro modo, los que siguen estudiando sólo representan un 30 ó 40 por ciento.
Según el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (conocido como informe Pisa) España está situada en el puesto 23 de un total de 29. Y dentro de España, Baleares destaca por su fracaso escolar. Es muy grave. Se dice que una de las causas es la facilidad para encontrar un primer trabajo. Puede ser una de las causas pero no creo ni que sea la única ni la más importante. Las graves crisis sociales se deben, principalmente, a la crisis de los valores básicos. Cuando se generaliza la idea de que lo importante es pasarlo ‘chupi’ porque son dos días, que la disciplina y el esfuerzo ‘son de derechas’, que la escuela es para pasarlo bien y divertirse, que nada está ni mal ni bien porque todo es relativo, que puedo apalizar a mis compañeros e insultar a los maestros, y otras miserias, estamos nadando en la dirección equivocada. Ya se nota. ¿Seguiremos haciendo el avestruz? ¿Seguiremos, irremediablemente, hacia abajo, como las familias nobles mallorquinas que maravillosamente nos cuenta Villalonga?
En la Comunidad de Madrid (e insisto que, en poco más o menos, es extrapolable) el comienzo del curso escolar es sinónimo de insultos, amenazas, exclusión y palizas. Esto lo hace alguien. ¿Quién? Los angelitos de papá y mamá, tan mimados y superprotegidos. ‘¿Qué mi hijo-a ha hecho esto? Imposible’. Así seguimos bajando por la pendiente. Creyendo que se quiere más al hijo-a porque se le permite todo, se le justifica todo, se da la culpa a los demás.
Un camino parecido ha seguido el ‘defensor del menor’ de esta Comunidad, Núñez Morgades. Se basa en la vieja ‘teoría del reflejo’. Los estudiantes-as son un reflejo de la violencia de la sociedad. También en la televisión mallorquina tenemos ‘sabios’ así. Pero resulta que aceptar esta teoría supone eliminar la responsabilidad. De este modo, convertimos a los estudiantes-as en una especie de caracoles irresponsables. ‘Sólo soy un reflejo’. ¿ Ven como mi niño no es responsable? Es esta maldita sociedad, o los profesores, o lo que sea. Pero si no se acepta la teoría del reflejo, no podemos convertir a los estudiantes-as en irresponsables. Son responsables (en la medida que sea) como los demás participantes en el proceso educativo.
Estos ‘sabios del reflejo’ esconden (a veces ni siquiera lo saben) un infantil odio antisistema. Es esta maldita sociedad la que nos hace ‘malos’. Añadamos, sociedad de mercado. No se atreven a decir: si viviéramos en una sociedad socialista no pasarían estas cosas. No se atreven porque se les puede preguntar, ¿Cuba, Corea del Norte, Venezuela? Y siguen reclamando la democracia ‘real’ y soñando en un mundo feliz, sin contradicciones. Encima se creen mejores.
PD. La teoría del reflejo (Bujarin, Trotsky, Stalin y otros) fue criticada por A. Gramsci, como materialismo mecanicista y vulgar. Ha llovido desde entonces.
Sebastián Urbina.

lunes, 19 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (8)

NOTICIAS COMENTADAS (8)

Leo (25-8-2005-El País) las declaraciones del economista Xavier Sala:

P. ¿Y si España se hunde?

R.¿Habláis del cambio climático? Tampoco me interesa eso. En la Europa de 1945 había 45 países. Hoy hay 200. Si España se desintegra no pasaría nada. Siempre que lo decidan los individuos votando ... El horror sería que pasara con violencia.

¡Qué fino es el profesor Sala! Votemos la desintegración de España sin salpicaduras. ¿Hay algo que objetar? Pues sí.

Después de veinticinco años de paz nacionalista, lavando el cerebro a generaciones de niños y niñas, AHORA quieren un referéndum limpio. Después de veinticinco años de paz nacionalista, copando los diversos niveles de la enseñanza, radios, televisiones, Universidad y cultura(¿) en general, AHORA quieren un referéndum limpio. Tal es el acoso y clima irrespirable, gracias a la paz nacionalista, que un grupo de catalanes ha lanzado el Manifiesto de los Ciudadanos de Cataluña. Y es que no basta ser inteligente, hay que ser, además, honesto, como Boadella, F. de Azúa, F. de Carreras y muchos catalanes más.

Entresaco unas líneas del Manifiesto: ‘La táctica desplegada por el nacionalismo pujolista, en la que hoy insiste el Tripartito, ha consistido en propiciar el conflicto permanente entre las instituciones políticas catalanas y españolas e, incluso, entre los catalanes y el resto de españoles. Es cada vez más escandalosa la pedagogía del odio que difunden los medios de comunicación del Gobierno catalán contra todo lo ‘español’.

Pues bien, no me dirijo a los nacionalistas ni a los socialnacionalistas. Es perder el tiempo. Me dirijo a los que todavía no se han infectado con el virus, a los que no se han sumergido en las aguas de lo políticamente correcto. A los que, con miedo o sin miedo, no han perdido la vergüenza.

No es de recibo que después de veinticinco años de paz nacionalista (o sea, lavado de cerebro), tanto en la versión catalanista, como en la versión ensangrentada vasca, se quiera exigir AHORA un fino referéndum. ¡Por favor, no empujar a nadie, que no es fino! Los nacionalistas y sus amigos liberales tiene el rostro de cemento armado. No sólo se hacen las víctimas mientras chantajean. Creen, además, que los demás son tontos y les deben algo. Pues no.

Sebastián Urbina.

NOTICIAS COMENTADAS (7)

Leo (18-9-2005, prácticamente en cualquier periódico español) las declaraciones de Maragall, ‘Quien se oponga al Estatut se las verá con el pueblo de Cataluña’.

La frase de Don Pascual es un poco más larga, ‘La voluntad del pueblo catalán es tener un nuevo Estatut, y quien se oponga a esta voluntad se las tendrá que ver con los catalanes en las urnas’.

De todos modos, Don Pascual miente. Nada extraño en un socialnacionalista. Todas las encuestas, o la mayoría, dicen que, como máximo, el cuatro por ciento de los catalanes tiene interés o está preocupado por el Estatut. ¿Es este el pueblo de Cataluña?

Como se sabe, el termino ‘pueblo’ es ambiguo. Normalmente puede entenderse como: a) todos y cada uno de los individuos; b) la mayoría; c) un subgrupo que tiene unas determinadas características. Por ejemplo, ser proletario, ser ‘catalán de pata negra’, etcétera.

Recordemos que no basta una mayoría ( o unanimidad) en el Parlamento catalán para modificar la Constitución. La soberanía no pertenece a las Comunidades Autónomas sino a la Nación española. Lo dice el artículo 1.2 de la Constitución: ‘La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado’.

Si se rechaza la tercera opción mencionada, porque huele demasiado, se puede optar por acudir a un ente colectivo que trasciende los individuos concretos, ‘la nación’, ‘la madre tierra’ y similares. Pero los entes colectivos como éstos no existen en realidad, ni tienen intereses. Quienes tienen intereses (¡vaya si los tienen!) son los sacerdotes que dicen representar a estas entidades colectivas. En nuestro caso, Don Pascual y sus compinches.

¿En qué contexto se dicen estas burradas? En un contexto en que Ibarretxe tiene un plan independentista (el de las nueces ensangrentadas), Carod pide una república independiente catalana, y Anxo Quintana pide un Estado con muchas naciones.

Como dice un fino analista (esta vez lo digo sin ironía), Trias Sagnier, ‘Y España, y el que no lo quiera ver es porque está ciego, se encuentra al borde del enfrentamiento territorial y en el límite de la desintegración nacional’.

Eso sí, todo con mucho talante. Por detrás y por delante.

Sebastián Urbina.

domingo, 18 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (6)

NOTICIAS COMENTADAS (6)

Leo (16-9-2005- Libertad Digital) que el Ministro de Industria, Montilla, amenazó a Telemadrid con descargar todo el peso de la ley. ¿Qué ley? La ley que hace tres meses aprobó el Ejecutivo para beneficiar a su protector en las ondas (Polanco).

Antes de este verano la Asamblea de Madrid aprobó por unanimidad (PP, PSOE, IU) una iniciativa de los populares solicitando al Gobierno una segunda cadena de televisión. El 4 de Noviembre de 2004 el Consejo de Administración de Telemadrid acordó por unanimidad (PP, PSOE, IU) que se solicitara al Ministerio de Industria una frecuencia analógica para LA OTRA, que emite en digital desde 2001. El Ministro de Industria, Montilla (el cordobés catalanista) es fuerte con los débiles (o los que cree débiles) y débil con los fuertes.

Ahora resulta que Simancas (el socialista que denunció repugnantes maniobras inmobiliarias de los populares madrileños, que no ha probado, desde el famoso ‘tamayazo’ en la Asamblea de Madrid) pide a Rajoy que llame al orden a Esperanza Aguirre por emitir LA OTRA, ya que ‘ni siquiera Ibarretxe se ha atrevido a tanto’. Digamos, de paso, que Cataluña ya tiene tres televisiones y que Madrid solicita la segunda.

Me sabe mal lo que voy a decir porque tengo un profundo respeto por Julián Besteiro (y lo que representó) y por los que siguen una parecida y digna senda. Y así les va ( los Redondo, Díez, etcétera) gracias a sus ‘amigos’ socialnacionalistas. Aunque Simancas y otros caras duras están en el ‘P’ (normalmente PSOE, aunque el de ahora no es socialista, ni obrero, ni español) igual que lo están los socialistas dignos, no es lo mismo.

Las siglas (las que sean) amparan una fauna variopinta: hombres y mujeres, hombrecillos y mujercillas, tipejos y tipejas. Hay que ser un tipejo para decir que ni Ibarretxe (un desleal independentista que recoge las famosas nueces, comentadas por Arzallus) se ha atrevido a tanto como Esperanza Aguirre.

Hasta esa miseria moral hemos llegado. ¿Nos la merecemos? Al menos los que apoyan estas cosas, sí.

Sebastián Urbina.

viernes, 16 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (5)

Leo (El Mundo-16-9-2005) las declaraciones del Presidente Rodriguez:

'El deseo amplísimamente mayoritario, el gran objetivo de la sociedad española, antes que cualquier otro, es ver el fin del terrorismo de ETA ... El Gobierno, si esa eventualidad se produce, actuará pensando en el interés general, en los principios democráticos y desde, por y para el Estado de Derecho'.

A primera vista parece hermoso. No sólo terminaremos con una banda criminal sino que se hará desde el interés general y los principios democráticos que inspiran el Estado de Derecho. Pero ¿Qué es el Estado de Derecho? Las notas características son, así se admite normalmente, éstas:

1. Las normas han de ser expresión de la voluntad popular y a ella se someten gobernantes y gobernados.
2.Distribución del poder para evitar su concentración en una institución y facilitar los controles.
3.Legalidad de la Administración y responsabilidad de las autoridades.

Centrémonos en el primer punto. ¿Cómo es posible que Rodriguez se centre en el interés general si actúa en contra de lo expresado por Rajoy, que representa, aproximadamente, diez millones de votos? ¿Cómo puede ser expresión de la voluntad general un Estado de Derecho que excluye, en asunto tan grave, a diez millones de votantes?

Centrémonos ahora en la frase de Rodriguez: ' ... el gran objetivo de la sociedad española, antes que cualquier otro, es ver el fin del terrorismo de ETA'.

Esto nos plantea una cuestión de enorme importancia. Si el fin justifica los medios, o no. Supongamos que una tribu (A) ataca, de vez en cuando, a otra (B). Esta última se defiende pero sufre daños, humanos y materiales. Deseosos de terminar con esta situación, los representantes de la tribu (B) se entrevistan con los representantes de la tribu (A). Estos últimos les dicen que es fácil terminar con estas pérdidas, humanas y materiales. Que cada año, la tribu (B) entregue a la tribu (A), cincuenta jovencitas, para disfrute y reproducción. El jefe supremo de la tribu (B) dice que en aras del interés general de la tribu se accederá a la petición. Dice que la mayoría de la tribu desea terminar con esta situación. ¿Qué le parece (se lo pregunto a usted) si les tocara a sus hermanas, o a sus hijas?

El problema que esto plantea es el de la dignidad. Si la tribu (B) accede a este chantaje, por miedo, habrá perdido su dignidad. Nuestro caso es parecido. Digo parecido porque supongo (espero no equivocarme) que la mayoría de la sociedad no ha perdido la dignidad. Si la ha perdido, podría razonar así: 'Lo siento por las víctimas del terrorismo (los canallas, que los hay, dirán 'que se jodan'), pero nos conviene dar lo que nos piden para que nos dejen en paz. Hay dos inconvenientes:

1. Que bajarse los pantalones no garantiza que los criminales nos dejen en paz.
2. Que se pierde la dignidad.Si es que se tiene.

jueves, 15 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (4)

NOTICIAS COMENTADAS (4)

Leo (14 y 15-9-2005, en El Mundo y El Semanal Digital) que el Presidente de la Comunidad de Aragón, Iglesias, quiere ‘blindar’ el Ebro por las amenazas de trasvase.

Dice el socialista Iglesias que quiere hablar con la Ministra socialista Narbona para comunicarle sus solidarias preocupaciones. Pero la Ministra está reunida. Y si no está reunida, ha salido. Como quien no quiere la cosa, dice la susodicha, que la Constitución consagra el principio de unidad de cuenca, por el que las cuencas hidrográficas que pertenecen a más de una Comunidad Autónoma son gestionadas por el Gobierno.

¿Quién gestiona el Gobierno? Además de Rodríguez, parece que Don Pascual y Carod, tienen mucho que decir. Así que la gestión podría ser problemática para el socialista Iglesias.

El tal Iglesias ve las orejas al lobo, y dice: ‘La apelación a los derechos históricos no puede servir para incumplir o alterar la Constitución’. Es bonito. Resulta que el proyectado Estatut catalán quiere competencias totales del caudal del Delta del Ebro, en Tortosa. ¿Afectaría esto al curso del río? Eso se teme Iglesias.

Esto es lo que hay. El solidario socialista Iglesias quiere ‘blindar’ el agua que pasa por su casa. El solidario socialista Don Pascual y su amigo el solidario-progresista-independentista Carod, quiere muchas más cosas blindadas. Estos solidarios socialistas, con la boca llena de angulas, quieren devaluar el artículo segundo de la Constitución. ‘La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad ( no ‘uniformidad’) de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades ( no ‘naciones’) y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas’.

Este artículo es un insulto para los nacionalismos desleales, que van cogidos de la mano de la parte más sectaria y reaccionaria de la izquierda española. No la izquierda decente, como Nicolás Redondo, Rosa Díez y muchísimos más. Así pues, devaluemos la solidaridad interterritorial. Yo creía haber leído en algún sitio que esto de la solidaridad era de izquierdas. Habré leído mal. Si usted creía que el agua de las cuencas hidrográficas era de todos y para todos los españoles es que es un facha. Al menos es un antiguo y casposo.

La apelación a los derechos históricos (a los que ahora se suma, también, el socialista Iglesias) es una patraña indecente. Decía Karl Popper, en ‘La sociedad abierta y sus enemigos’ que ‘Si bien la historia carece de fines, podemos imponérselos, y si bien la historia no tiene significado, nosotros podemos dárselo... Somos nosotros quienes debemos decidir cuál habrá de ser nuestra meta en la vida, y determinar nuestros fines’.

La apelación a supuestos derechos históricos es una apelación predemocrática a los intereses (actuales) de la tribu, amparados en alguna ideología historicista. Un buen ejemplo fue la Escuela Histórica del Derecho, de Savigny. Veamos lo que decía alguien que debería sonarles a los socialistas solidarios, como Iglesias y Don Pascual: ‘Una escuela que legitima la infamia de hoy con la infamia de ayer, una escuela que declara rebelde todo grito del siervo contra el látigo cuando éste es un látigo antiguo’. O sea, Don Carlos.

La verdad está en el origen. Miremos atrás. Lo mío es mío y el resto a repartir. Esto es lo que dicen o piensan los cangrejos tribales y demagógicos que dirigen el país. Quiero decir España. Pero toda sociedad tiene lo que merece, si puede elegir a sus dirigentes.

Sebastián Urbina.

miércoles, 14 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (3)

Leo en el ABC (14-9-2005) que Mariano Rajoy ha dicho que la estrategia del PP no debe tener en cuenta al pasado. Es decir, hacer cruz y raya del pasado y que sólo se hable del futuro.

Lo más obvio es aclarar qué pasado debe olvidarse. ¿Se refiere Rajoy a la expulsión de los judíos en 1492, de los reinos de Castilla y Aragón? Imagino que no. ¿Se refiere a las Cortes de Cádiz? Tampoco. ¿Se referirá a la guerra civil? Por cierto, José Blanco, Secretario de Organización y Coordinación del PSOE, afirmó que la derecha española, en materia de revanchismo, es una referencia mundial. ¿Cuál es el objetivo de Blanco y los que piensan como él? Hacer creer que el PP representa a los nacionales de la guerra civil y a los franquistas posteriores. De ahí que el PP no tenga auténtica legitimidad democrática para gobernar. Sólo ellos son los auténticos demócratas. La consecuencia de todo esto es que hay que echar al PP de las instituciones. Se ha dicho repetidamente, 'Todos contra el PP'. Hay que precisar que esta enfermedad política y moral (de estos 'auténticos' demócratas) no la comparten, afortunadamente, todos los votantes o simpatizantes del PSOE. Pero hay muchos.

Pues bien ¿es esto lo que hay que olvidar, según Rajoy? También habrá que olvidar el Prestige, la intervención humanitaria del ejército español en Irak, Yak 42, etcétera. ¡Asesinos, asesinos! ¿Es esto lo que hay que olvidar? ¿Hay que olvidar los once muertos en el incendio de Guadalajara? ¿Hay que olvidar que Bono (el que no canta) no ha dicho, todavía, de qué murieron los militares españoles en Afganistán? ¿Hay que olvidar que Rubalcaba y sus compinches decían a los cuatro vientos (los medios de Polanco) que el Ministro Acebes mentía porque no daba información cada hora, cada minuto, de los atentados del 11-M? ¿Hay que olvidar que, todavía, quedan cabos sueltos y que se ha negado que muchas personas pudieran declarar en la Comisión? ¿Por qué? ¿Hay que olvidar que el GAL se descubrió a pesar de los 'auténticos' demócratas? ¿Hay que olvidar que el Presidente Rodriguez inicia su mandato con la promesa de verdaz, claridaz, talante dialogante?

No entiendo el penoso y generalizado complejo del PP. No se merecen a sus votantes y simpatizantes. Ni rencor ni olvido. Denunciar las fechorías ajenas y exponer, con claridad, las ideas propias en un proyecto ilusionante. Las fechorías propias ya las dirán (o las inventarán) los otros. Sin ridículos complejos. No hay que actuar como hacen algunos políticos del PP con los desleales nacionalismos periféricos. Es decir, 'No corras que es peor'. De este modo siempre se pierde. Pasar de puntillas. No molestar. ¡Y en unos momentos tan graves! ¡Menos mal que hay personas dignísimas como Maria San Gil (y muchos más) y Nicolás Redondo (y muchos más)! Ya sé que Redondo es del PSOE, pero de los que no están enfermos.

Aprendan, los peperos, de George Orwell: 'Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado'.

NOTICIAS COMENTADAS (2)

Leo (14-9-2005-Antena3noticias.com y La Nueva España de Asturias) preocupantes noticias sobre educación. Nada nuevo, por desgracia. Dice el primero que España está a la cola de la OCDE en educación. Según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la tasa de fracaso escolar es nuestro país es una de las más elevadas. El 33% de los estudiantes españoles no supera el Bachillerato, frente al 21% que sí lo hace en el conjunto de los países de la OCDE. Por cierto, aunque hay más mujeres universitarias (57%) que hombres, las primeras cobran menos- en general- por el mismo trabajo. Es completamente inadmisible.

El segundo periódico nos dice que éste (España, no el Estado español) es el único país integrado en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) en el que las personas con estudios universitarios no tienen más probabilidades de encontrar trabajo que aquellos que no han pisado nunca una Universidad. Dice Andreas Schleider, jefe de la división de análisis de educación de la OCDE que la masificación de las universidades españolas hace que muchos titulados con estudios superiores no encuentren un empleo adecuado a su nivel de conocimientos.

Pues bien, en nuestra Universitat (y supongo que esto es general) estamos preocupados porque ha bajado el nivel de matriculación de universitarios. Aquí el objetivo es tener lleno. Recuerdo que hace años estuve trabajando un mes en la Universidad de Sheffield (la ciudad debe tener, aproximadamente, unos quinientos mil habitantes) y el número de alumnos en toda la carrera de Derecho (en esta ciudad) era inferior al número de alumnos sólo en primer curso de Derecho de nuestra Facultad, en la que yo daba (y doy ) clases. La disminución del número de alumnos se ve como una desgracia pero parece que en la OCDE no opinan lo mismo. En todo caso he tratado algo estas cuestiones en diversos artículos que el lector puede encontrar en esta blog.

Dos aspectos más merecen destacarse. Por una parte, que en la OCDE cada vez más gente se dedica a estudiar durante más años. O sea, la formación permanente es una característica, cada vez más acusada, de los países desarrollados. Por ejemplo, se prevé que los niños que en al año 2003 tenían cinco años, estudiarán durante más de 16 años.

Otra cuestión importante es el gasto. Mientras que la media de gasto anual por alumno, en la OCDE, es de 6.100 euros, en España es de 4.900 euros.

Sin pretender exculpar el Gobierno, y aunque espero y deseo que nos pongamos a la par con los demás países de la OCDE, el problema más grave no es el del gasto. El interés, el trabajo, el respeto por el profesor, la colaboración sensata de los padres (sus hijos no siempre tienen razón), son mucho más importantes. Pero vamos mal y no será fácil modificar este rumbo equivocado que ejemplifico en mi artículo 'Que sea fácil y diver'.

Sebastián Urbina.

martes, 13 de septiembre de 2005

NOTICIAS COMENTADAS (1)

Leo (El Mundo-13-9-2005) las declaraciones de María Antonia Munar, la Presidenta del Consell: 'Mallorca es un país ... exige soberanía tributaria y fiscal ... para hacer lo que más nos convenga'.

Veamos lo que dice el Diccionario de la Real Academia Española (centralista y opresiva) del término 'nación: 'Conjunto de los habitantes de un país regidos por el mismo gobierno'. O sea, se equipara 'nación' a 'país'. Veamos qué se dice de 'país': 'Nación, región, provincia o territorio'. La Presidenta puede elegir entre estas alternativas y elige que 'país' se equipare a 'nación'. Ya tenemos que Mallorca es una nación. Los nacionalistas se creen 'progresistas' a pesar de 'hacer lo que más nos convenga'. De esto saben mucho los nacionalistas, en general, y Arzallus y Don Pascual, en particular. Con la boca llena de angulas dicen que dar tanto dinero a los extremeños, por ejemplo, es un abuso. ¿Qué quieren decir? Que la lectura del artículo 2 de la Constitución Española debe leerse en clave nacionalista: 'Lo mío es mío y el resto a repartir'.

Recordemos el artículo 2, pero también recordemos que mantener la Constitución es casposo, carca y antiguo, dicen los progres. Eso dicen, entre otros pensadores, el Presidente Rodriguez, Don Pascual, Arzallus y ahora la Presidenta del Consell. Artículo 2: 'La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad ('no uniformidad') de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades ('no naciones') y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas'.

Ahora lo progresista es interpretar este artículo de forma que el término 'solidaridad' quede suavizado para pagar menos, para transferir menos renta. Por cierto, es falso que los catalanes paguen más, como dicen los catalanistas. Los que más pagan son los baleares y madrileños. Además, pagan las personas, sean de una Autonomía o de otra. No paga Cataluña o Madrid, como dicen los defensores del pensamiento mítico. Pues bien, dar menos a los menos desarrollados, es ahora de izquierdas. Mantener la interpretación del artículo segundo (sin devaluarlo) es casposo, carca y antiguo. Añadamos que, ahora, también es de izquierdas subir los impuestos. También es de izquierdas no fumar y no beber, o beber menos. La cantidad correcta la dirá el Partido.

El rojerío que apoya a este gente debería recordar que Marx y Engels dijeron que la burguesía presenta al Estado como un representante que encarna a la nación o comunidad nacional. Pero no hay tal comunidad porque la idea de comunidad nacional es un fetiche burgués. No he citado a Marx y Engels para reafirmar lo que dicen sino para mostrar la debilidad argumentativa de los que apoyan a los nacionalistas que, en cualquier caso, no llegan ni a los calcetines de Marx y Engels. Por ejemplo, Don Pascual, supuestamente socialista, deja atrás a Pujol, que ya es decir. Además, la nación española sería un fetiche burgués pero no la nación catalana, suponiendo que lo sea. Por cierto ¿qué es hoy ser socialista? Nada fácil. Lo dejaremos para otra ocasión.

Volvamos a 'lo nostro'. Si los dioses no lo remedian tendremos, en nuestra Nación Mallorquina, largas sesiones de contemplación del ombligo. La nueva televisión de la Presidenta, y los pelotas mediáticos, ayudarán a tan gloriosa tarea: más normalización, más cargos para los 'nostros', más ball de bot, más lototrot, más madó Pereta y rebosillo. Menos mal que nos queda la Universitat. ¿En serio?

Con este personal, ya no sé si soy de los nuestros.

Izquierdas y Derechas

IZQUIERDAS Y DERECHAS

Algunas personas utilizan los términos ‘izquierdas’ y ‘derechas’ como si fueran sinónimos de ‘buenos’ y ‘malos’. De ahí que ser de izquierdas sea bueno, progresista y solidario mientras que ser de derechas sea malo, reaccionario y egoísta. Con estas perspectivas, ¿quién quiere ser de derechas? El problema que tiene esta dicotomía es que es una simpleza. Hay gentes de izquierdas que son tontas y gentes de derechas que también lo son. Pero alguien podría decir que no se trata de una distinción psicológica sino de principios, de ideas.

Vayamos a ello. Un ejemplo de la pobreza de ideas de una parte de la izquierda (ya que no hay una sino varias izquierdas pero en un breve artículo no se puede tratar este problema) es que algunos participan de la anterior simpleza de buenos y malos y otros la fomentan, aunque no la crean.

Así nos lo dice G. Bueno, en su libro Panfleto contra la Democracia Realmente Existente, ‘... la oposición entre la izquierda y la derecha, en cualquiera de los sentidos representados por sus diferentes generaciones, queda sencillamente fuera de lugar; y si se siguen utilizando estas denominaciones, como autodefiniciones gloriosas, o como insultos al adversario, es por motivos puramente históricos y coyunturales, que tienen que ver con los tiempos de las campañas electorales ( el líder de un partido que, en su campaña electoral, levanta la bandera de ‘la izquierda’, sabe que está ofreciendo una ‘seña de identidad’ capaz de atraerle millones de votantes, mucho más eficaz que los detalles de su programa, aunque éste sea, en lo sustancial, equivalente al programa de su adversario.)’

Es decir, las etiquetas cumplen una importante función: evitan tener que pensar. Si la izquierda es ‘la buena’, las propuestas que salgan de un partido ‘de izquierdas’ serán buenas y yo seré de ‘los buenos’; si la derecha es ‘mala’, las propuestas que salgan de los partidos de derecha serán ‘malas’ y los votantes y militantes de derechas serán ‘malos’. Recordemos que estas distinciones no son forzadas. La periodista y escritora Maruja Torres dijo ‘los votantes del Partido Popular son unos hijos de puta’. Muchos esperaban que las manifestaciones contra la guerra de Irak (aunque nuestras tropas sólo han colaborado en tareas de reconstrucción) provocaran un descalabro electoral del PP, que no se produjo. Sin embargo, sí hubo un descalabro electoral en las generales, en un contexto dramático y con agujeros negros, como ha puesto de manifiesto el periodista Fernando Múgica.

En cualquier caso, es cómodo tener el mundo dividido entre buenos y malos, especialmente cuando estoy entre los buenos. Alguien podría decir ¿es que cree que los de izquierdas son idiotas? En la medida en que traguen la simpleza que he mencionado al principio de este artículo, mi respuesta es afirmativa. Afortunadamente, hay gentes de izquierdas que no piensan de forma tan simplista.

He tenido ocasión de hablar con personas de izquierdas, como Gotzone Mora, Maite Pagazaurtundúa, Nicolás Redondo o Fernando Savater, y me he sentido muy a gusto con ellos, no sólo por su calidad humana sino, además, por sus ideas, muy similares a las mías o las mías a las suyas. Dicho sin pedir excusas, soy partidario del primer Rawls. En cambio, he leído manifestaciones (no una sino muchas veces) de otras personas de izquierdas que rechazo, con mayor o menor rotundidad. ¿A qué se debe esta diferencia?

Creo que también tiene razón G. Bueno cuando dice, en su libro El mito de la izquierda, ‘Los únicos puntos en donde las diferencias entre las izquierdas y la derecha pueden mantenerse, a escala política, son aquellos que tienen que ver con las cuestiones de la estructura del Estado... En efecto, la derecha o el centro defiende ante todo la unidad territorial de la nación, así como sus símbolos. Las izquierdas españolas de ahora tienden, en cambio, a reconstruir el Estado desde supuestos federalistas, interpretándolo como un Estado multinacional, siempre, dicen, que los nacionalistas sean ‘no excluyentes’. Pero este concepto de ‘nacionalismo no excluyente’’ pide el principio, y por eso es estúpido, porque el pluralismo nacionalista no excluyente excluye necesariamente, de hecho y de derecho, la Idea de la Nación española’.

Claro que las izquierdas del ‘bueno-malo’ no se apuran. Todo el mundo es fascista menos ellos y sus amigos. Una prueba más de la profunda crisis ideológica de ‘los buenos’. Además, suelen mentir diciendo que ‘los malos’ quieren la uniformidad de España. Es falso, se defiende la unidad, estipulada en el artículo dos de nuestra Constitución. ¿Será de derechas apelar a la Constitución? Más aún,, estamos en uno de los Estados más descentralizados del mundo. ¿Será de derechas decir esto?

¿Por qué será de izquierdas desmembrar la España democrática? La izquierda del ‘bueno-malo’ se alía antes con los nacionalistas periféricos que con los Populares. La excusa (dicha a veces en público, a veces en privado) es que los Populares son franquistas. Tampoco estoy forzando las cosas. Los titiriteros de los premios Goya se manifestaban diciendo ‘Eso nos pasa por tener un gobierno facha’. ¿Es esta la cultura de izquierdas?

Una de las características de la izquierda del ‘bueno-malo’ es su desprecio por los hechos, por supuesto los hechos contrarios a sus prejuicios. Julien Benda, en su libro La traición de los intelectuales, les pedía que no subordinaran el compromiso a la verdad. Pero la izquierda del ‘bueno-malo’ subordina sin cargos de conciencia (que es de derechas) la verdad al compromiso. Por algo, como sus compañeros nacionalistas, tienen una misión histórica que cumplir.

Otrosí digo: También la derecha tiene sus miserias (aunque habría que distinguir entre la derecha democrática y la no-democrática), pero expandirlas y, a veces, magnificarlas es políticamente correcto.

Sebastián Urbina.

Abril 2004.

lunes, 12 de septiembre de 2005

¿Huir o resistir?

La Historia no se repite. Lo que sucede es que dos acontecimientos, dos objetos, dos personas, pueden 'repetirse' dependiendo de los rasgos que seleccionemos. Por ejemplo, Pepe es 'como' Luis si decimos que ambos son 'hombres'. Pero si destacamos que Pepe mide 1'95 y pesa 110 kilos y Luis mide 1'65 y pesa 60 kilos, percibimos diferencias que nos permiten matizar la afirmación de que Pepe es 'como' Luis. Por tanto, decir que Pepe es 'como' Luis depende de los rasgos que hemos elegido. O sea, depende del grado de abstracción utilizado.

Con la Historia pasa algo parecido. Decir que la Historia no se repite, no es decir que nada tenga que ver con nada. Al contrario, nunca podemos partir de cero. Lo que hay, creo, son similitudes más o menos acentuadas. De ahí que la famosa cláusula 'ceteris paribus' ('Siendo iguales las otras cosas') sólo es aproximativa porque 'las otras cosas', nunca son iguales. Por ejemplo, con la guerra del Peloponeso (432-404 a. de C.) entra en crisis el sistema político de la Hélade y la Ciudad-Estado. Una de las reacciones habituales a esta profunda crisis será la vuelta al pasado. Es la huida hacia un pasado ideal. Se puede ver en el dramaturgo Eurípides. Pero no se trata de un caso aislado. Los atenienses, en general, discutían con frecuencia y pasión acerca de los motivos de la profunda crisis, que no llegaban a entender.

Cuando una sociedad no tiene confianza en el futuro, se refugia en el pasado. ¿Les suena? Vivimos en España un tedioso y martilleante cuento nacionalista: 'Volvamos al pasado'. Por supuesto sacando dinero a los demás por los sufrimientos y vejaciones. Ahora bien, no sólo no podemos, es que el pasado que nos cuentan es mítico. ¿Por qué el cuento nacionalista llega a tanta gente? Creo que por lo que dije antes, por la falta de confianza en el futuro. Por la falta de confianza en las propias fuerzas. Dijo Gustavo Bueno, en una ocasión, que la razón fundamental por la que España era el país con menor índice de natalidad de Europa (y uno de los menores del mundo) se debía a la falta de confianza en el futuro. En este caso, en un futuro que los nacionalismos (vasco y catalán, básicamente) hacen especialmente inestable e incierto. No lo sé. Sí creo que unas minorías sectarias (las nacionalistas) pueden manejar a la mayoría cuando esta última no tiene confianza en sí misma. Está acomplejada. ¿A qué se debe? No creo que haya una causa sino varias. Sin embargo, uno de los factores decisivos (de ahí que sea objetivo enfermizo de los nacionalistas) es el concepto de 'España'.

Desde la transición, sino antes, los nacionalistas (ayudados por el sector más estúpido y sectario de la llamada izquierda) han tratado de equiparar 'España' a 'España franquista'. Los medios de comunicación, en general, han permitido o ayudado a que esta falsedad se convirtiera en signo de lo políticamente correcto. Ya saben lo que decía el nazi J.P. Goebbels, 'Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.' Pero estas mentiras tienen éxito cuando los que las oyen no están dispuestos a luchar por la verdad. Además, ahora es muy fácil. La verdad no existe. Todo es relativo. Todo vale. Pero si todo vale, nada vale. El egoista empedernido vale tanto como Teresa de Calcuta. Como dice la canción, 'Nadie es más que nadie'. Pero hay que entender la pluralidad de significados de esta frase. Puede ser una estupidez o no. Pero da igual. Todo es respetable. ¡Qué más da!
El más grande científico del siglo XX, Albert Einstein decía, 'Los ideales que han iluminado mi camino, y una y otra vez me han infundido valor para enfrentarme a la vida con ánimo, han sido la bondad, la belleza y la verdad.' Es probable que si alguien dijera esto en público, fuese objeto de burlas. Políticamente correctas, por supuesto. Si es así, y así lo creo, vivimos en una sociedad enferma, una sociedad en profunda crisis. ¿Huir o resistir? ¿Hacia dónde? ¿Frente a qué? ¿Cómo?
Adoptar, sensatamente, cualquiera de estas alternativas supone saber algo de nosotros mismos y del mundo entorno. Recordemos la máxima de Sócrates, 'Conócete a tí mismo.'
¡Qué aburrido! ¿Interesa hoy? ¿Qué es lo que interesa? ¿Por qué? ¿Qué hacen y enseñan los padres a los hijos, además de mimarles?
Sebastián Urbina.

viernes, 9 de septiembre de 2005

Derechas e Izquierdas

DERECHAS E IZQUIERDAS

Se ha dicho, desde hace tiempo, que la derecha está (básicamente) vinculada a la libertad y que la izquierda está (básicamente) vinculada a la igualdad. Con lo anterior, se hace referencia tanto a la derecha como a la izquierda democráticas. Ambas, la derecha y la izquierda no democráticas, a pesar de sus diferencias, han creado situaciones de las que ninguna persona decente podría sentirse orgulloso. Dejo pues, sin más preámbulos, a la derecha y la izquierda no democráticas como ejemplos de lo que no debe hacerse.

Por tanto, retomemos esta visión clásica que vincula derecha con libertad e izquierda con igualdad. Debo aclarar al lector que estos problemas son, como es sabido , de gran importancia y complejidad, de modo que haré una breve y simplificada aproximación. Así y todo, espero que simplificación no signifique distorsión. Empecemos con la libertad. El término ‘libertad’ no es unívoco, no significa una sola cosa sino varias. Así pues, tendríamos que concretar los diversos significados de libertad. A efectos de brevedad y claridad, me referiré a la libertad negativa como una de las versiones más importantes de la derecha democrática. Una de las maneras de definirla, es verla como ausencia de constricciones. Si nadie me impide escribir tengo libertad negativa para escribir, si nadie me impide manifestarme tengo libertad negativa para manifestarme. Una forma diferente de libertad sería la libertad positiva, que estaría más cercana a concepciones de izquierdas. Para esta concepción la libertad sería condición de liberación frente a fuerzas externas y opresivas que impiden mi auto-realización. A su vez, hay diferentes formas de entender esta libertad positiva, pero no voy a entrar en ellas.

Demos un paso más en la aproximación al problema de la libertad. Yo creo que la libertad negativa no es suficiente. ¿Suficiente para qué? Para la autonomía individual. Luego hablaré de lo que esto significa Si la libertad negativa no es suficiente necesitamos, además, la libertad positiva o una cierta interpretación de la libertad positiva. Recordemos que, al inicio, dije que la libertad se vincula a la derecha y la igualdad a la izquierda. Una posible interpretación es que (dado que sólo he hablado de libertad, negativa y positiva) estamos sólo en el ámbito de las derechas. Pero esto sería un error. Si tengo razón, esto mostraría que debemos ir con cuidado con las palabras porque habría una libertad que sería de izquierdas, la libertad positiva. Pero podría decirse que esto es un juego de palabras ya que la libertad positiva equivale a la igualdad que es un típico valor de izquierdas. Incluso si aceptásemos esto, hay que tener en cuenta que el término ‘igualdad’ no es unívoco. Significa diversas cosas. Por ejemplo, ‘a cada uno según sus méritos’, ‘a cada uno según la ley’, ‘a cada uno según sus necesidades’, etcétera. ¿Quién es más de izquierdas, el que prefiere la primera, la segunda o la tercera fórmula?

Ya la misma pregunta me parece frívola: ‘más de izquierdas’. ¿Qué es ser más de izquierdas? Dejemos esto para centrarnos, aunque sea un momento, en la tercera fórmula, ‘a cada uno según sus necesidades’. Dado que la fórmula es marxista ‘de cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades’ parece que es ‘la más de izquierdas’. Como Marx no podía hacerlo todo, algunos marxistas posteriores (que ya no se si lo son) como Agnes Heller, discípula del otrora famoso filósofo marxista Lukács, han estudiado en profundidad este problema. ¿Qué son las necesidades? La comida parece ser una necesidad, digamos ‘natural’, pero la enseñanza no parece una necesidad natural sino ‘social’. ¿Debemos incluir las necesidades naturales y sociales? ¿Cuáles? ¿Hasta dónde? ¿Quién paga? ¿Quién lo define? ¿Con qué límites? No seguiré por ahí dado que hay muchos problemas que resolver.

Retomando el hilo inicial de ‘derechas e izquierdas’ diría que es muy importante tener en cuenta el contexto socio-histórico. Por ejemplo, durante la Segunda República la distinción derechas e izquierdas era clara y, desgraciadamente, trágica. Cualquiera que haya leído una Historia de España, incluso escrita por nacionalistas periféricos, puede ver la fuerte tensión y diferencias entre derechas e izquierdas. Algo parecido sucedió durante el franquismo aunque el franquismo no fue una etapa unitaria. No fue lo mismo en los años cuarenta que en los años setenta. La pregunta es si podemos seguir viviendo sensatamente en estas distinciones claras y tajantes entre derecha e izquierda. Yo creo que no. Es cierto que una parte del sector progreta y una parte del sector nacionalista periférico identifican al PP con el franquismo y Aznar con Franco, pero esto sólo muestra su simpleza o su mala fe. Hay gente que vivía mejor ‘contra Franco’ porque las cosas eran más fáciles. Los que estaban con el franquismo eran de derechas y los que estábamos contra el franquismo éramos de izquierdas. Pero no todos deseamos seguir viviendo en la infancia política. Las cosas son, ahora, más complicadas. Un sectario no tiene dudas. Un inteligente perplejo podría llegar a decir, ‘ya no sé si soy de los nuestros’.

Hasta hace poco se decía que bajar los impuestos era de derechas y subirlos era de izquierdas. He leído en la prensa que Rodríguez Zapatero ha asumido la bajada de impuestos como algo de izquierdas. ¿Quiere esto decir que bajar los impuestos- o ciertos impuestos- es ahora de izquierdas? ¿Quiere decir que si lo hace el PP seguirá siendo de derechas? El ministro francés Chevenement dimitió de un gobierno de izquierdas encabezado por Jospin. Entre otras cosas, no era partidario de dar ciertas competencias a Córcega y era partidario de realizar nacionalizaciones de sectores importantes pero sus compañeros de izquierda, en el gobierno, discrepaban. ¿Quién era ’más de izquierdas’? Para saberlo, si es que podemos, necesitaríamos metacriterios que pudieran decidir entre las opiniones de unos y otros. ¿Quién los dicta? ¿Por qué? ¿Qué tipo de justificaciones deberían utilizarse?

En estos momentos tan complejos, en tantos sentidos, no necesitamos fundamentalistas, simplificadores o profetas. A partir de ahí enlaza mi comentario final. La libertad no es sólo (o debería ser) una forma de vida sino expresión de la autonomía individual, entendida como la capacidad del ser humano para, dentro de ciertos límites y en sociedad, formular y materializar planes de vida, es decir, hacerse a sí mismo. No sustituir a ‘mamá’ por el ‘Estado’, aunque el Estado deberá poner las condiciones básicas para que la autonomía individual no sea un simple y vacío alegato formal. Ahí se dan la mano una cierta concepción de la libertad y la igualdad ya que se exige, además, una cierta intervención positiva de los poderes públicos. Así pues, piensa por ti mismo. Esta me parece una buena opción de izquierdas que un partido de izquierdas debería promocionar. Pero no olvidemos que un partido de derechas (democrático) no está condenado a ser más estúpido y autoritario que un partido de izquierdas (también democrático). De hecho, se ha producido, al menos en Occidente, una interprenetación entre programas de derechas y de izquierdas, lo que no significa que no haya ninguna diferencia. Decide tú cuáles son. Por decirlo de otro modo, en vez de contemplar tanto las siglas (las que sean) piensa por ti mismo.

PD. Pensar, lo que se dice pensar, es más difícil cuando uno sólo se ocupa del Conde Lecquio, el Gran Hermano y el Carrusel deportivo o lleva puestas las orejeras. Y es que nada es gratis total.

Sebastián Urbina.

Septiembre 2000

¿Puede la democracia defenderse?

¿PUEDE LA DEMOCRACIA DEFENDERSE?

La inmensa mayoría de nosotros vio los atentados terroristas que atacaron objetivos emblemáticos de Estados Unidos con un coste elevadísimo en vidas humanas y, también, grandes desperfectos. La gran mayoría de nosotros quedó horrorizado (como muchos creí estar viendo una película) y una minoría (espero que sea muy pequeña) quedó satisfecha, o ‘comprendió’ o pensó: ‘se lo han buscado’. Creo que, a estos efectos, una posible clasificación es la siguiente: la izquierdona (que identifica la maldad total con Estados Unidos), la derechona (que lo tenía más fácil con la Unión Soviética que también representaba la maldad total; ahora es más complicado) y una tercera postura que defendería la democracia parlamentaria y los derechos humanos, a pesar de todas las carencias y limitaciones.

La derechona tiene o mantiene una utopía fuerte: la libertad, entendida al modo del liberalismo clásico. Utilizaré una frase preferida por la izquierdona: en la democracia ‘formal’ tienes libertad (o tienes derecho) a morirte de hambre. Pero las democracias occidentales ya no defienden este planteamiento. Una de las crisis de la izquierda democrática se debe a que la derecha democrática ha incorporado en sus programas una buena parte de las conquistas sociales, que antes eran patrimonio exclusivo de la izquierda.

La izquierdona tiene o mantiene una utopía fuerte: la igualdad, entendida de diversas maneras, pero hay algunos elementos comunes. El pastel, es decir, la riqueza colectiva debería repartirse de acuerdo con los criterios de justicia material que nosotros (es decir, la izquierdona que no cree en la democracia ni en el mercado) decidamos. Esta decisión de política redistributiva suele tener un énfasis tan fuerte en la redistribución que puede- y suele- provocar la huida de capitales. Se supone que no les importa ya que ‘a enemigo que huye, puente de plata’. La izquierdona quiere repartir de acuerdo con sus criterios finalistas (estados finales supuestamente justos) pero estos criterios suelen chocar con la ´lógica’ de una sociedad de mercado. Algunos, ya desesperados, quieren destruir el propio sistema utilizando cualquier medio. De momento, sus ensayos históricos han sido un fracaso.

Uno de los errores es suponer (lo que es propio de las utopías fuertes) un mundo feliz, en el que todos iremos cogidos de la mano y comeremos perdices. Es decir, una sociedad armoniosa y sin contradicciones. De ahí que el presente sea tan insoportable, despreciable e injusto. Está impidiendo la llegada de un mundo feliz. O sea, el punto final tan soñado por los totalitarismos, como dijo I. Berlin. Pero es, en el mejor de los casos, una ingenuidad. En el peor de los caos, una tragedia. Esta tragedia está vinculada al fanatismo. En la derechona, al fanatismo de la libertad sin más y de la propiedad privada.

Es decir, si estás enfermo, si tienes mala suerte, etcétera, allá tú. Ya te las arreglarás como puedas, solito. El Estado sólo es Estado gendarme. La libertad, en esta visión clásica, no respeta suficientemente la dignidad individual ni la autonomía personal. El fanatismo, en la izquierdona, está vinculado a estados finales supuestamente justos y para conseguirlos emplearemos cualquier medio. Simplificando podríamos decir: todos tendréis X. El problema es que alguien tiene que pagarlo. Si las personas, en general, no somos tan generosas como Teresa de Calcuta, habrá que imponer por la fuerza ciertos comportamientos y con bastante frecuencia. Los comisarios políticos alcanzarán un gran poder sobre la vida de los demás.

Lo anterior tiene que ver con ideas que provienen de Hegel, entre otros. En este sentido, la libertad (en un sentido laxamente liberal) tiene poco que ver con la libertad al modo de Hegel y los marxistas. Hay que hacer destacadas excepciones, entre ellas J. Elster, pero no es el momento de extenderse en esta cuestión. Es decir, en Hegel (y herederos intelectuales) la libertad se refiere a la capacidad de satisfacerse como individuo racional. Los defensores de esta tendencia creen que la gente puede haber sido manipulada. De ahí que mis deseos puedan no ser auténticos, no racionales. Todo esto es hermoso pero supone que hay comisarios políticos que deciden qué es lo racional, qué es lo no manipulado. Es decir, ellos deciden lo que yo, y todos los demás, debemos aceptar como racional.

Algunos juegan con dos barajas. Por una parte, despotrican sistemáticamente contra esta inmunda pocilga capitalista. Por otra parte, no quieren prescindir de coche, lavadora, viajes de recreo, buenos restaurantes y un largo etcétera. Tienen que hacerse perdonar porque viven de derechas y cotorrean de izquierdas. Pero vivir en la pobreza tampoco garantiza tener razón. Además, ya no está de moda ‘tener razón.’ Ahora todas las opiniones son igualmente respetables. O sea ¡qué mas da!

Pues bien, a diferencia de los antiguos ilustrados(no los modernos) y de los defensores de utopías fuertes, el gran filósofo escocés, D. Hume, pensaba que los seres humanos no somos completamente moldeables. Yo añadiría, no lo somos y es una inmoralidad intentarlo, como pretenden los comisarios políticos de toda clase y condición.

Finalmente, dos palabras sobre nuestro futuro. Si hay (insisto en el condicional), si hay una mayoría que no cree en la democracia, si cree que la libertad es de risa, si cree que los derechos individuales son un camelo y otras majaderías, nuestro futuro es muy delicado. Pero si, de verdad, la mayoría de la gente creyera que no vale la pena defender la democracia, entonces, espero que nos zurzan cuanto antes. La agonía, si ha de venir, que sea breve. Pero vale la pena pensarlo, vale la pena comparar y también reflexionar en la inexistencia de mundos felices. No los hay, pero siempre podemos estar peor. Aunque algunos parecen no creerlo.

Por todo lo dicho, sería inútil la frase de Serge July (en El Mundo-13-8-2001), ‘La mejor defensa contra el terrorismo, no es la guerra, es la justicia.’ Pues bien, ¿de qué justicia estamos hablando? No hay una única teoría de la justicia de modo que apelar a la justicia no basta. Hay que preguntar ¿de qué justicia estamos hablando? Además ¿hay algún modo de producción alternativo? Parece que no. Pero todo esto no significa bendecir lo existente. Yo no creo, como decía Hegel, que ‘lo real es racional’. Una cosa es creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles (lo que es falso) y otra cosa es creer- con todos sus defectos- que vivimos en el mejor de los mundos reales. Claro que los progretas viven en el mejor de los mundo reales pero se quejan como si vivieran en el peor de los mundos posibles.

Sebastián Urbina.

14 Septiembre 2001

Ortega y el Gran Hermano

ORTEGA Y EL GRAN HERMANO

Uno de los pensadores más importantes de la historia occidental y, probablemente, de la humanidad ha sido Sócrates. Entre las muchas cosas que nos enseñó podemos destacar la humildad intelectual. Como es sabido, en La Apología de Sócrates, Platón expresa su desconcierto ante el hecho de que la democracia ateniense fuese capaz de eliminar a un hombre tan notable. En esta Apología, Sócrates rechaza ser considerado como el hombre más sabio de Atenas. Discute públicamente con aquellos que se hacen pasar por los más sabios y les muestra que no lo son. Esto le ayudaría, entre otras cosas, a crearse enemistades. Finalmente acepta que es el más sabio porque sabe que no sabe nada, mientras que los otros creen saber.

Dicho esto, quiero referirme ahora al peligro que representa la dominación técnica o ideológica, o ambas cosas, de los ‘expertos’. Necesitamos confiar en los expertos pero tenemos que delimitar hasta dónde tenemos que ponernos en sus manos. El ejemplo del viaje en avión me parece suficientemente iluminador. Si somos racionales confiaremos en los expertos, es decir, en los pilotos. Ellos conducirán la nave porque tienen conocimientos que ignoran los pasajeros pero son ellos y no el piloto los que tienen que decidir dónde quieren ir. No siempre es fácil delimitar el ámbito en el que los expertos tienen que decidir y el ámbito en el que no deberíamos delegar nuestra responsabilidad de decisión. Por una parte, la pretensión de que todo lo podemos hacer nosotros mismos es estúpida. Nadie es capaz de pilotar un avión, operarse de cataratas, construirse su propia casa, etcétera. Pero, por otra parte, también es estúpido delegar completamente en los demás. Es pertinente hacer una distinción entre la delegación de carácter técnico, confiar en que otros más capacitados que yo conducirán el avión, y la delegación de carácter moral-político, etcétera, confiar en que otros más capacitados decidirán por mí. Mientras la primera delegación es sensata, al menos en principio, la segunda delegación puede llevarnos a la creación de masas amorfas de seudo-ciudadanos. Así pues, frente al silencio de los corderos es preferible y deseable la voz informada y responsable de los auténticos ciudadanos.

Con estos antecedentes es hora de hablar de la demagogia. En este sentido hay que decir que, a veces, se malentiende la idea de que somos iguales. En una sociedad democrática, que merezca este nombre, todos somos iguales en derechos básicos y en dignidad. Una cosa distinta es que todas las opiniones sean igualmente valiosas, que sean iguales. Si todo es igualmente valioso tan respetable es la opinión de Hitler como la de Teresa de Calcuta o Martín Luther King. Si todas las opiniones son igualmente valiosas, tan respetable es la opinión del violador como la de la violada, la del torturador como la del torturado. Por tanto, creo que debemos distinguir entre el respeto a los derechos básicos y a la dignidad de las personas, lo que es exigible, y el respeto a las opiniones de las personas, lo que no es necesariamente exigible. Algunas opiniones no son respetables, son despreciables. Por ejemplo, la de Hitler, la del violador, la del torturador, la del que pega un tiro en la nuca, la del racista y otros.

Dentro de poco se celebrará un Congreso Internacional sobre el pensamiento de Ortega y Gasset. En mis años de juventud no leí La rebelión de las masas porque en el contexto izquierdoso en que me movía (y del que no me arrepiento) no se ‘podía’ leer a Ortega porque era un ‘facha’. Con los años fui alejándome de las Iglesias, fueran las que fueran, y decidí pensar por mí mismo con la ayuda, preferentemente, de los libros. Aquí haré referencia a una frase que me gusta repetir por un doble motivo, porque creo que expresa una verdad y porque ser agradecidos es de bien nacidos. Quiero decir que estoy agradecido a los que me ayudaron a aprender. Ahí va la frase, ‘si podemos ver un poco más lejos es porque nos hemos subido a los hombros de los gigantes.’ Pues bien, hace tiempo que no me interesa la opinión de los sacerdotes de lo políticamente correcto, que suelen ser unos pigmeos. Con relación a Ortega diré que no hay una única lectura que sea la auténticamente verdadera, y esto sucede con cualquier discurso mínimamente sofisticado. Dicho esto, que debería ser una obviedad, añadiré que Ortega advirtió, con adelanto, un diagnóstico preocupante de nuestro tiempo, el de la difusión y apología de la mediocridad. Algunos autores, preferentemente conservadores, se han venido asustando y quejando por la irrupción de las ‘masas’ en la vida política, social, cultural, etcétera. Esto me parece lamentable. El problema es otro. Lo preocupante es la existencia de una industria de la manipulación de las conciencias, por una parte, y la mediocridad rampante en todas o casi todas las esferas de la vida pública, por otra, que adula y enaltece la vulgaridad y la mediocridad.

Un ejemplo lo tenemos, aunque no exclusivamente, en el Gran Hermano. La vulgaridad y la mediocridad son objeto de apología y se convierten en medida de lo que está bien. Las críticas a esta mediocridad se ven, desde ciertas atalayas falsamente progresistas, como expresión de elitismo. Recordaré aquí que los nazis apelaban, de forma demagógica, al ‘sano sentimiento del pueblo’, en su caso del pueblo alemán. Por lo visto, queda bien aplaudir la vulgaridad y la mediocridad porque se supone que es ‘del pueblo’ pero no se dice que cuanta más ignorancia y más mediocridad haya, más facilidad habrá para manipular las conciencias de las gentes. Falsos progresismos y populismos reaccionarios adulan y beatifican todo lo que hace el ‘pueblo’, palabra mágica que se utiliza para apoyar lo que convenga, para obtener votos, favores, sonrisas, complacencias y golpecitos en la espalda. Si tan buenas son estas exhibiciones del ‘pueblo auténtico’ deberíamos preparar a los niños para ser futuros actores del Gran Hermano. ¿Para qué el esfuerzo de aprender si cualquier cosa que diga es igualmente respetable?. ¿Es este falso igualitarismo un buen camino para construir una sociedad mejor? No lo creo.

Sebastián Urbina.

Noviembre 2000.

Pillaje y talante dialogante

PILLAJE Y TALANTE DIALOGANTE.

Como es sabido, puede haber acuerdo en los hechos y desacuerdo en las valoraciones. Por ejemplo, María y Luisa pueden estar de acuerdo en que, en la ciudad X, hay insoportables niveles de ruidos y que el Ayuntamiento no hace nada, o casi nada, para superar esta molesta situación. Sin embargo, a pesar de este acuerdo acerca de lo que sucede, pueden valorar diferentemente las soluciones deseables. María puede pensar que lo deseable es dialogar con los motoristas ruidosos, haciéndoles ver que molestan a los demás y que un ciudadano respetable no debe hacer esto. También propone que se enseñe a los niños que el silencio es calidad de vida y que hay que respetarlo para no molestar. Petronila, piensa que es conveniente enseñar a los niños el valor del respeto a los demás y el valor del silencio, pero cree que sin sanciones efectivas a los ruidosos que no respetan el descanso ajeno, no hay nada que hacer.

Esto viene a cuento porque ciertos hechos recientemente acaecidos, en forma de declaraciones, pueden ser aceptadas (como María y Luisa aceptaban los mismos hechos) sin que se llegue, necesariamente, a las mismas valoraciones. Hace poco, el Presidente de la Comunidad Extremeña, dijo, entre otras cosas: ‘En cuanto uno ha levantado la veda y ha invitado a otro al club de los privilegiados, han saltado otros a pedir su adjetivo, a recordar su carácter histórico, a exhibir blasones apolillados, a querer ser nacionalidades y cosas así, al pillaje más absoluto’. Es un hecho que hizo estas declaraciones.

Una de las formas tradicionales de valorar una declaración es no ir al fondo del problema y tildar, al autor de las declaraciones, de loco. ¡Está loco! ¿Cómo nos podemos tomar en serio las declaraciones de un loco? Pero, si fuera así, estaríamos diciendo que los extremeños son unos irresponsables por haber elegido, como Presidente, a un loco. Pero no tengo motivos para suponer que los extremeños están locos. Si alguien cree que es cierto que está loco, que solicite un estudio psiquiátrico del personaje. En caso contrario, debería callarse.

Otra forma parecida a la anterior es la de sustituir una hipotética locura por ‘gracietas’. Resulta que Montilla (el catalanista de Córdoba) ha afirmado que Ibarra dice ‘gracietas’. Es otra forma, más fina pero igualmente hiriente, de descalificar al declarante. Lo que se quiere decir es que no se trata de una persona seria sino de un bromista o, incluso, de un payaso. Claro, alguien que dice ‘gracietas’ en asuntos tan importantes es que algo le falla.

Están, finalmente, los que hacen valoraciones descalificatorias de Ibarra, llamándole ‘españolista rancio, casposo y esencialista’. Estas excelencias del verbo suelen provenir de nacionalistas esencialistas y el rojerío antisistema sistemático. Pero también los hay que valoran positivamente las declaraciones de Ibarra, como el Alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez o José Bono. En fin, no sigamos este erróneo camino de locuras, gracietas y frases vacías y tratemos, aunque sea brevemente, de decir algo que no escamotee el problema de fondo.

Añade Ibarra: ‘nadie está obligado a aceptar la España de hoy tal como es y se pueden plantear debates y reivindicaciones, lo que no aceptamos es que, desde una posición no española, se pretenda reducir, dividir o erosionar el territorio español. No estamos dispuestos a discutir con nadie la división o el empequeñecimiento de España’. Este sí es un problema de fondo que no debería escamotearse apelando a falsas locuras, ‘gracietas’ y otras formas descalificatorias.

Así pues, el problema de fondo no tiene que ver con la locura, lo casposo u otras profundidades teóricas de la progresía. Cualquier país vería con disgusto – al menos- que se hicieran propuestas políticas disgregadoras y más todavía las mentiras que pretenden dar buena imagen de las mismas. Por cierto, España es uno de los países más descentralizados del mundo. Esto no se reconoce, usualmente, por los mismos de siempre. No reconocerlo es una forma de mentir. Una de las razones (o sinrazones) de estas falaces actitudes es la de identificar España con la España franquista. Debemos esta mentira, una vez más, a los mismos. El que hayan copado, al menos en gran medida, los medios de comunicación y la enseñanza, hace que las deformaciones políticamente correctas se extiendan como la pólvora.

Gracias a nacionalistas y progres (también a ciertos peperos estúpidamente acomplejados) se ha conseguido que mucha gente esconda sus sentimientos. Por ejemplo, decir ‘España’, o llevar una bandera española en un partido de la selección, lo que es normal en cualquier país. Esto no es sorprendente porque definir la realidad social supone delimitar lo que se supone real (o valioso) y lo que no. Pero no todo el mundo puede influir, realmente, en la configuración social de la realidad por medio del lenguaje. Solamente pueden definir la realidad (e influir realmente en la gente) algunos de los que se expresan a través de la televisión, la prensa o la radio. Pero también políticos, futbolistas, actores o cantantes de fama. En menor medida, profesores, sacerdotes y otras personas con una cierta audiencia.

Mi consejo es que, de entrada, no se crean lo que les dicen. Tampoco lo que yo digo, excepto lo que sigue: Reflexionen y busquen con humildad pero con determinación lo verdadero o lo correcto. No digan sin más, ‘todo es igual’. Si lo hacen, ganarán ‘ellos’, no usted.

PD 1.Por favor, no tenga miedo a decir en voz alta lo que cree (si lo ha reflexionado ), no tenga miedo a que cualquier sacerdote (laico o no) le diga que es rancio, casposo u otros insultos progres. Se debe respeto a sí mismo, no a estos mequetrefes. Como decía Bertrand Russell: ‘Conquistar el miedo es el comienzo de la riqueza’.

PD 2. No afecta al fondo de este artículo la posterior reinterpretación sectaria del propio Ibarra. Pero para él.

Sebastián Urbina.

Septiembre, 2004.

Minisón de la Universidad

MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD

Como es sabido, Ortega y Gasset escribió un libro con el mismo título. No pretendo hacer un resumen del mismo sino exponer unas pocas ideas sobre la Universidad española actual. De Ortega sólo recordaré su miedo a que la Universidad se dedique a formar ‘técnicos bárbaros’, es decir, estudiantes formados técnicamente pero no (además) en un sentido más amplio, que ayude a convertirles en buenos ciudadanos y no sólo en buenos técnicos. A pesar de las acusaciones de elitismo que ha recibido, finalizaré mi referencia a Ortega con una frase que debería mostrar que las personas inteligentes rara vez son lineales. Dice, ‘las instituciones existen- son necesarias y tienen sentido- porque el hombre medio existe. Si sólo hubiese criaturas de excepción es muy probable que no hubiese instituciones ni pedagógicas ni de poder público. Es, pues, forzoso, referir toda institución al hombre de dotes medias...’

En unas recientes declaraciones, Juan Iglesias, Premio Príncipe de Asturias, decía, ‘me parece una desgracia social que la Universidad haya perdido su vocación educadora y se haya dedicado simplemente a la capacitación profesional y la investigación.’ En un sentido parecido J.A. Marina, ‘al haber perdido su vocación educativa, la Universidad ha perdido su alma, no tiene un proyecto ético sino pragmático.’ No se trata de promover las charlas de café, o las algaradas para no trabajar. Se trata (además de una buena preparación profesional) de crear una conciencia crítica responsable. Así pues, ni ‘técnicos bárbaros’ ni ‘profesionales de la protesta.’ Terminaré esta primera parte con la opinión de V. Pérez-Diaz, ‘la Universidad tiene algunos deberes con los semidioses locales pero su deber principal es impulsar su comunidad local a que sea respetuosa de la verdad y abierta al mundo.’

Poco espacio queda para decir algo sobre algunos males de la Universidad. Pero quede claro que no soy un masoquista al uso. Aunque algunos se solacen relatando un rosario de miserias (algunas ciertas y otras no) la Universidad tiene, ciertamente, aspectos positivos. Es inevitable que algunos amargados y rencorosos se nieguen a ver lo bueno y se recreen solamente con lo malo. En este sentido, conviene recordar lo que decía uno de los miembros del Círculo de Viena, O. Neurath: que sólo podemos arreglar el bote mientras seguimos remando; no podemos partir de cero.

Uno de los aspectos negativos de la Universidad (hablo de mi experiencia y no pretendo formular leyes generales) tiene que ver con el caciquismo, más finamente llamado endogamia. Ahora se quieren hacer algunas modificaciones a la Ley de Reforma Universitaria. Aunque las leyes buenas y bien formuladas suelen tener efectos beneficiosos resulta más importante que se produzca (aunque sea en forma de proceso) un cambio ético, que vea cada vez con mayor repugnancia estas prácticas. Ha sucedido, afortunadamente, con la violencia doméstica y puede suceder en otros ámbitos. Como es obvio, hay de todo, como en botica. La Universidad no podía ser una excepción y hay gente estupenda, tanto humana como profesionalmente.

Pero mi experiencia me permite decir esto: para hacer carrera académica lo mejor es ponerse a la ‘sombra’ de un catedrático. Si te portas bien, tanto en el ámbito académico como en el personal, el jefe irá preparando el terreno para que el discípulo vaya subiendo las escaleras académicas. Llegado el momento sugerirá, telefoneará, y llegará a acuerdos (hoy por ti, mañana por mí). Estos acuerdos harán que se intercambien votos en las oposiciones. Si votas al ‘mío’, la próxima vez yo votaré al ‘tuyo.’ Alguien podrá preguntar, ¿es que no hay catedráticos honestos? Claro que sí. Lo que sucede es que el mecanismo existente (el que suele funcionar en la práctica) pone las cosas más difíciles a los que no trapichean, especialmente si son catedráticos con poca influencia.

Yo he presenciado (en una cena en la que había tres catedráticos y yo mismo) lo que decía- literalmente- uno de ellos: ‘si X tuviera un ‘padrino’ hace años que sería catedrático.’ El que lo dijo es un catedrático honesto que, con sus palabras, quería mostrar su desprecio a la situación reinante. Solucionar esto es difícil. No lo ha hecho el PP ni lo hizo el PSOE en su momento. Esta situación favorece el servilismo, el caciquismo y la falta de libertad intelectual e investigadora, porque es mejor tener contento al jefe y seguir los caminos que él prefiera. Estos problemas no se solucionarán eliminando el derecho de cada Universidad a elegir dos miembros del tribunal para favorecer (en su caso) al aspirante de la casa. El motivo es sencillo: además de grupos caciquiles- locales o autonómicos- también los hay nacionales que protegen, también, a los miembros de su grupo.

Una vez más, sin un cierto nivel ético, es muy difícil que las instituciones, o lo que sea, funcionen mejor. Tal vez, estas últimas palabras remitan al principio de este artículo. Es decir, tal vez, deberíamos replantear la misión de la Universidad.

Sebastián Urbina.

Junio 2001.