viernes, 9 de septiembre de 2005

Derechas e Izquierdas

DERECHAS E IZQUIERDAS

Se ha dicho, desde hace tiempo, que la derecha está (básicamente) vinculada a la libertad y que la izquierda está (básicamente) vinculada a la igualdad. Con lo anterior, se hace referencia tanto a la derecha como a la izquierda democráticas. Ambas, la derecha y la izquierda no democráticas, a pesar de sus diferencias, han creado situaciones de las que ninguna persona decente podría sentirse orgulloso. Dejo pues, sin más preámbulos, a la derecha y la izquierda no democráticas como ejemplos de lo que no debe hacerse.

Por tanto, retomemos esta visión clásica que vincula derecha con libertad e izquierda con igualdad. Debo aclarar al lector que estos problemas son, como es sabido , de gran importancia y complejidad, de modo que haré una breve y simplificada aproximación. Así y todo, espero que simplificación no signifique distorsión. Empecemos con la libertad. El término ‘libertad’ no es unívoco, no significa una sola cosa sino varias. Así pues, tendríamos que concretar los diversos significados de libertad. A efectos de brevedad y claridad, me referiré a la libertad negativa como una de las versiones más importantes de la derecha democrática. Una de las maneras de definirla, es verla como ausencia de constricciones. Si nadie me impide escribir tengo libertad negativa para escribir, si nadie me impide manifestarme tengo libertad negativa para manifestarme. Una forma diferente de libertad sería la libertad positiva, que estaría más cercana a concepciones de izquierdas. Para esta concepción la libertad sería condición de liberación frente a fuerzas externas y opresivas que impiden mi auto-realización. A su vez, hay diferentes formas de entender esta libertad positiva, pero no voy a entrar en ellas.

Demos un paso más en la aproximación al problema de la libertad. Yo creo que la libertad negativa no es suficiente. ¿Suficiente para qué? Para la autonomía individual. Luego hablaré de lo que esto significa Si la libertad negativa no es suficiente necesitamos, además, la libertad positiva o una cierta interpretación de la libertad positiva. Recordemos que, al inicio, dije que la libertad se vincula a la derecha y la igualdad a la izquierda. Una posible interpretación es que (dado que sólo he hablado de libertad, negativa y positiva) estamos sólo en el ámbito de las derechas. Pero esto sería un error. Si tengo razón, esto mostraría que debemos ir con cuidado con las palabras porque habría una libertad que sería de izquierdas, la libertad positiva. Pero podría decirse que esto es un juego de palabras ya que la libertad positiva equivale a la igualdad que es un típico valor de izquierdas. Incluso si aceptásemos esto, hay que tener en cuenta que el término ‘igualdad’ no es unívoco. Significa diversas cosas. Por ejemplo, ‘a cada uno según sus méritos’, ‘a cada uno según la ley’, ‘a cada uno según sus necesidades’, etcétera. ¿Quién es más de izquierdas, el que prefiere la primera, la segunda o la tercera fórmula?

Ya la misma pregunta me parece frívola: ‘más de izquierdas’. ¿Qué es ser más de izquierdas? Dejemos esto para centrarnos, aunque sea un momento, en la tercera fórmula, ‘a cada uno según sus necesidades’. Dado que la fórmula es marxista ‘de cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades’ parece que es ‘la más de izquierdas’. Como Marx no podía hacerlo todo, algunos marxistas posteriores (que ya no se si lo son) como Agnes Heller, discípula del otrora famoso filósofo marxista Lukács, han estudiado en profundidad este problema. ¿Qué son las necesidades? La comida parece ser una necesidad, digamos ‘natural’, pero la enseñanza no parece una necesidad natural sino ‘social’. ¿Debemos incluir las necesidades naturales y sociales? ¿Cuáles? ¿Hasta dónde? ¿Quién paga? ¿Quién lo define? ¿Con qué límites? No seguiré por ahí dado que hay muchos problemas que resolver.

Retomando el hilo inicial de ‘derechas e izquierdas’ diría que es muy importante tener en cuenta el contexto socio-histórico. Por ejemplo, durante la Segunda República la distinción derechas e izquierdas era clara y, desgraciadamente, trágica. Cualquiera que haya leído una Historia de España, incluso escrita por nacionalistas periféricos, puede ver la fuerte tensión y diferencias entre derechas e izquierdas. Algo parecido sucedió durante el franquismo aunque el franquismo no fue una etapa unitaria. No fue lo mismo en los años cuarenta que en los años setenta. La pregunta es si podemos seguir viviendo sensatamente en estas distinciones claras y tajantes entre derecha e izquierda. Yo creo que no. Es cierto que una parte del sector progreta y una parte del sector nacionalista periférico identifican al PP con el franquismo y Aznar con Franco, pero esto sólo muestra su simpleza o su mala fe. Hay gente que vivía mejor ‘contra Franco’ porque las cosas eran más fáciles. Los que estaban con el franquismo eran de derechas y los que estábamos contra el franquismo éramos de izquierdas. Pero no todos deseamos seguir viviendo en la infancia política. Las cosas son, ahora, más complicadas. Un sectario no tiene dudas. Un inteligente perplejo podría llegar a decir, ‘ya no sé si soy de los nuestros’.

Hasta hace poco se decía que bajar los impuestos era de derechas y subirlos era de izquierdas. He leído en la prensa que Rodríguez Zapatero ha asumido la bajada de impuestos como algo de izquierdas. ¿Quiere esto decir que bajar los impuestos- o ciertos impuestos- es ahora de izquierdas? ¿Quiere decir que si lo hace el PP seguirá siendo de derechas? El ministro francés Chevenement dimitió de un gobierno de izquierdas encabezado por Jospin. Entre otras cosas, no era partidario de dar ciertas competencias a Córcega y era partidario de realizar nacionalizaciones de sectores importantes pero sus compañeros de izquierda, en el gobierno, discrepaban. ¿Quién era ’más de izquierdas’? Para saberlo, si es que podemos, necesitaríamos metacriterios que pudieran decidir entre las opiniones de unos y otros. ¿Quién los dicta? ¿Por qué? ¿Qué tipo de justificaciones deberían utilizarse?

En estos momentos tan complejos, en tantos sentidos, no necesitamos fundamentalistas, simplificadores o profetas. A partir de ahí enlaza mi comentario final. La libertad no es sólo (o debería ser) una forma de vida sino expresión de la autonomía individual, entendida como la capacidad del ser humano para, dentro de ciertos límites y en sociedad, formular y materializar planes de vida, es decir, hacerse a sí mismo. No sustituir a ‘mamá’ por el ‘Estado’, aunque el Estado deberá poner las condiciones básicas para que la autonomía individual no sea un simple y vacío alegato formal. Ahí se dan la mano una cierta concepción de la libertad y la igualdad ya que se exige, además, una cierta intervención positiva de los poderes públicos. Así pues, piensa por ti mismo. Esta me parece una buena opción de izquierdas que un partido de izquierdas debería promocionar. Pero no olvidemos que un partido de derechas (democrático) no está condenado a ser más estúpido y autoritario que un partido de izquierdas (también democrático). De hecho, se ha producido, al menos en Occidente, una interprenetación entre programas de derechas y de izquierdas, lo que no significa que no haya ninguna diferencia. Decide tú cuáles son. Por decirlo de otro modo, en vez de contemplar tanto las siglas (las que sean) piensa por ti mismo.

PD. Pensar, lo que se dice pensar, es más difícil cuando uno sólo se ocupa del Conde Lecquio, el Gran Hermano y el Carrusel deportivo o lleva puestas las orejeras. Y es que nada es gratis total.

Sebastián Urbina.

Septiembre 2000

No hay comentarios: