sábado, 31 de octubre de 2020

777 ASESORES DE PROGRESO

 ¿Es decente votar a esta cuadrilla?

 

 

Aumenta en más de 200 enchufados el número de colaboradores que llegó a tener Mariano Rajoy

El escandoloso despilfarro de Sánchez e Iglesias: 777 asesores que cuestan 56 millones al contribuyente

El presidente del Gobierno se ha subido tres veces el sueldo desde que llegó a La Moncloa en junio de 2018.

 

viernes, 30 de octubre de 2020

¡¡¡BRAVO POR LOS JUECES!!!

 

Exigen que los 12 vocales judiciales del CGPJ sean elegidos por jueces y magistrados.

El manifiesto de jueces y fiscales para quitarse las cadenas y mordazas del PSOE-Podemos

Las asociaciones consideran que el ‘asalto’ al Consejo General del Poder Judicial pone en peligro la separación de poderes y, por ende, la democracia en España

 
 

FASCISTAS CATALANISTAS

 

 (Gentuza de la peor especie. Tratan a los castellanohablantes como los nazis a los judíos.


Gracias al apoyo de esta gentuza gobierna el 'progresista' Sánchez. Con el comunista Iglesias.)

 

La Generalidad exige que se acredite el uso del catalán para dar ayudas por la pandemia.

El eurodiputado Jordi Cañas denuncia el caso en Bruselas y pide una investigación por vulnerar el principio de no discriminación en el mercado único.

- Seguir leyendo: https://www.libertaddigital.com/espana/2020-10-30/la-generalidad-exige-que-se-acredite-el-uso-del-catalan-para-dar-ayudas-por-la-pandemia-6676053/

TERRORISTAS EN PATERA

 

(Llegan terroristas en pateras. Mirar para otro lado es de imbéciles y de suicidas. O sea, 'buenismo'.

 

No quieren saberlo porque tendrían que actuar. Alguien les podría llamar 'fachas'. ¡¡No!!! ¡¡¡Qué horror!!!

 

Pero son tan 'buenos' que no quieren hacerlo. Si hay un atentado terrorista siempre se puede dar la culpa al capitalismo sin escrúpulos.

 

 ¡Y hay gente que les vota!)

 

 

CONEXIÓN QUILOMBO

La periodista (María Montero) censurada por Radio Las Palmas:

 «Están llegando terroristas en pateras y no quieren que se sepa».

 

 09:44 CET/Luis Balcarce/29/octubre/2020.

 

DICTADURA

 

 

DICTADURA.

La derrota de Atenas en Sicilia durante la Guerra del Peloponeso, le supuso tal golpe moral, que nada allí volvió a ser igual.

El saldo del descalabro ateniense fue de casi treinta mil muertos, trece mil prisioneros, de los cuales más de siete mil perdieron la vida en las canteras de Siracusa y el resto fueron vendidos como esclavos. De sus generales, dos fueron ejecutados sin juicio previo. Otro cayó en el campo de batalla y el que más había defendido -contra la opinión del resto- la expedición a Sicilia, se pasó al bando enemigo.

Llegado el momento de la rendición de cuentas, el desastre era tan grande, tanto el dolor, la humillación y el miedo, que necesariamente el clima político y la misma democracia habrían de resentirse.

Fue el momento de los oligarcas. Presentaron ante la Asamblea un programa que en tiempos normales nadie se hubiese atrevido a proponer sin ser considerado como enemigo del pueblo. Decidieron por ejemplo, que no más de cincuenta mil ciudadanos debían tener acceso a la política. La Asamblea y el Consejo se siguieron reuniendo, sí, pero únicamente se decidía lo que establecían esos oligarcas. Nos cuenta Tucídides que “los que hablaban en la asamblea eran ahora sólo ellos y ejercían la censura previa sobre cualquier intervención de los demás” (Tucídides VIII, 66 1).

En aquella primavera del 411 a.C., aprovechando el estado de ánimo generado por la derrota en Sicilia, los oligarcas acabaron por tomar el poder sirviéndose de los instrumentos propios del régimen democrático. La Asamblea popular ateniense decretó su propio fin en un clima de reapropiación de la palabra democracia por parte de los oligarcas, y de silencio del pueblo y de los jefes que habían sobrevivido.

Cincuenta y cinco mil, sesenta mil muertos -ojalá pudiésemos saber su número con certeza-, una segunda ola de la pandemia que es más que un tsunami. Con miedo, con tristeza, con desesperanza. Presos de las mentiras, de las opiniones contradictorias, de los cambios de opinión, de la impune falta de ejemplaridad de los que nos mandan y sin una sola certeza a la que aferrarnos.

Así nos pilla la pretensión de un estado de alarma de cuatro meses, prorrogables a seis, sin dar cuentas en el Congreso de los Diputados, o a darlas cada dos meses, por más que la Constitución diga que no es posible. Y al mismo tiempo, la amenaza a nuestra libertad de expresión, convirtiendo la legítima crítica o protesta ante la ineptitud del Gobierno, en delito de odio a criterio de ese mismo Gobierno.

Muy mansos nos deben ver, muy asustados, para que Sánchez se atreva a decir que levantará el estado de alarma “cuando sea posible y la situación mejore” después de reconocer que nunca hubo un comité de expertos para la desescalada y obviamente tampoco lo hay ahora para decidir en qué momento, ni en qué condiciones se decreta o se levanta, este nuevo estado de alarma.

Les salió bien el experimento una vez, por eso lo vuelven a intentar. Nos encerraron más que en ningún otro lugar de Europa y no dijimos nada. Nos aferramos a la esperanza de una normalidad dudosa y ahora nos dan la culpa de que se haya vuelto una pesadilla.

Pero no sabemos por qué, ni cómo. Desconocemos el sentido de las medidas que se toman o las razones ¿Quién está decidiendo sobre nuestras vidas y nuestra economía? ¿Con qué criterios? ¿Qué currículum le avala? ¿Cuándo mienten o cuándo dicen la verdad?

Y mientras tanto, presos del miedo y del desánimo, pendientes sólo de la expansión de la enfermedad y de nuestra economía, asistimos -como los atenienses- al desmantelamiento de nuestra democracia desde dentro.

 

(Gary Durán/El Español/29/10/2020.) 


ESTADO DE SÁNCHEZ

 

ESTADO DE SÁNCHEZ.

 

“Señor Sánchez: (…) Le hemos concedido las competencias extraordinarias de un estado de alarma, que ya es más un estado de excepción encubierto. (…) ya ha excedido con creces su alcance constitucional. Aun así, hoy vamos a votar a favor por sentido de Estado”. Pablo Casado, 1 de abril de 2020.

Efectivamente, el estado de alarma es un régimen excepcional que permite al Gobierno “limitar la circulación o permanencia de personas o vehículos en horas y lugares determinados, o condicionarlas al cumplimiento de ciertos requisitos” (art. 11, LO 4/1981). Para suspender derechos fundamentales, es preciso declarar previamente el estado de excepción, no el de alarma.

Así lo declaró el Tribunal Constitucional en la STC 83/2016, sobre el recurso de amparo presentado en su día por los controladores aéreos, tras la declaración del primer estado de alarma en la historia democrática de nuestro país: “a diferencia de los estados de excepción y de sitio, la declaración del estado de alarma no permite la suspensión de ningún derecho fundamental (art. 55.1 CE contrario sensu), aunque sí la adopción de medidas que pueden suponer limitaciones o restricciones a su ejercicio”.

Recordemos que todos tuvimos prohibido durante tres meses salir de nuestras casas, con ciertas excepciones. Cualquiera diría que eso es suspender la libertad deambulatoria (art. 19 CE), y parece que el Sr. Casado estaba de acuerdo en que esa medida habría requerido el estado de excepción. Aun así, votó a favor, ante la política de hechos consumados de Pedro Sánchez.

VOX interpuso un recurso de constitucionalidad frente al decreto del estado de alarma, sin que aún sepamos nada del Tribunal Constitucional. Tendrán cosas que hacer. Recuerdo cómo cuando el 1-O resolvían todo diligentemente en tiempo récord, gracias a Dios. Pero los asuntos incómodos tienden a traspapelarse, como aquel recurso contra la ley del aborto que lleva diez años aparcado. A estas alturas, cualquiera se atreve a declarar la inconstitucionalidad del anterior estado de alarma, con las consecuencias patrimoniales que podría generar para el Estado.

Ya no importa: ya estamos en la siguiente fase. Sánchez va estirando incesantemente las costuras de normas e instituciones. Ahora plantea una prórroga de seis meses, seis, del estado de alarma, cuando de la norma cabe deducir que la prórroga no puede superar el plazo inicial, de quince días, y así lo entendió él mismo entre marzo y junio. Hasta algún autor opina que no cabría más que una sola prórroga (este posible límite ya lo superamos ampliamente en la anterior ocasión). Por no hablar de que al haber otro estado de alarma en vigor (el declarado contra Madrid), declarar otro podría constituir un fraude de ley. Y en estas sale el nuevo líder del centro, Pablo Casado, y dice que ¡ocho semanas como mucho! O sea, saltémonos la norma, pero con moderación.

En la moción de censura, Casado se situó en el centro equidistante entre Sánchez y Abascal, y llamó a socialdemócratas y regionalistas a unirse al PP. Está en su derecho y tiene cierta lógica ante la irrupción de VOX. Lo que está feo es unirse al coro que insiste en etiquetar a VOX como franquista, machista, racista, homófobo, y, lo que vendría a ser el resumen de todo ello, fascista. Pero Casado lo hizo cuando dijo “entre la nación de naciones y la España grande y libre hay un espacio” o lo de “hables lo que hables, tengas el color que tengas, ames a quien ames”. Cuando VOX sólo propone derogar las leyes ideológicas del PSOE, como proponía el antiguo PP. Pero aún más feo es tolerar que el Gobierno vaya derogando la Constitución por la vía de hecho.

La consecuencia es que el Gobierno tendrá la facultad de suspender derechos fundamentales durante quince días más el plazo que quiera con el aval de una mayoría simple del Congreso.

Tres días después de la moción de censura en la que el Congreso le ratificó, el Presidente del Gobierno pide un cheque en blanco para evitar el control parlamentario y el control judicial a las medidas que se decreten.

“El Estado soy yo”, decía Luis XIV. “El Estado es mi Persona”, dirá a este paso Pedro Sánchez. La Ciencia, con mayúscula, también es él. Y nos informa de que no estamos ante un toque de queda, sino ante una “restricción nocturna a la movilidad”, en “expresión más contemporánea”. El Dr. (?) Simón, por su parte, no da la lista de expertos porque no vale la pena, que es muy larga. Sólo les falta partirse de risa en directo.

Y como guinda, el PSOE firma un manifiesto por la democracia y contra VOX con Podemos, Bildu et al. mientras Monedero publica un tuit diciendo que “si hay menos fascistas en Euskadi es porque la gente de izquierda les ha plantado cara (…) Contra el fascismo hay que mancharse las manos.” O sea, alardea de que el terrorismo haya expulsado a miles de vascos… fascistas, claro. ¿De qué querrá mancharse las manos?

Nos está quedando una dictadura estupenda. Perdón, usemos una “expresión más contemporánea”: una República Democrática Popular.






 


 (Gabriel Le Senne/MallorcaDiario/29/10/2020.)