jueves, 15 de octubre de 2020

POR LA REFUNDACIÓN DE LA DEMOCRACIA

 

 

POR LA REFUNDACIÓN DE LA DEMOCRACIA.

 

Nuestra democracia pende de un hilo. El gobierno socialcomunista, junto con sus aliados separatistas, ha tomado como rehén al Rey y arremete contra la Justicia. Europa nos echa una mano… al cuello: se dispone a entregarles una millonada, la mitad a crédito. No impedirá que la economía se hunda, y agravará nuestra ruina. Cada vez somos más quienes vemos que este estado de cosas nos conducirá gradualmente -o no- a un régimen que de democracia sólo conservará el nombre.

 

Hasta aquí el diagnóstico. Intentemos ahora esbozar una solución.

 

La alianza izquierda-nacionalismo siempre sumará mayoría absoluta. Tiene razón Pablo Iglesias cuando afirma que la derecha no volverá a gobernar… si nada cambia. Todas las encuestas indican que por muy mal que lo hagan, los partidos del gobierno y sus aliados tienen un suelo de votantes inamovibles. Su formidable maquinaria de propaganda les proporciona excusas para todos los desmanes. “No se podía saber”; “los otros lo harían igual de mal”; “todos los países están igual”; hasta ¡“el PP incumple la Constitución”! Y todo se lo tragan sin pestañear.

A grandes males, grandes remedios. Creo que una gran mayoría de españoles estamos deseando la unión del centro derecha en una coalición preelectoral que evite perder escaños. El sistema proporcional y la ley D’Hondt hacen que, por separado, el centro derecha jamás pueda alcanzar la mayoría absoluta. En cambio, sí podría obtenerla concurriendo juntos a las elecciones.

¡Ojo!, dicen algunos, que hay muchos votantes de cada uno de esos partidos que no votarían a la coalición. Tal vez. Para evitar ese efecto y compensarlo atrayendo nuevos votantes es preciso proponer un programa que ilusione al electorado. Y hay un programa evidente que necesita España urgentemente y que aseguraría una democracia reforzada y mejorada para otros cuarenta años o más. Me atrevo a adelantar algunas ideas:

  1. Independencia judicial. Vemos cómo en este momento los jueces están siendo lo único que aleja al Gobierno del poder absoluto. Por ello van a intentar controlarles. Es preciso, ahora, oponerse por todos los medios a la reforma emprendida por el Gobierno y defenderles de acosos e intimidaciones, dejándoles ver que esto no durará para siempre, que somos mayoría quienes estamos con ellos, y que pronto acudiremos en su ayuda, para que puedan resolver ahora y siempre con total libertad, con arreglo a Derecho según su criterio técnico, sin presiones de ningún tipo. Ello debe comenzar por restablecer y blindar el régimen originalmente previsto de elección del CGPJ, pero idealmente habría que ir incluso más allá, sin descartar una futura reforma constitucional. El modelo del Tribunal Supremo de Estados Unidos podría dar alguna idea útil. También se ha puesto de manifiesto la necesidad de reformar la Fiscalía y seguramente la Abogacía del Estado, para garantizar la independencia e inamovilidad de estos funcionarios vitales y frenar posibles abusos del Gobierno.
  2. La Ley Electoral. Los partidos nacionalistas están sobrerrepresentados. La gobernanza del país no puede seguir dependiendo de ellos.
  3. Listas abiertas. En relación con lo anterior, las Cortes deben volver a ser un foro real de discusión y debate de las leyes, no un teatro dominado por los líderes de los partidos. Hoy da la impresión de que podríamos prescindir de todos los diputados y que se reunieran sólo Sánchez, Casado, Abascal, Iglesias, Arrimadas y demás líderes, y daría lo mismo. Los diputados deben ser libres e independientes. En un segundo paso, cabría estudiar asimismo una reforma constitucional, previo debate público, considerando los diversos modelos existentes en otras naciones (doble vuelta, circunscripción uninominal, combinaciones entre varios sistemas, etc.) Y convertir por fin el Senado en la cámara de representación territorial. La idea básica es separar el Poder Legislativo del Ejecutivo. O sea, las Cortes no pueden ser casi lo mismo que el Gobierno, como suele ocurrir aquí.
  4. Ya puestos, añadamos a esta carta a los Reyes Magos el establecimiento de un límite constitucional a los impuestos. La Constitución prevé que los impuestos no pueden ser confiscatorios, pero el Tribunal Constitucional vació de contenido esta norma al fallar que impuesto confiscatorio es aquel que se apropia del 100% de la riqueza gravada. Esto es inaceptable y la norma debe ser restablecida mediante una reforma del art. 31 CE que concrete este límite. También, visto lo visto, sería deseable un límite constitucional al déficit y al endeudamiento público.
  5. Por supuesto, una educación libre, neutral y eficiente, y un replanteamiento racional de todas las competencias autonómicas. Hay que cerrar el Título VIII de la Constitución.
  6. Por último, sería conveniente reformular el papel del Rey, para salvaguardar una cierta autonomía al margen de posibles abusos del Gobierno de turno.

 

En fin, queda clara la idea general, espero, de esta lista no exhaustiva: aprovechar esta crisis política, mucho más peligrosa que la sanitaria, para asentar y mejorar nuestra democracia. Una vez alcanzado el Gobierno por la coalición, probablemente hasta la parte moderada del PSOE, la vieja guardia expulsada por Sánchez, podría suscribir estas reformas, alcanzando un gran consenso que hiciera posible llamar a este proceso La Segunda Transición.

 

El principal obstáculo me temo que podrían ser los actuales líderes de los partidos implicados. Los necesitamos a todos: la claridad y la firmeza de ideas de VOX, la moderación y la seriedad en las formas del PP, incluso el afán reformista y el pactismo de Cs. Hasta recuperar a las figuras señeras que últimamente se han ido viendo relegadas. Necesitamos generosidad e iniciativa, y me atrevo a recordarles lo que sucedió entre Cs y UPyD: cuando los votantes desean unión, no es prudente resistirse. No hay tiempo: si el Gobierno toma el Poder Judicial, estará en peligro hasta la posibilidad de celebrar elecciones libres. Quien dé el primer paso tendrá mucho ganado. Es cuestión de vida o muerte: unión o Sánchez; democracia o tiranía.

 

(Gabriel Le Senne/MallorcaDiario/15/10/2020.)


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