martes, 12 de agosto de 2025

ABASCAL Y LA IGLESIA CATÓLICA

 

Sebastián Urbina: «Abascal y la Iglesia Católica»

Sebastián Urbina: "Abascal y la Iglesia Católica"

Abascal se declara «triste y perplejo» por la postura de «parte de la Conferencia Episcopal» en inmigración e islamismo. (El Debate.)

Santiago Abascal no debería sentirse ‘triste y perplejo’ por la actitud de la Iglesia Católica. ¿Por qué?

Las enseñanzas de Jesús (Mateo 5:39 y Lucas 6:29) nos dicen que no debemos responder al mal con más mal. Con otras palabras, tenemos que mostrar amor y compasión incluso a los que nos han agraviado.


 

El error de Santiago Abascal es no entender que el discurso de la Iglesia Católica es éste. O sea, si quieres ser un buen cristiano, hasta el final, este es el camino. Los representantes de la Iglesia Católica no deben, ni pueden, hacer otra cosa.

Pero tú y yo, Santiago, si podemos. Doy por supuesto que eres creyente, pero es tu decisión llegar hasta el final. Dudo mucho que, como político presidente de Vox, puedas llegar hasta el final sin arruinar tu proyecto político. Que es el de muchos españoles, creyentes y no creyentes.

Yo trato de comportarme como un buen cristiano, pero no aspiro a la santidad. De modo que no quiero poner la otra mejilla. Yo sé, como ciudadano español mínimamente informado, que contemporizar con el islam (como sugiere de corazón la Iglesia Católica, y por interés mezquino la izquierda) es un suicidio a plazos.


 

Decía el Giovanni Sartori (1924/2017), uno de los politólogos más brillantes y respetados de Europa, que ‘el Islam es incompatible con la democracia’.

Tampoco está de más recordar que la admirada periodista y corresponsal de guerra, Oriana Fallaci, dijo que el islamismo llama a la “guerra santa”. O sea, quiere la desaparición de la democracia y la civilización occidental. Y a esta Europa atontada que no quiere ver el gran peligro, la llamó ‘Eurabia’.

En 1974, el presidente de Argelia, Boumedian, dijo:

‘Un día millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos, pues irrumpirán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria’.

El número de musulmanes está desigualmente repartido entre los diferentes países europeos. En todo caso y aunque las cifras oficiales no son del todo fiables, se puede decir que hay unos cuarenta millones de musulmanes en Europa.

A esto hay que añadir que la tasa de fertilidad de las mujeres musulmanas, es muy superior a la tasa de fertilidad de las mujeres europeas no musulmanas.  La consecuencia es evidente. Aunque hay mucho ciego voluntario.

En fin, Santiago Abascal debería seguir su camino y la Iglesia Católica seguir el suyo.

Prefiero que Santiago siga su camino, con la esperanza de que el electorado español alcance una madurez política parecida a la de Italia. En Italia, casi todos los medios de comunicación (o de manipulación) acusaron a Meloni de fascista. Parece que Meloni, en su juventud, fue simpatizante de Mussolini. No pasa nada. Ahora no lo es.

¿Qué hizo la chusma políticamente correcta, que es gran mayoría? Anunciar a los cuatro vientos que la gente decente no debería votar a Meloni porque Meloni es el fascismo.

Afortunadamente, la mayoría votó al falso ‘fascismo’, a la falsa ‘ultraderecha’, con la que los partidos tradicionales quieren meter miedo a la gente. O sea, votadnos a nosotros, porque viene la ‘ultraderecha’.

Está pasando en Francia, en Holanda, en Alemania. Los partidos tradicionales temen perder el sillón y juegan y jugarán sucio. Lo que se traduce en una campaña de miedo a la población. O sea, que viene la ultraderecha, que viene el fascismo. ¡Socorro!

Nosotros- los partidos tradicionales PSOE/PP, somos la salvación. Pero en Italia no tragaron.

¡Ánimo Santiago!

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