EL ALARDEO MORAL DE BARDEM.
Da un poco de pena lo idiotas que llegamos a ser al conferir alguna autoridad moral o intelectual a alguien por ser actor. Un gran actor, en este caso.
Su colega de profesión, el comediante Ricky Gervais, estuvo certero en su discurso de apertura de los Golden Globes, hace cinco años, soltándoles en la cara a lo más granado de la profesión: «Si esta noche ganáis un premio, no lo uséis como plataforma para dar un discurso político. No estáis en posición de aleccionar al público acerca de nada. No sabéis nada sobre el mundo real. La mayoría de vosotros fue menos tiempo al colegio que Greta Thumberg». Búsquenlo en la red. Difícilmente verán a las grandes estrellas esbozar sonrisas más incómodas.
Javier Bardem encaja como anillo al dedo en el retrato de Gervais. Sin ideas, con consignas, aprovecha una y otra vez su popularidad para aleccionarnos moralmente. Pero esta insistencia, por asquerosita que sea la causa (como acusar de genocidio a Israel), encuentra su sentido a la hora de construir al personaje. Actores y músicos tienen a su alcance el convertirse en autoridades morales para el común de los mortales. Basta con que carezcan de escrúpulos.
(Juan Carlos Girauta/El Debate/16/9/2025.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario