Ahmed Rodríguez Pando, emigrante cubano y licenciado en Ciencias de la Computación, llegó a Barcelona en el año 2017. Tras un año en la Ciudad Condal, se trasladó a Tarrasa, donde ya le acompañaba su hijo Adrián. Tras seis años viviendo en este municipio, han hecho las maletas tras decir basta.
En el momento de hablar con él para conocer su caso y redactar este reportaje, acaban de llegar a las Islas Canarias,
donde pretenden comenzar una nueva vida alejados de la intoxicación del
nacionalismo que ha trastocado su vida. «Allí no hay inmersión
lingüística, sino que se trata de imposición lingüística», resume Ahmed
en conversación telefónica con este periódico.
(Roberto Marbán/1/7/2023/El Debate.)
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