miércoles, 12 de julio de 2023

VIOLENCIA, DEMOCRACIA E INMIGRACIÓN.

 

Violencia, democracia e inmigración

Por Sebastián Urbina

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‘Francia vuelve a echar fuego. Una vez superada la crisis por la polémica reforma de las pensiones, el Gobierno de Emmanuel Macron tiene que hacer frente a una nueva ola de altercados en el país galo. La muerte del joven Nahel, de 17 años y ascendencia argelina y marroquí, a manos de la Policía, ha vuelto a prender la llama de los disturbios por todo Francia’. (El Debate/2/7/2023.)

Lo primero es lamentar la muerte de este joven (que se saltó un control policial), a manos de la policía francesa.

En segundo lugar, cuando alguien- policía, o no- comete un acto presuntamente delictivo, se le detiene. Posteriormente, los jueces decidirán- aplicando la legislación vigente y apoyados en las pruebas que tenga- la sanción prevista. O bien, la absolución, si no se puede probar la acusación.

Tercero. Esto es lo que sucede en la sociedades democráticas y civilizadas. ¿Significa que Francia no es una sociedad democrática y civilizada? Significa que, incluso en las mejores familias hay problemas. O sea, las democracias pueden funcionar mejor o peor.

En España tenemos un ejemplo. Somos la única democracia del mundo cuyo gobierno socialista tiene socios comunistas, golpistas y filo terroristas. Para los despistados, recordemos- una vez más- que el Parlamento europeo declaró, en noviembre 2019- que nazismo y comunismo eran las dos doctrinas más criminales del siglo XX.

Volvamos a Francia. Crónica de José María Ballester Esquivias-El Debate/1/7/2023. ‘Por qué se inflaman las banlieues francesas

Las barriadas de las grandes ciudades se mantuvieron, por ejemplo, al margen de la protesta contra las pensiones; pero no perdonan cuando la víctima forma parte de los suyos’. (1/07/2023)

Supongamos que el comentarista tiene razón. ¿Qué significa esto? Que los inmigrantes- no todos, pero la mayoría- se desentiende de los problemas de los franceses no inmigrantes. El ejemplo es el de las pensiones.

‘Nueva jornada de protestas en Francia contra la reforma de las pensiones de Macron. Hay 250 manifestaciones convocadas y el Gobierno ha movilizado a 11.000 policías en todo el país’. (Público/6/6/2023.)

En este caso, los inmigrantes- en general- no se implicaron en este problema de las pensiones. ¿Por qué? Porque pensaban que no les afectaba. No era un problema de los ‘suyos’ sino de los ‘otros’ franceses. A pesar de que muchos de los inmigrantes tienen nacionalidad francesa.

En todo caso, la muerte del joven magrebí, ha provocado la movilización de unos 45.000 policías, toques de queda desde las nueve de la noche a las seis de la mañana en Clamart, Neuilly-sur-Marne y Savigny-le Temple, etcétera. Además, Macron cancela su viaje a Alemania y Francia se prepara para más violencia.

¿Por qué tanta violencia? Una respuesta: Porque un policía francés ha disparado contra un joven magrebí, y lo ha matado. ‘El muerto era de los suyos’. Si esto es así- supongamos- es que Francia está gravemente dividida entre los ‘franceses’ (no inmigrantes) y los inmigrantes. Con los matices pertinentes. Pero hay otro gravísimo problema relacionado. Todos estos violentos callejeros no respetan la administración de justicia democrática. Por eso se toman la justicia por su mano, como sucedía en el ‘salvaje Oeste’. Recordemos la ‘ley Lynch’. Lynch ordenó la ejecución de muchos enemigos de la Revolución Americana sin juicio alguno y con ausencia total de garantías legales. Pues eso.

Por otra parte, Macron ha afirmado que un tercio de los detenidos son menores de edad, lo que amenaza el futuro de Francia.

Estos acontecimientos violentos, parecen significar que una parte de Francia se preocupa, exclusivamente, de sus muertos, y que no respetan la administración de justicia democrática, lo que es gravísimo. Francia sería una sociedad dramáticamente dividida. Doy mucha parte de culpa a los profesores progres y a la prensa progre. Exageradamente críticos con Francia y con Occidente, y comprensivos con sus enemigos.

Resumiendo, el problema es si la mayoría- al menos- de los franceses, quiere vivir en una sociedad democrática, o no. Esto supone aceptar que nada es perfecto. Y que las imperfecciones se solucionan con los métodos democráticos habituales. No con la violencia callejera.

Ahora no me refiero a Francia sino a Europa. Aceptar inmigrantes que no respetan- o desprecian- los valores democráticos, es un suicidio. Lento, pero suicidio. Una bomba de relojería, sembrada por la idiotez y el odio antioccidental de la izquierda y sus mantras relativistas y multiculturalistas. Y la derecha meapilas. ¡Es Eurabia, estúpidos!

Más de mil militares franceses, entre ellos una veintena de generales, alertaron en abril de 2021 de la desintegración de Francia y del riesgo de una «guerra civil», y demandaron al presidente, Emmanuel Macron, que se pronunciara en defensa del patriotismo.

Última Hora. El comunista Pablo Iglesias vomita su odio enfermizo contra la sociedad occidental: ‘Poco me parece’. Este miserable comunista se pone del lado de los violentos que desprecian a Europa y sus instituciones democráticas.

No toda la izquierda es tan repugnante, pero- mayoritariamente- responsabilizan a la policía y al ‘sistema’ de todos los males. Como aquí.

Si esta violencia sucediera con Marine Le Pen en el poder ¿qué dirían los gilipollas de progreso? Que es culpa de la ultraderecha. Son tan sectarios, que no se enteran de lo idiotas que son. Como aquí.

Sebastián Urbina.



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