sábado, 16 de septiembre de 2023

RACISMO CATALÁN.

 

 

 RACISMO CATALÁN.

 La raza catalana: El núcleo doctrinal del catalanismo (Ensayo nº 398) eBook  : López, Francisco Caja : Amazon.es: Libros

 

El nacionalismo es una ideología retrógrada y excluyente que, en el fondo, lo único que rezuma es odio hacia todo aquel que no forme parte del grupo o piense diferente a él. En esencia, no es más que una forma de racismo sobre la base de pertenencia o no a una determinada nación, cuyo origen y definición en el caso de Cataluña es, para más inri, impostado.

Que el separatismo catalán, al igual que sucede con el vasco, exude odio hacia España y los españoles no es nuevo, pero que desde las Ciencias Sociales se haya podido comprobar y medir con exactitud el grado de intolerancia, intransigencia y paletismo que exhibe el nacionalismo catalán supone una novedad importante digna de reseñar.

 

Cataluña, que tiempo atrás se caracterizó por ser una tierra fértil y acogedora, se ha convertido en una región en declive y hostil para el que viene de fuera, sobre todo si desciende de padres cuyos apellidos, siendo igualmente españoles, no son catalanes.

 Y prueba de ello es que, durante los años álgidos del proceso separatista, 2016 y 2018, las empresas catalanas discriminaron a los solicitantes de empleo que mostraban apellidos castellanos y residían en Madrid, a pesar incluso de haber nacido en Cataluña y conocer el catalán.

En concreto, según dos estudios recién publicados, un trabajador con apellidos castellanos que buscara empleo en Cataluña tendría que enviar un 40% más de solicitudes que un descendiente de europeos, bajo idénticas características y condiciones. 

Y si el puesto en cuestión estaba en Lérida o Gerona, la discriminación, si cabe, era aún mayor. Hasta tal punto es así que la marginación sufrida por los "castellanos" es similar a la que registran "los afroamericanos en EEUU" en comparación con los anglosajones.

Y lo más curioso es que semejante situación es exclusiva de Cataluña, pese a que el mismo experimento también se llevó a cabo en País Vasco, Navarra, Baleares y Comunidad Valenciana. Se trata de un ejemplo más, solo que ahora cuantificable y medible, de la sinrazón que, desde hace años, inunda Cataluña por obra y gracia del nacionalismo.

Un sinsentido que, más allá de la profunda tristeza y sonrojo que provoca este particular delirio identitario, evidencia el suicidio de una sociedad, la catalana. El liderazgo económico que exhibía antaño se ha convertido en estancamiento y declive, la apertura en cerrazón y la hospitalidad en intolerancia y rechazo. La discriminación laboral ejercida por empresas catalanas hacia el resto de españoles es tan sólo un síntoma de una enfermedad llamada nacionalismo.

 Hay más, como la marginación de los ciudadanos que hablan español, mayoritarios en la región, la quema de banderas, los insultos al Rey, la dictadura impuesta en las aulas, la imposición del catalán en la esfera pública y privada…

Cuán diferente es esta forma de pensar y de actuar de otras regiones como, por ejemplo, Madrid, donde todo el mundo se siente madrileño, pese a que la mayoría de la población procede de otras partes de España y del extranjero.

 Son dos modelos antagónicos y, por eso mismo, radicalmente diferentes en cuanto a sus frutos a nivel económico, político y social. Allí donde prende y triunfa la chispa del odio, como, por desgracia, sucede hoy en Cataluña, la tierra es pasto de las llamas. 

Y lo más trágico es que España está en manos de un Gobierno dispuesto a amparar, proteger y ayudar a los pirómanos que ya han quemado una parte del país y, ahora, pretenden quemar el resto.

 

(Edit. LD/16/9/2023.)

- Seguir leyendo: https://www.libertaddigital.com/opinion/2023-09-15/editorial-racismo-catalan-7049345/

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