Cuando todos los países desarrollados integran la energía nuclear como una de las fuentes imprescindibles para obtener electricidad limpia y barata, el Gobierno de Sánchez sigue atropelladamente su camino en sentido contrario, tratando de desmantelar las pocas instalaciones de este tipo que tenemos en España.
El ejemplo más dramático es el de la central nuclear de Almaraz, situada en la provincia de Cáceres, cuyo cierre formal fue activado en el Consejo de Ministros de esta pasada semana, lo que ha dado lugar a una importante movilización institucional y ciudadana en toda Extremadura.
Según los planes del Ejecutivo socialcomunista, el cierre de Almaraz se iniciará en otoño de 2027 y culminará un año después con el desmantelamiento del segundo reactor, lo que supondrá la desaparición de una de las instalaciones energéticas que más contribuye al desarrollo industrial de toda España.
A este respecto hay que recordar que Almaraz produce el 7% de toda la electricidad que consume nuestro país, lo que convierte su cierre en un despropósito industrial y económico, pero también social, por las consecuencias que la desaparición de la central tendrá en el tejido laboral de toda la zona.
(Editorial Libertad Digital/28/4/2025.)
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