La filtración de mensajes privados entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos ha encendido un nuevo foco de tensión política, no solo por el contenido —donde el presidente califica a algunos barones del PSOE con términos muy duros como «petardos» o «hipócritas»—, sino por la reacción del propio Gobierno ante la publicación. El ministro de Transformación Digital, Óscar López, ha calificado la filtración de «muy grave» y ha pedido que se investigue, subrayando la necesidad de proteger las comunicaciones privadas del presidente del Gobierno.
Este discurso contrasta con la actitud que el propio López y su partido mostraron hace años ante una situación similar pero con signo político opuesto: la filtración de los famosos SMS de Mariano Rajoy a Luis Bárcenas en 2013. En aquel momento, el enfoque del PSOE fue aprovechar el contenido como arma política, dejando de lado cualquier preocupación por la privacidad o la legalidad de la filtración. El mismo Óscar López atacó públicamente a Rajoy sin hacer mención a la gravedad de la filtración, lo cual ahora le genera acusaciones de doble vara de medir.
(El Debate/12/5/2025.)
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