miércoles, 19 de enero de 2011

MAJADEROS.







LA MAJADERÍA SE ESTRENA EN EL SENADO.


Aunque Schiller nos advirtiera de que "contra la estupidez hasta los mismos dioses luchan en vano", no podemos dejar de denunciar el bochornoso espectáculo que constituye el uso de traductores de lenguas regionales en el Senado para que los señores senadores no tengan que debatir en español, la única lengua que les es común, como al resto de los españoles.

El estreno oficial de esta majadería a cargo de los contribuyentes, aprobada este verano gracias al PSOE y a las formaciones nacionalistas, se ha producido este martes a cargo del socialista Ramón Aleu, quien ha utilizado el catalán en una moción sobre educación. El sistema de traducción simultanea que permite a los senadores hacerse entender cuando pronuncien sus discursos en catalán, euskera, valenciano o gallego ha requerido la compra de 400 equipos de traducción con auriculares, que han costado 4.526,48 euros. En cada sesión plenaria trabajarán siete intérpretes (tres de catalán y valenciano, dos de gallego y dos de euskara) que irán rotando semana tras semana entre los 25 traductores contratados, a los que se les abonará también los desplazamientos y la estancia en forma de dietas, ya que casi todos ellos residen fuera de Madrid. Con un desembolso por sesión de 12.000 euros, el esperpento supondrá para los contribuyentes un gasto de 350.000 euros por año. Y todo para que los senadores se puedan comunicar entre sí en lenguas que no todos entienden y evitar el uso de la única que les es común.

No quedaríamos cortos, por ello, si nos limitamos a criticar este circo en términos puramente económicos. Y es que este insulto a la inteligencia resulta ofensivo para los ciudadanos no sólo en su condición de contribuyentes sino también de españoles. Pudiendo los senadores comunicarse en castellano, tal y como lo han venido haciendo hasta ahora y lo siguen haciendo fuera de la cámara, el sistema de traducción simultánea es una muestra de desprecio al español tanto como una ficción que, al margen de lo que dice la Constitución, choca contra la realidad de lo que es España. Porque España no es una yuxtaposición de pueblos con lenguas distintas, sino un país en el que todos sus habitantes tienen una lengua común, que es, además, la única oficial de todo el Estado.

Los defensores de tan ofensivo esperpento han tendido, además, la orwelliana desfachatez de justificarlo en términos de "normalidad". Sí, normalísimo: tan normal que semejante disparate no tiene equivalente en ningún país civilizado del mundo. Sencillamente, no hay "traductor" que lo haga comprensible a un extranjero ni a nadie que tenga el más elemental sentido común. (ld)


13 comentarios:

Anónimo dijo...

Una lengua, no lo olvidemos, impuesta por imposición en la mismísima Constitución.

Aurora dijo...

Sr Anónimo: ciertamente, el número de memos que hay en España es infinito....

Todo ser humano nacido en España sabe hablar español, o sea, el primer idioma español al que algunos prefieren llamar castellano. Este idioma, español y común, no se le impone a nadie porque lo conocemos todos.

Los idiomas impuestos son aquellos que prosperan a base de multar a quienes no los usan en sus comercios, y de castigar a los niños que no los hablan en el patio de recreo de sus colegios. Eso es imposición lingüística, y no el hecho de que la Constitución reconozca que en España existe un idioma común y que todos tenemos que conocerlo, puesto que de hecho, todos lo conocemos sin que nadie nos lo imponga.

Y para cualquier persona minimamente sensata, el espectáculo de ver a tantos políticos inútiles gastando en esta majadería un dinero que se necesitaría para cubrir otras necesidades, resulta bochornoso. ¿Cuántas familias necesitadas podrían salir de apuros con ese dinero?

Oí el otro día a alguien que decía: "Además de imponer la traducción simultánea, los senadores deberían estar obligados a presentarse al trabajo ataviados con el traje regional" y yo añadiría más: Que en la primera hora de trabajo cada cual baile los aires de su tierra para entrar en calor, y que se retransmita por todas las televisiones estatales y autonómicas.

Así, estos extraordinarios "Padres de la Patria", que tan caros nos cuestan y a los que no les vemos hacer nada útil, servirían al menos para hacernos reír un rato, compensando con ello todo lo que nos están haciendo sufrir con su soberbia, su estulticia y sus aires de "nuevos ricos con dinero ajeno".

¡Menuda peste de políticos nos toca sufrir!

Sebastián Urbina dijo...

Muy bueno, Aurora.

Anónimo dijo...

Sra. Aurora: pues sí, ciertamente el número de memos que hay en España es infinito. Un buen ejemplo lo tenemos en su persona.
“Todo ser humano nacido en España sabe hablar español”. ¡Claro que sí!¡Y es común por la gracia de Dios, que es uno y trino! ¡Y nos viene dado por ciencia infusa! Pues quitémoslo de la educación, al menos el contenido oral, porque como todos lo conocemos no hace falta perder más el tiempo en ello. Y quitemos el DEBER de conocerlo de la Constitución, porque es una idiotez ya que todos lo conocemos. Si fuera un poco más lista, vería que la especificación de la obligatoriedad de conocer el castellano, es necesaria porque la realidad es tozuda y no garantiza que todos los españoles tengan el castellano como lengua materna. SI fuese como usted dice, ¿por qué ponerlo? Ni en las constitución de los EE.UU ni en la británica se especifica cual tiene que ser la lengua oficial. ¿Hace falta decir el porqué?
El castellano, al menos en las comunidades bilingües, vive de rendas: las rendas que le han proporcionado 40 años de imposición a nivel público; las rendas que le proporcionan una población que al inmigrar no ha tenido que integrarse y aprender la lengua de donde iban a vivir porque no tenían la más mínima obligación; las rendas que le proporcionan más de 30 años de medios de comunicación casi al 100% en castellano (aunque los que no somos castellanoparlantes de primera lengua también los pagamos; las rendas que le proporcionan más de 150 leyes y normas del ámbito comercial (justo como lo de los letreros) que obligan, como mínimo, a usar el castellano. Así que: menos lobos, Caperucita.

Anónimo dijo...

Muy bueno, Anónimo. Enhorabuena por plantar cara y decir las verdades del barquero.

Aurora dijo...

Estimado Sr Anónimo:

Antes de entrar en materia, me gustaría ilustrarle sobre algunas particularidades del idioma español (o castellano, como usted prefiera)

Me llama usted Sra Aurora. Eso no es gramaticalmente correcto. Detrás de Sr o Sra viene el apellido, y delante del nombre, lo que se pone es Don o Doña. Así que, si mi apellido fuera García (que no lo es) yo sería Dª Aurora o la Sra García, pero nunca Dª García ni la Sra Aurora. Así que, si no le importa, llámeme Dª Aurora para no hacer sufrir al Diccionario.

En segundo lugar, he de decirle que la palabra “rendas” no existe en nuestro idioma, ¿quería usted decir rentas tal vez? Supongo que sí, así que parto de esta suposición para contestarle.

Advierto en sus primeras líneas una fina ironía. ¿No está usted de acuerdo en que todos aquellos que pasan sus primeros años de vida en España aprenden el español sin darse cuenta? ( ¡vale hombre!… el castellano…) Yo creo que sí, que usted sabe que eso es cierto, y que no se trata de ciencia infusa, sino de ciencia aprendida de los muchos españoles que nos rodean y lo hablan; incluso en los territorios españoles dominados por los nacionalistas que tratan de imponer su lengua local, también allí los niños aprenden el castellano- español casi sin darse cuenta porque siempre hay alguien que lo habla a su lado.

Por otra parte, no creo que el hecho de que Dios sea uno y trino tenga mucho que ver con la cuestión del idioma. Para empezar, si Dios es trino o no es trino… bueno, la Iglesia dice que sí, que lo es, pero yo no puedo asegurarlo porque ni he visto a Dios ni me ha contado sus cosas. A mí me basta con saber que Dios está ahí, pero ya le digo, sobre sus asuntos personales Dios nunca me ha dado explicaciones ni yo se las he pedido, así que por mi parte, y sea o no sea trino, Dios queda al margen de la cuestión lingüística, y dedicado a solventar otros problemas mayores.

Aurora dijo...

(2) Y mire, como yo soy mema, no alcanzo a entender del todo la intención con la que usted dice que quitemos de la Constitución el DEBER de conocer el español. ¿Es usted así de confuso o se trata de una ironía no demasiado bien expresada? Lo lamento, pero es que no llego a comprenderlo.

En cualquier caso, yo lo que mantengo es que la Constitución no IMPONE nada porque a los españoles de origen no les supone una imposición la obligatoriedad de conocer el castellano. Tal vez sea simplemente una obviedad, como parece indicar usted en su comentario, puesto que es seguro que todos los españoles de origen conocen el idioma común. Pero es que hay españoles que no son de origen, sino que se nacionalizan cuando ya tienen pelos en los sobacos, y esos si que pueden ignorar nuestro idioma castellano-español. Por eso me parece bien que la Constitución les diga que si quieren ser españoles, han de conocer el idioma, y no venir dando la lata, y exigiendo traducciones a cualquier idioma extranjero, o un trato diferente dada su ignorancia.

Y esto tampoco es una imposición, sino una condición para que quien no haya nacido español y quiera serlo, la cumpla. Igual que lo es cualquier otra referente a la ausencia de antecedentes penales, nacionalidad de los padres, lugar de nacimiento etc…. Y ya sabe usted, el que no quiera cumplir las condiciones que se exigen para adquirir nuestra nacionalidad, pues se queda con la suya de origen y todos tan contentos.

Y ahora voy a lo de las rentas, ( o rendas si usted se empeña en ello). Mire usted, las primeras noticias escritas que tenemos del idioma castellano proceden del Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (Rioja). Son las famosas Glosas Emilianenses, que aparecieron en un Códice Latino del Siglo XI, y ya entonces ese idioma era, como dijo Gonzalo de Berceo ” … román paladino, en el cual suele el pueblo hablar a su vecino…” Como puede ver usted, ya en el Siglo XI, los habitantes de lo que luego sería España se entendían entre ellos en castellano-español, aunque fuera en la modalidad que se llama castellano antiguo y que lógicamente ha ido evolucionando con el tiempo.

Llevamos pues diez siglos, o sea mil años, hablando este idioma; y lo hemos exportado también a América desde el final del siglo XV. Con ello resulta que, a día de hoy, el español es una de las lenguas más habladas del planeta.

Aurora dijo...

(3) Ante esta realidad, y a pesar de mi memez y mi limitada inteligencia, me atrevo a preguntarle, ¿cree usted de verdad que el español subsiste gracias a las rentas de los 36 años de franquismo? (no fueron 40 años; 1975-1939= 36 años) Yo creo que no. Creo que la fortaleza del español se debe a esos mil años de “calado” en la población, y además, observe que durante el franquismo tampoco fue un idioma “impuesto”, ya que en los territorios bilingües coexistían dos lenguas sin que el castellano-español estuviera ausente ni se tuviera que imponer en ningún lugar de España. Y vuelvo a preguntarle ¿qué pueden representar esos 36 años de franquismo frente a los mil de permanencia del castellano-español en la península y 500 en América?

Luego me habla usted de “las rendas que le proporcionan una población que al inmigrar no ha tenido que integrarse y aprender la lengua de donde iban a vivir porque no tenían la más mínima obligación”

O sea, que usted entiende que los españoles que han trasladado su residencia a un territorio bilingüe son emigrantes… ¿SE DA USTED CUENTA DE LO QUE ESTÁ DICIENDO? ¿CÓMO VA A SER EMIGRANTE UN ESPAÑOL QUE SE TRASLADA DE UN LUGAR A OTRO DE ESPAÑA? ¿pretende usted que Cataluña, País Vasco o Galicia no son España? ¿Qué no forman parte de la Patria de todos los españoles? ¿Qué un español SE TIENE QUE INTEGRAR cuando va a otra parte de España?

Aurora dijo...

(4) Sr Anónimo, yo soy mema; pero usted está fuera de la realidad. Ya se que son muchos los nacionalistas que pretenden adueñarse de lo que es de todos y dicen que es solo suyo; son como los niños adueñándose de sus juguetes y de los de sus hermanos, aunque mucho más peligrosos. Pero digan lo que digan, España es de todos, y quienes pretenden ser los únicos propietarios de una parte de ella, solo son unos ilusos perniciosos.

Y le guste a usted (y a los que son como usted), o no les guste, la realidad es que ningún español tiene que aprender ningún idioma local si no le da la gana, ni se tiene que integrar en ningún lugar de España, porque España es de todos, y el idioma castellano-español también, así que es lógico que en todas partes se hable y se rotule en el idioma común, mientras que las lenguas locales son un “además”, muy respetable y muy querido para los españoles que las tienen como lengua materna, pero que no debe ser origen ni de conflictos ni de gastos absurdos. Y todos aquellos que las utilizan como arma arrojadiza para excluir a otros españoles de un territorio determinado, para imponerse o para llamar emigrantes a sus compatriotas, le están haciendo un flaco favor a su lengua y a su tierra, pues solo crean rechazo hacia aquello que pretenden engrandecer.

Y esto, Sr Anónimo 1 y Sr Anónimo 2, no son las verdades del barquero, ni siquiera las mías. Es simplemente la realidad.

P.D. Sr Urbina: Le ruego disculpe la extensión de este comentario que tendré que trocear, pero es que los memos no sabemos resumir cuando tenemos que explicar algo a los listos que hacen del victimismo y el “pueblerinismo” su única forma de razonar.

Anónimo dijo...

Señora, doña o lo que sea Aurora: solo una pequeña cosa (ahora no tengo ganas de perder el tiempo con usted). Del DRAE, es decir, que va a misa:

renda.

(Del lat. *rendĭta, de reddĭta, infl. por vendita).

1. f. bina (‖ acción y efecto de binar las tierras).

2. f. bina (‖ acción y efecto de binar las viñas).

3. f. p. us. renta.

¡Al revés me las calcé! (por usted digo). Va a resultar que, de lengua, se más que usted.
Mañana más.

Aurora dijo...

Sr Anónimo:

Espero impaciente su comentario de mañana, o de cuando pueda perder tiempo conmigo, pues visto el sentido de las palabras renda y binar, ahora si que ya no se qué es lo que pretendía decir usted cuando afirmaba que el castellano vive de rendas.

binar.
(Del lat. binus, de dos en dos).
1. tr. Dar segunda reja a las tierras de labor.
2. tr. Hacer la segunda cava en las viñas.
3. intr. Dicho de un sacerdote: Celebrar dos misas en un mismo día.

En cuanto a si usted sabe más o menos Lengua que yo... pues mire... ¡¡¡¡es que me da lo mismo!!!

Saludos

Anónimo dijo...

Bueno. Vamos allá.
Empezaré por su último comentario porque será necesario clarificarle las cosas para poder continuar. Es que si no, luego no se enterará de nada. ¿Ha leído la tercera acepción de “renda” o se la ha pasado por el forro? Se lo digo porque más adelante le voy a dar más definiciones del DRAE y no quiero que se me pierda. Y si no le gusta el DRAE, el María Moliner también vale.
Al grano. Le guste o no le guste, hay españoles de origen que no tienen como lengua materna el castellano y que lo aprenden, básicamente, mediante la enseñanza reglada, los medios de comunicación de masas y, finalmente, por contacto social. Prueba de ello, es que en las Baleares, hasta mediados del siglo pasado una mínima parte de población, básicamente de clase burguesa o funcionarial, estaba capacitada para usar el castellano. Años antes, siglos pasados… ni hablamos. Si ahora los catalanohablantes saben el castellano es por imposición en la educación, desde que se inició la escolarización en masa; por contacto con unos medios de comunicación públicos únicamente en castellano hasta bien entrada la democracia y, finalmente, por contacto por la población emigrada a las islas a partir de los años 60. Población, recordemos, privilegiada desde el punto de vista lingüístico.
Así pues, desde el momento en que hay un español que no tiene como lengua materna el castellano y tiene el deber de conocerla, eso es una imposición lo mire como lo mire, porque el conocimiento de esta lengua no seria posible sin intervención de los poderes públicos.

Anónimo dijo...

Continua del comentario anterior.
Por cierto. DRAE:
emigrar.
(Del lat. emigrāre).
1. intr. Dicho de una persona, de una familia o de un pueblo: Dejar o abandonar su propio país con ánimo de establecerse en otro extranjero.
2. intr. Ausentarse temporalmente del propio país para hacer en otro determinadas faenas.
3. intr. Abandonar la residencia habitual dentro del propio país, en busca de mejores medios de vida.
4. intr. Dicho de algunas especies animales: Cambiar periódicamente de clima o localidad por exigencias de la alimentación o de la reproducción.
La tercera acepción. No se me pierda. Así que a mi no me grite; si acaso métase con la gente de la RAE. Y un español si se mueve de un lugar a otro de su país y lo hace para subsistir, emigra, y para los naturales del territorio donde se ha asentado es un inmigrante, aunque a usted le duela (en Baleares, concretamente usamos el termino “foraster” para el que ha inmigrado de la península y no habla el catalán. En este sentido, ni valencianos ni catalanes son “forasters”) Y si es una persona sensata y con un mínimo de sentido común, se intentará integrar. Si uno va a vivir a Sevilla tiene que aceptar que a los sevillanos les gusten las corridas de toros, el gazpacho y el flamenco, y tendrá que esforzarse en aprender los dejes y el acento andaluz, si no quiere ser un paria toda su vida. Así de simple. A no ser que sea un señorito o señorita, como usted, que crea que todos han de besarle la mano y adaptarse a lo que a vuecencia le plazca. ¿Quiere vivir en Mallorca y no aprender el catalán?¡Enhorabuena! Está en su derecho. Los demás, por nuestra parte, estamos en nuestro derecho de no hablarle en castellano.
Sigamos. Las Glosas. Muy bonitas. El problema es que la lengua en las que están escritas, solo era usada por los habitantes de la zona de Castilla, que ni mucho menos era toda España, básicamente porque España aún no existía, pero también porque en otras partes de los que hoy es el estado español, hablaban la lengua del de una traducción de Forum iudicum y en la que se escribieron Les Homilies d’Organyà, que por suerte o por desgracia, llego a estas islas muchos siglos antes que el castellano. La mejor prueba de ello es que esta lengua si que ha calado en el territorio. Basta ver la lengua de la grandísima mayoría de los topónimos de las baleares. Ni Pisuerga, ni Cieza, ni Paredes de Navas, ni nada que se le parezca, ni “ná de ná”: can Joan de s’Aigo, cas Concos, es Morràs, ses Comes, el pou de Jurà… todo ello muy castellano y muy “calado”. Así que, al menos en las Baleares, ni diez siglos, ni nueve, ni quinientos años. A lo sumo, trescientos a nivel administrativo y sesenta, o menos, a nivel popular y gracias al impulso político por parte del gobierno franquista, que justamente hacía lo que usted califica como imposición: no dejar que los niños hablasen en catalán en el patio (se ve que a usted no le han pegado con una regla en la mano o le hay hecho pagar una peseta por hablar en catalán en clase). Lo de la rotulación, ni lo comento.
Por último: tratar a una lengua que es lengua materna de siete millones de personas como “local”, manda huevos. El sineuer es local, el felanitxer es local, el llosetí es local… lo demás, el uso que usted le da, es mala baba.
Por cierto: usar tres veces el signo de admiración como usted hace… ¡ESO SI QUE ES UN ERROR! (no gramatical, pero si de puntuación).