lunes, 7 de mayo de 2007

NOTICIAS ALENTADORAS

La titular del juzgado de instrucción nº5 de Sant Feliu de Llobregat ha archivado la causa contra el actor Pepe Rubianes por un delito de ultrajes a España y otro de incitación al odio, al considerar que 'no existen indicios racionales de criminalidad' en que Rubianes pidiera 'que se metan a España por el culo' en un programa de TV3, en enero 2006.



Si mi pregunta no incita al odio y no es constitutiva de delito de ultrajes, digo: ¿Un bufón, como Rubianes, tal como le califica la juez, podría decir en TV1, 'Me cago en la puta Cataluña? ¿Y sería gratis? ¿No pasaría nada? ¿No sería un delito de lesa anticatalanidad? ¿Ayudarían estos insultos y desprecios a la buena convivencia entre los españoles, con perdón? Claro que la judicatura está para cosas más importantes. ¿O no?



Y ya puestos, los diferentes bufones que se pasean por España, con perdón, ¿pueden ir cagándose en lo que les salga de la entrepierna sin que pase nada? Digo yo que, pestilencias aparte, por las deposiciones incontroladas, la vida social se volverá más grosera, ordinaria y zafia.

Tal vez sea esto lo que no se quiera evitar. ¿O será libertad de expresión? Nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. El bufón Rubianes, así lo dice la jueza, lo ve así. Por cierto, y cambiando de tercio, los batasunos lo ven asá.


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'Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía''.

F. de Quevedo.


Me impresiona este verso de Quevedo, pero yo no pienso rendirme.


Sebastián Urbina.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Buanas tardes, profesor.

Como ya dijera el bueno de Francisco Vázquez, otrora excelso alcalde de La Coruña, "me da pena España porque no tiene quien la defienda". Sin estar totalmente de acuerdo con esa afirmación, está claro que el pueblo español anda ocupado en otros menesteres más interesantes, más pantojiles, por así decirlo. Eso sí que mueve conciencias. Eso, y el botellón, claro. Soy escéptico, sí, pero no está todo perdido.