¿EN QUÉ CONSISTE LA HEGEMONÍA CULTURAL?
Empecemos, por ejemplo, por esas entrevistas a participantes en el orgullo gay en las que el periodista les preguntó sobre si preferirían vivir en una España gobernada por VOX o en un califato islámico.
Eligieron el segundo.
Ninguno de ellos alcanzó a comprender que un gobierno de VOX no les afectaría en nada mientras que la sharía pondría en grave peligro sus vidas precisamente por ser homosexuales.
A propósito del triunfo republicano en USA, también podrían destacarse las numerosas entrevistas realizadas por la calle a personas que se demostraron incapaces de explicar una sola razón por la que no iban a votar a Trump ni por la que iban a votar a Harris.
Lo único que consiguieron emitir fue furia hacia el primero y embeleso por la segunda. Pura irracionalidad, pura víscera, pero ningún argumento.
Esto sucede porque muchos millones de personas se inclinan irreflexivamente por aquellos a los que han percibido a lo largo de sus vidas como los defensores del bien y aborrecen, también sin reflexión, a quienes encarnan el mal.
¿Y cómo se consigue este comportamiento irreflexivo?
Echemos un vistazo, además de a una escuela concebida como vehículo de adoctrinamiento, a las pantallas, por ejemplo a las del cine español.
Porque lleva medio siglo vertiendo sobre el público una imagen pueril de unos nacionales ignorantes, perversos, crueles, clasistas, asesinos, injustos, feos y lascivos frente a unos republicanos ilustrados, generosos, humanitarios, pacíficos, justos y guapos.
El mensaje incesante durante décadas acaba empapando a todos, sobre todo a las jóvenes generaciones a las que la Guerra Civil les queda muy lejos y sobre la que ignoran todo lo que no sea propaganda.
(Jesús Laínz/LaGaceta/20/1/2025.)
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