martes, 11 de enero de 2022

EL DESPRECIABLE PROGRESISMO ANTIESPAÑOL

Los pueblos que han perdido su conciencia histórica se suicidan políticamente.

¿Por qué motivos los españoles tendrían que leer su último libro “Madre Patria: desmontando la leyenda negra desde Bartolomé de las Casas hasta el separatismo catalán”?

Gracias a la hegemonía del pensamiento progresista en todos los niveles del sistema educativo español, desde la escuela primaria hasta la universidad, los españoles son el único pueblo del mundo que ha creído la historia que, sobre su nación, escribieron sus enemigos históricos. La leyenda negra de la conquista española de América es la primera fake news de la historia de la política internacional, la obra más genial del marketing político británico. 

A los españoles se les ha enseñado a odiar su pasado y la actual izquierda española, no la de Alfonso Guerra por cierto, es la principal responsable de esa situación. El nudo gordiano de esa falsa historia de España que lleva a que los españoles odien su pasado es la leyenda negra, y mi libro, “Madre Patria. Desmontando la leyenda negra desde Bartolomé de las Casas hasta el separatismo catalán”, se propone justamente cortar ese nudo. Sin embargo, no estamos tan solo delante de un problema historiográfico, estamos también delante de un problema político porque la falsa historia lleva, inevitablemente, a una falsa -y por lo tanto mala- política. Los pueblos que no saben de dónde vienen no saben a donde tienen que ir o, mejor dicho, van conducidos, por aquellos que han falsificado su historia, hacia el borde del abismo, es decir hacia su suicidio histórico.  

Por un lado, los separatistas catalanes amparándose en la leyenda negra -predicada por los políticos y profesores progresistas-  dicen: “así como España conquistó y saqueó América, conquistó y saqueó Cataluña”. Entonces, a partir de esa falsa premisa, adoctrinan a los niños en las escuelas en el odio a España y a su lengua común. Este hecho axial hace que España cabalgue, casi inexorablemente, a su fragmentación territorial. Por otro lado, ante el envejecimiento vertiginoso de la población de la península, los españoles,  sin conciencia histórica, no entienden que sólo una inmigración masiva de hispanoamericanos podrá salvaguardar a España, que ya tiene una pirámide funeraria, de un trágico final  ya anunciado, y hacer entonces que España siga siendo España. Muy por el contrario, los españoles sin memoria histórica abren, ingenuamente, las puertas de España a los descendientes del antiguo invasor que, como sostiene Alfonso López Quintas, se pasean por las calles de Sevilla, Granada y Córdoba diciendo, en voz baja: “…estas ciudades fueron nuestras y volverán a ser nuestras”. 

 

(LaNueva Razón/11/1/2022.)

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