martes, 17 de enero de 2006

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Leo (El Mundo/17-1-2006)

'Los alumnos tendrán que delatar a profesores que hablen en castellano. Dos delegados de cada clase firmarán un documento especificando el idioma que utiliza cada docente. Los 'coordinadores lingüísticos' creados por el tripartito velarán por la ejecución de este control en cada colegio'.

Título de la noticia: FASCISMO LINGÜISTICO.

Los jalones de la larga marcha del nacionasocialismo catalanista hacia la 'victoria final' son, sin ánimo de exhaustividad, la Ley de normalización lingüística (1983) y la Ley de Política lingüística (1998). Lo que tenemos ahora es el resultado de un proyecto totalitario iniciado por Jordi Pujol. Aunque es más listo que esta cuadrilla tripartita, El Honorable fué el Gran Timonel que utilizó poder y dinero (público) para sembrar lo que ahora se recoge, aunque se siga sembrando. Por cierto, los economistas (aunque no sólo ellos) saben de los llamados 'side effects', o efectos perversos de nuestras acciones. Resultados no deseados pero que, sin embargo, acompañan a nuestras acciones o decisiones.

Un efecto indeseado, por ejemplo, es la creciente antipatía hacia 'lo catalán'. El boicot a los productos catalanes es un 'efecto perverso' derivado de la sistemática actividad de 'tocar los cataplines' a los demás. Por ejemplo, decir a ETA que no mate en Cataluña, que vaya a los vecinos; proclamar el deseo de que las Olimpiadas no vayan a Madrit (¡cuánto oprimes, maldita!), mucho más sangrante porque 'toda España' apoyó las Olimpiadas de Barcelona; el sistemático desprecio hacia los castellano-hablantes; llamar 'hijos de puta' a los militares y muchas cosas más.

Lo más grave, aunque esto lo es (y mucho), es la actitud de la izquierdona, los progres. Ya he dicho, en otros casos, que tenemos que distinguir entre la izquierda (gente decente y respetable como Nicolás Redondo, Rosa Díez, y un largo etcétera) y la izquierdona. Esta rama enferma de la izquierda se carateriza, entre otras miserias, por su nacionalismo, explícito o implícito. El explícito es el de socialnacionalistas como Don Pascual (Maragall); el implícito es el de tantos pseudosocialistas (El Presidente Rodriguez, Rubalkaba, Pepiño Blanco y un largo etcétera) que prefieren ir de la mano y del brazo de independentistas que desprecian (pública y explícitamente a España y lo que representa) antes que con el principal partido de oposición, que representa unos diez millones de votos.

Este es el grave y verdadero problema. Vinculado a lo que acabo de decir, está el papel (el papelón) de los 'progres'. Hay, básicamente, de dos tipos. Los progres-buenas personas (que creen, en serio, e ingenuamente, en lo que dicen) y los progres-tipejos, que han podido vislumbrar que las cosas no funcionan y no son como ellos dicen, pero es tarde para cambiar, o no me conviene. En todo caso, los 'progres' que, para más inri, creen estar situados en el lado bueno de la historia y ser moralmente superiores, son aliados 'objetivos' (aunque no me gusta nada esta palabreja y algunos sabrán la razón) de esta basura reaccionaria. ¿Por qué es 'basura reaccionaria'?

Porque priman los supuestos derechos colectivos, históricos o territoriales sobre los derechos individuales. Cuando no hay conflicto no pasa nada, pero, de vez en cuando, los hay. En estos casos, un progresista de verdad (no un 'progre') apuesta por los derechos individuales. Un miembro de la tribu (nacionalsocialista o socialnacionalista) apuesta por lo contrario. Estos miembros de la tribu creen que los deseos e intereses individuales son egoistas y deben someterse a los supuestos deseos e intereses del animal metafísico, la nación, la tribu, lo colectivo. El caso más patológico es el de aquellos que no se ven afectados por los hechos. En tales casos, dialogar con ellos es una pérdida de tiempo. De ahí la importancia de una buena educación inicial para los niños. Una vez que han recibido el 'virus', la tarea de desactivarlo es larga, dura y difícil.

¡Qué bueno es estar instalado en el 'buenismo', en la 'paz perpetua', en 'todo el mundo es bueno' y proclamar utopías irrealizables! ¡Pide lo imposible! ¡Cuanto más gordo mejor! ¡Serás más bueno! Esto es admisible, y debe comprenderse, cuando se trata de adolescentes pero no para las personas que han alcanzado una cierta edad. ¡Patética imagen de los vejestorios progres, que no se sienten afectados por los hechos! Repiten, una y otra vez, fórmulas vacías y se regodean en el odio a lo existente, especialmente si tiene que ver con las democracias occidentales. ¡Todo es falsedad y explotación!

Tienen sueños enfermizos de un imposible mundo feliz. Frente a estas peligrosas estupideces ¡hay tanto concreto por hacer! Pero ellos (por eso se creen mejores) quieren ir a las VERDADERAS CAUSAS DEL MAL. No como nosotros, miserables blancos occidentales que nos conformamos con parches superficiales.

Lo malo es que la medicina no ha avanzado tanto como para curar estas enfermedades del 'buenismo' y el 'mundo feliz'. ¡Que Dios nos ampare!

Sebastián Urbina.

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