Una mallorquina de 74 años abandona su barrio de toda la vida: “Los africanos se han apoderado de todo y vivir aquí es imposible”
UH.- Isabel Cobos tiene 74 años, es vecina de la barriada mallorquina de Son Gotleu y, desde hace unos años, su vida se ha convertido en una auténtica pesadilla.«Cuando llegué al barrio, Son Gotleu estaba lleno de gente honrada, humilde y muy trabajadora. Hace unos años todo cambió. Los africanos se han apoderado de todo y vivir aquí es imposible. En mi bloque somos 18 vecinos, de los que tan sólo quedamos cuatro españoles. No se trata de ser racistas, pero son diferentes. No pagan la comunidad, no limpian, hay gente que vive sin agua y sin luz desde hace años. Tiran sábanas al wáter y lo atascan. Lo peor es que revientan las tuberías y la mierda sale a chorretones por las escaleras. Es una pesadilla», añade Cobos, visiblemente afectada.
Isabel, es una persona con recursos limitados. Dispone de una paga no contributiva de 300 euros y recibe la comida a través del sistema de ayuda a domicilio de la Cruz Roja.
«A mi edad se hace muy difícil tener que abandonar mi casa que tanto esfuerzo me ha costado conseguir, pero el médico me ha dicho que si sigo así me voy a morir en dos días. Estoy depresiva y no aguanto más», añade.
Hace dos años, Isabel, al igual que el resto de vecinos, tuvieron que malvivir durante más de un año sin agua. Emaya les cortó el suministro por impago. Tras una encarnizada lucha vecinal, consiguieron que la empresa municipal les pusiera contadores individuales y los enganchara nuevamente a la red. No obstante, aun están pagando una deuda de más de 12.000 euros correspondiente a los impagos de los vecinos morosos.
«El piso lo tengo en venta desde hace años y nadie muestra el más mínimo interés. Encima, desde que se montó el follón de los nigerianos, hay gente que no quiere oír hablar de esta zona de Palma. Yo quiero alquilar o vender y marcharme de aquí. Con mis 300 euros que cobro ¿dónde voy a ir?».
Isabel apela a la solidaridad de las instituciones y pide que estudien su caso. «Hace un tiempo, unos okupas entraron en el piso de aquí delante y, a los dos días, se fueron porque no aguantaban vivir aquí. Imagínate, ni los okupas aguantan. Estaban en el baño y, de repente, se les cayó el techo encima.», concluye.
Los problemas de convivencia se multiplican. Cuando hemos accedido a la vivienda de Isabel para realizar el reportaje nos encontramos la puerta de la entrada sin cerradura ni cristales, bolsas de basura esparcidas por la entrada, trozos de baldosas por los suelos y verjas metálicas, en lugar de puertas, en algunas viviendas. En el bloque hay muchas familias que viven sin agua y sin suministro eléctrico.(AlertaDigital).
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¿Para qué sirven estos políticos?
Han arruinado España y nos van a hacer la convivencia muy difícil. Si algo estalla (y espero que no), los responsables serán los políticos que llevan años haciendo demagogia.
Por lo menos hay que tomar conciencia de que una sociedad no puede absorber todo lo que le venga. Y una de las consecuencias de este descontrol es la degradación general. También de la convivencia.
El ejemplo de esta mujer que tiene que marcharse de su casa es sólo un ejemplo.
¿Se dan cuenta los políticos de que han decepcionado a mucha gente y que la decepción también afecta al propio sistema democrático?
Esto es muy peligroso. Nunca perdonaré la grave irresponsabilidad de la clase política.
Por lo menos tengamos claro que estos políticos que nos han llevado al desastre no van a solucionar nuestros problemas. Al contrario, seguirán abusando de nosotros. Terrible.
Sebastián Urbina.
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¿POR QUÉ TENEMOS POLÍTICOS BASURA?
Ha dicho Roberto Centeno que Zapatero debía estar en la cárcel y que Rajoy es “un mierda”. Sin palabras tan crudas, lo llevo señalando desde hace bastantes años. No solo Zapatero tendría que estar ante los jueces, sino también Freddy Faisán, la doctora Burrianes y toda la pandilla de ministros que han desgobernado en esos años. Yo lo decía sobre todo en relación con su colaboración con banda armada, inequívoca, flagrante, desvergonzada, y por otros desmanes solo en parte económicos: o la democracia acaba con esa gente o esa gente acaba con la democracia. ¿Por qué siguen tan campantes esos individuos, incluso dando lecciones de ética? Porque nuestra democracia, que nunca brilló muy alto, está en plena involución desde hace ocho años.
En cuanto al PP, con Aznar era un partido mediocre pero que iba resolviendo algunos problemas importantes, en especial el de la ETA. Con Rajoy ha degenerado a extremos increíbles. Rajoy es un hombre sin ideas políticas, por lo que básicamente sigue las de Zapatero. Es patético verle faltar a su palabra desde su debatillo electoral con Freddy Faisán, desmentirse casi cada día de lo que afirmó el anterior . O hablarnos de “lo que interesa a los españoles” que por lo visto consiste en machacar a las clases medias y bajas para mantener los privilegios de una casta política corrupta e inepta que debiera estar en el banquillo. Rajoy no tiene política en ningún terreno, ni siquiera en el económico, donde se limita a obedecer órdenes de Alemania y pese a su profundo pensamiento de que “la economía lo es todo”. En lo demás practica un zapaterismo atenuado (y menos mal). La mayoría de los ciudadanos ve a los políticos (háganse las excepciones de rigor) como un grave problema para el país; pero ellos, demócratas que son, no se dan por enterados.
El problema viene de lejos, de cuando la Transición recayó en un personaje tan frívolo, ignorante y maniobrero en corto como Suárez; y los errores cometidos entonces no se han corregido sino que han aumentado al límite después del 11-m. Bien, ¿por qué es así? Muchos dicen que porque el pueblo no difiere enel fondo de los políticos, siendo estos un reflejo de él. Y sin duda la sociedad está muy envilecida, muestra de ello han sido esos años en que tantísima gente vivía eufóricamente de prestado, figurándose haber llegado al reino de Jauja. Gente que aceptó con naturalidad la triple corrupción intelectual, económica y sexual o, si se prefiere en términos más populares, la cultura de la trola, el choriceo y el puterío. Lo aceptó como algo normal, propio de la “modernidad”, un palabro que sirve para cualquier cosa, o si no, de la posmodernidad. Habiendo pasta, euros, y parecía haberlos, daba igual todo lo demás. La cultura popular del jijí -jojó.
Pero aunque hay una relación entre unos políticos viles y una sociedad envilecida, el elemento activo, envilecedor, han sido los primeros. Y la clave de sus desmanes está en su profunda incultura y en particular en su ignorancia o conjunto de ideas falsas sobre la historia y características del país que gobiernan o desgobiernan. Desde la Transición, como he expuesto en unlibro al respecto, esa ha sido una característica definitoria de la izquierda y los separatistas, que compartían, como observó agudamente Julián Marías, “una idea negativa de la historia de España”. Tan negativa, cabría añadir, como exageradísimamente positiva de sus propias capacidades y virtudes, recuérdese lo de “cien años de honradez y firmeza”, el lema más inteligente y deliberadamente falsario que se haya inventado hasta ahora. Con una idea tal de la historia de su país, el respeto por el mismo desaparecía y cualquier botaratada podía valer para una nación cuyo pasado solo podía merecer desprecio. Había que dejarlo “que no lo reconociera ni la madre que lo parió”, como determinó un célebre pensador.
En una democracia siempre hay tendencias así, es inevitable. Pero vienen contrarrestadas o frenadas por concepciones contrarias, manifestadas en una oposición activa y eficaz. Pues bien, esto último no ha ocurrido. La derecha prescindió desde un principio de cualquier idea, de cualquier defensa de España, es decir, de su historia y carácter, huyendo hacia un europeísmo huero y dejando el campo libre a los contrarios, hasta llegar, a fuerza de vaciarse de ideas, a participar de las de la izquierda y el separatismo, siempre juntos. Lo importante era “la economía”,que lo es todo, y la nena angloparlante (ahora todo va de nenas, los chicos no cuentan, al menos en la propaganda). Ese es su bagaje político y cultural. Junto con la convicción de que, por encima de todo, debe mantenerse el juego, cada vez más podrido y mafioso, entre el PP, el PSOE y los separatistas. Juego al que llaman desvergonzadamente “democracia”.
Una democracia no puede funcionar si no existe una sólida base de identificación general, como el patriotismo. Si pretende basarse en el antipatriotismo, se condena sola.
Y así los políticos (excepciones aparte, que confirman la regla), junto con los medios adictos, muy mayoritarios, han logrado envilecer a la población, especialmente a la joven, traspasándole todo el fardo de ignorancia, tergiversación histórica y miseria moral. Decía Santayana que pueblo que olvida su historia se condena a repetirla (es decir, a repetir lo peor de ella). Los políticos han hecho olvidar a los españoles, a la masa de ellos, su historia o, peor aún, le han mentido deliberadamente sobre ella. Y esa basura engendra más basura y va pudriendo al país.
(Blog Pio Moa/La Gaceta)
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¿POR QUÉ TENEMOS POLÍTICOS BASURA?
Ha dicho Roberto Centeno que Zapatero debía estar en la cárcel y que Rajoy es “un mierda”. Sin palabras tan crudas, lo llevo señalando desde hace bastantes años. No solo Zapatero tendría que estar ante los jueces, sino también Freddy Faisán, la doctora Burrianes y toda la pandilla de ministros que han desgobernado en esos años. Yo lo decía sobre todo en relación con su colaboración con banda armada, inequívoca, flagrante, desvergonzada, y por otros desmanes solo en parte económicos: o la democracia acaba con esa gente o esa gente acaba con la democracia. ¿Por qué siguen tan campantes esos individuos, incluso dando lecciones de ética? Porque nuestra democracia, que nunca brilló muy alto, está en plena involución desde hace ocho años.
En cuanto al PP, con Aznar era un partido mediocre pero que iba resolviendo algunos problemas importantes, en especial el de la ETA. Con Rajoy ha degenerado a extremos increíbles. Rajoy es un hombre sin ideas políticas, por lo que básicamente sigue las de Zapatero. Es patético verle faltar a su palabra desde su debatillo electoral con Freddy Faisán, desmentirse casi cada día de lo que afirmó el anterior . O hablarnos de “lo que interesa a los españoles” que por lo visto consiste en machacar a las clases medias y bajas para mantener los privilegios de una casta política corrupta e inepta que debiera estar en el banquillo. Rajoy no tiene política en ningún terreno, ni siquiera en el económico, donde se limita a obedecer órdenes de Alemania y pese a su profundo pensamiento de que “la economía lo es todo”. En lo demás practica un zapaterismo atenuado (y menos mal). La mayoría de los ciudadanos ve a los políticos (háganse las excepciones de rigor) como un grave problema para el país; pero ellos, demócratas que son, no se dan por enterados.
El problema viene de lejos, de cuando la Transición recayó en un personaje tan frívolo, ignorante y maniobrero en corto como Suárez; y los errores cometidos entonces no se han corregido sino que han aumentado al límite después del 11-m. Bien, ¿por qué es así? Muchos dicen que porque el pueblo no difiere enel fondo de los políticos, siendo estos un reflejo de él. Y sin duda la sociedad está muy envilecida, muestra de ello han sido esos años en que tantísima gente vivía eufóricamente de prestado, figurándose haber llegado al reino de Jauja. Gente que aceptó con naturalidad la triple corrupción intelectual, económica y sexual o, si se prefiere en términos más populares, la cultura de la trola, el choriceo y el puterío. Lo aceptó como algo normal, propio de la “modernidad”, un palabro que sirve para cualquier cosa, o si no, de la posmodernidad. Habiendo pasta, euros, y parecía haberlos, daba igual todo lo demás. La cultura popular del jijí -jojó.
Pero aunque hay una relación entre unos políticos viles y una sociedad envilecida, el elemento activo, envilecedor, han sido los primeros. Y la clave de sus desmanes está en su profunda incultura y en particular en su ignorancia o conjunto de ideas falsas sobre la historia y características del país que gobiernan o desgobiernan. Desde la Transición, como he expuesto en unlibro al respecto, esa ha sido una característica definitoria de la izquierda y los separatistas, que compartían, como observó agudamente Julián Marías, “una idea negativa de la historia de España”. Tan negativa, cabría añadir, como exageradísimamente positiva de sus propias capacidades y virtudes, recuérdese lo de “cien años de honradez y firmeza”, el lema más inteligente y deliberadamente falsario que se haya inventado hasta ahora. Con una idea tal de la historia de su país, el respeto por el mismo desaparecía y cualquier botaratada podía valer para una nación cuyo pasado solo podía merecer desprecio. Había que dejarlo “que no lo reconociera ni la madre que lo parió”, como determinó un célebre pensador.
En una democracia siempre hay tendencias así, es inevitable. Pero vienen contrarrestadas o frenadas por concepciones contrarias, manifestadas en una oposición activa y eficaz. Pues bien, esto último no ha ocurrido. La derecha prescindió desde un principio de cualquier idea, de cualquier defensa de España, es decir, de su historia y carácter, huyendo hacia un europeísmo huero y dejando el campo libre a los contrarios, hasta llegar, a fuerza de vaciarse de ideas, a participar de las de la izquierda y el separatismo, siempre juntos. Lo importante era “la economía”,que lo es todo, y la nena angloparlante (ahora todo va de nenas, los chicos no cuentan, al menos en la propaganda). Ese es su bagaje político y cultural. Junto con la convicción de que, por encima de todo, debe mantenerse el juego, cada vez más podrido y mafioso, entre el PP, el PSOE y los separatistas. Juego al que llaman desvergonzadamente “democracia”.
Una democracia no puede funcionar si no existe una sólida base de identificación general, como el patriotismo. Si pretende basarse en el antipatriotismo, se condena sola.
Y así los políticos (excepciones aparte, que confirman la regla), junto con los medios adictos, muy mayoritarios, han logrado envilecer a la población, especialmente a la joven, traspasándole todo el fardo de ignorancia, tergiversación histórica y miseria moral. Decía Santayana que pueblo que olvida su historia se condena a repetirla (es decir, a repetir lo peor de ella). Los políticos han hecho olvidar a los españoles, a la masa de ellos, su historia o, peor aún, le han mentido deliberadamente sobre ella. Y esa basura engendra más basura y va pudriendo al país.
(Blog Pio Moa/La Gaceta)
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